Choibá es el nombre de un árbol nativo del pacífico colombiano que florece entre junio y septiembre, coincidiendo con la época de apareamiento de ballenas en la zona. Su hábitat, la selva del Chocó, es el punto de partida de la aventura que vive un grupo de cineastas hasta sumergirse en el hábitat de las ballenas, a las que atribuyen un carácter cósmico por la potencia de sus cantos y la magnitud de su recorrido.
'Choibá: la danza de la ballena Yubarta' es una película híbrida entre ficción y documental que narra el viaje de un grupo de cineastas en el trayecto que recorren las ballenas yubartas o jorobadas durante su migración desde el pacífico colombiano hasta los mares de la Antártida.
La cinta, dirigida por Simón González, propone un homenaje al canto de estos mamíferos acuáticos y una experiencia sensorial, sonora y visual que ofrece al espectador una reflexión sobre el respeto a estos seres vivos y la importancia de conservar los mares que habitan.
En ella, se intercalan escenas de la travesía con elementos oníricos y ficticios que crean un discurso espiritual en torno a las ballenas y los sentimientos que suscita el encuentro con ellas.
“El llamado es a darnos cuenta del aporte de los animales, de como nos enseñan y nos llevan a unos estados de consciencia y nos muestran la pureza y sutileza con la que viven. Cómo su vida está al servicio de la vida misma porque cada respiración y acción suya a los ecosistemas y a todos los seres vivos”, comentó su director en conversación con EL TIEMPO.
Trailer de 'Choibá: la danza de la ballena Yubarta' Foto:
Locaciones, géneros e imágenes confluyen en este filme que es una danza de peces tropicales y animales antárticos; de imagen real y animación, de experiencias de los protagonistas y narraciones poéticas, y de selva, hielo y mar.
La apneista Sofía Gómez, la actriz y bailarina Tita Cortés Valestt y Nuki Porchez, habitante de la selva de Nuquí hace 32 años, encarnan a un mismo personaje fundido con la selva y el agua por medio de la danza, mientras una voz en off de la actriz de doblaje Adriana Serna hila el relato que acompaña los movimientos de aquella protagonista múltiple.
El llamado es a darnos cuenta del aporte de los animales, de como nos enseñan y nos llevan a unos estados de consciencia y nos muestran la pureza y sutileza con la que viven. Cómo su vida está al servicio de la vida misma porque cada respiración y acción suya a los ecosistemas y a todos los seres vivos.
La apneista Sofía Gómez, en la cinta 'Choibá' Foto:Cortesía de Simón González
En sus escenas también reflexionan en torno a la respiración a raíz del proceso propio de la película. Simón González cuenta que no usaron tanques de buceo para moverse con más ligereza y poder salir y entrar al agua a conveniencia, por lo que los participantes de la película que se sumergían hacían apnea para las tomas submarinas.
“Lo importante es saber respirar conscientemente porque ese es el acto de amor más grande, al hacerlo dominas las emociones. Esas son las enseñanzas que le dan a uno los animales y por eso hay que ir y contárselas a la gente”, explica Andrés Quintero, productor del largometraje.
El equipo pudo acercarse a los cetáceos en lanchas pequeñas a menos de los 200 metros de distancia permitidos, gracias a la compañía de la fundación Yubarta, una ONG enfocada en la conservación de la ballena jorobada.
No obstante, debían tener especial cuidado al entrar en contacto, ya que los percebes adheridos a ellas, especialmente en las aletas, representaban un riesgo porque podían cortar la piel si la yubarta hacía un movimiento brusco.
Ellas son muy delicadas, son muy bellas, no son agresivas, pero si te llegan a pasar la aleta te quitan la cabeza. Son animales con mucha fuerza, 40 toneladas que bajan la cola muy fuerte.
Andrés Quintero, productor
Parte de una trilogía por el planeta
“Ellas son muy delicadas, son muy bellas, no son agresivas, pero si te llegan a pasar la aleta te quitan la cabeza. Son animales con mucha fuerza, 40 toneladas que bajan la cola muy fuerte. En una escena de la película se puede ver que una ballena le acercó la cola a Simón, pero él sintió que al verlo ella la bajó y evitó pegarle, solo le rozó la cámara”, añade Quintero.
Esta película hace parte de una saga que abarca la tierra con 'Jaguar: voz de un territorio', el largometraje anterior del mismo director; el agua, con 'Choibá...'; el aire, con una próxima película sobre el cóndor y el águila, y el fuego, con una recolección de las experiencias vividas a lo largo de estas travesías.
Contrario a 'Jaguar...', cuya realización tomó 10 años y se centró en este felino de América y su relación con las comunidades de los territorios que habita, Choibá pone el foco sobre los realizadores y sus ideas en torno al mar y los seres que están siguiendo.
“Lo que hace a esta película documental es la experiencia de estos cineastas que están documentándose y su aprendizaje sobre las ballenas, cómo se acercan a grabarlas y lo que ellas les enseñan”.
El director Simón González comenta que después de 'Jaguar...', y ante el interés que notó en la audiencia por la realización, decidió darle un giro más protagónico al proceso en Choibá.
Escena de 'Choibá: la danza de la ballena Yubarta' Foto:Cortesía de Simón González
A pesar de presentar un viaje que sigue la migración de las yubartas, la película no se detiene en los detalles de este recorrido ni en los países a los que se acercan en él. Simón afirma que las únicas locaciones mencionadas son genéricas, como el mar, para no centrarse en puntos específicos y proteger los santuarios y lugares donde nacen las ballenas.
Entre los siglos XIX y XX, la caza de ballenas disminuyó la población mundial de esta especie hasta casi llevarla a la extinción. Aunque se ha recuperado de ser unos pocos miles a contar con más de 80.000 individuos, aún hay actividades humanas que amenazan a esta especie con poblaciones en todos los océanos.
Según la Comisión Ballenera Internacional, factores como el enredo en artes de pesca, las colisiones con embarcaciones, la degradación del hábitat, la exploración de petróleo y gas y el cambio climático ponen en riesgo a este mamíferos de comportamientos llamativos y cantos complejos.
LAURA MANUELA CANO
Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO