A finales de enero de 2025, Fundesarrollo publicó la séptima edición del informe socioeconómico de la región Caribe colombiana, a corte de diciembre de 2024.
En este dio a conocer cómo cerró la dinámica de los indicadores sociales y económicos que se consideran clave al momento de medir el impacto en el desarrollo de esta parte del país.
Por ejemplo, se destaca la actividad económica de la región, que, según el Indicador Mensual de la Actividad Económica (IMAE), tuvo un crecimiento anual del 2,2 por ciento en el tercer trimestre de 2024.
Pero, a la vez, arroja números preocupantes, como es el caso de la industria.
En la mayoría de los departamentos manufactureros del país, la producción industrial experimentó una disminución entre enero y octubre de 2024, a excepción de Córdoba y Risaralda.
“En la región Caribe, el Producto Interno Bruto (PIB) de la industria está concentrado en un 78 por ciento en Atlántico y Bolívar.
Entre enero y octubre de 2024, estos dos territorios registraron caídas del -8,1 por ciento y -4,3 por ciento, respectivamente, en la producción real. Por otro lado, Córdoba, que aporta el 11 por ciento del PIB industrial regional, aumentó un 0,7 por ciento”, indica Fundesarrollo.
Disminución en las exportaciones
De hecho, en ese mismo periodo, advierte que la región Caribe experimentó una disminución del 12,8 por ciento en sus exportaciones, pasando de 11.298 millones de dólares FOB a 9.847 millones.
Ante este panorama, EL TIEMPO consultó con expertos en materia económica de la región, que analizaron la situación, los posibles factores y las oportunidades a futuro.
Una de las personas que reaccionó fue Oriana Álvarez Vos, directora Ejecutiva de Fundesarrollo, quien sostiene que la caída del 8,1 por ciento en la producción real del Atlántico se debe principalmente a la significativa disminución en varios sectores clave de la industria.
Los casos particulares
“En particular, la producción en el sector de Madera y Muebles registró una reducción del 20,7 %, seguida por el 10,9 % en Productos Metálicos y el 9,8 % en Alimentos y Bebidas. Estas caídas reflejan una disminución generalizada en la producción de bienes industriales en la región, lo que contribuye a la baja en el indicador global de producción”, asegura.
Para Álvarez Vos, el mal desempeño podría haber sido influenciado por factores como la crisis de infraestructura y logística.
Señala que la región Caribe enfrenta retos significativos en infraestructura, como problemas en puertos y vías de comunicación.
“Inestabilidad política y económica: durante 2024, la región pudo haber experimentado efectos derivados de la incertidumbre económica y política a nivel nacional. Factores como la inflación, el aumento de las tasas de interés y la falta de confianza en la política fiscal y económica pueden haber afectado tanto a las inversiones como al consumo interno, lo que a su vez reduce la demanda de productos industriales”, apunta.
Impactos a futuro
Agrega que esta caída puede tener varios impactos a futuro. Uno de ellos es la reducción en la producción industrial, que puede llevar a una desaceleración en el empleo en este sector, lo que afectaría tanto a la tasa de ocupación como a los ingresos de las familias que dependen de la industria, según explica.
“Adicionalmente, una caída prolongada de la producción industrial podría generar un estancamiento o incluso un retroceso en la diversificación económica de la región, lo que dejaría a la economía caribeña más vulnerable a choques externos, como la fluctuación de los precios internacionales de productos clave o los efectos de la crisis global. Las regiones con un fuerte peso industrial, como Atlántico y Bolívar, verían un freno a su crecimiento y desarrollo económico”, considera Oriana Álvarez.
Otros factores para la caída en la producción
A su turno, el economista Joseph Daccaret indica que otro de los factores de la caída en la producción se debe a Problemas estructurales.
“La alta informalidad laboral (59,3 %) y baja educación superior (18,1%) limitan la productividad y la capacidad de generar valor agregado”, manifiesta.
A eso le agrega la inseguridad y falta de competitividad. En ese sentido, considera que los desafíos en seguridad (incremento en homicidios y extorsiones) y la baja calificación del Índice de Internacionalización (promedio 2,66) reflejan una falta de condiciones atractivas para la inversión y comercio exterior.
“Factores internacionales: la disminución del comercio global, precios más bajos de las materias primas, o fluctuaciones cambiarias pueden haber afectado las exportaciones. La caída del 37,7 % en La Guajira podría estar relacionada con menores ventas de carbón y minerales”, manifiesta Daccaret.
Oportunidades de recuperación del sector
Frente a esto, el experto en el sector económico plantea una serie de “oportunidades de recuperación”, como dinamismo agropecuario, en el que se consolide el crecimiento en este sector, clave para la región. Y medidas gubernamentales, en las que incluye políticas públicas que incentiven la formalización laboral, mejoren la seguridad, y fortalezcan la educación técnica y superior serán esenciales.
“Proyección económica: si se mantiene el impulso en sectores como turismo y comercio, y se recupera parcialmente la industria, el crecimiento podría superar el 2,5 % anual. Con innovación y diversificación, se impulsan industrias creativas, energías renovables y tecnologías, abriendo así nuevas oportunidades de desarrollo sostenible”, estima Daccaret.
Según los analistas, este panorama que dejó el año 2024 es preocupante, sobre todo por el impacto que podría tener en un futuro inmediato. Por ello, es necesario empezar a trabajar en la recuperación del sector con inversión.
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Deivis López Ortega
Corresponsal en Barranquilla
EL TIEMPO