Las manifestaciones contra Hamás en Gaza marcan un precedente

hace 2 semanas 23

Normalmente, una pequeña manifestación antibélica no sería noticia de portada, a menos de que ocurra en algún lugar como Moscú, donde pocos se atreven a ejercer oposición abierta contra la agresión del Kremlin a Ucrania. En una Gaza devastada por la guerra, los riesgos de una protesta serían aún mayores. Incluso antes del actual conflicto, la respuesta de Hamás a cualquier crítica a su mal gobierno era la represión brutal y la tortura.

A pesar de eso, el 25 de marzo, cientos de personas salieron a las calles en Beit Lahia (norte de Gaza) para protestar no solo contra la guerra, sino contra Hamás. Y coreando ‘basta de guerra’, ‘fuera Hamás’, ‘Hamás terroristas’, los manifestantes enviaron el mensaje correcto: la guerra no terminará mientras Hamás siga en el poder.

Los ciudadanos que salieron a las calles en Beit Lahia no estuvieron solos. Conforme noticias y videos de este acontecimiento extraordinario se difundieron en las redes sociales, manifestaciones espontáneas similares estallaron en otros lugares de Gaza. Primero en Jabalia y Jan Yunis, y después en Shujaiya, una de las mayores comunidades del enclave.

Aunque en su mayoría los manifestantes no quisieron dar sus nombres a los periodistas, estaban con el rostro descubierto. El 26 de marzo (al día siguiente del hecho), más de 3.000 personas volvieron a tomarse las calles de Beit Lahia. Lo más visible fueron las consignas contra Hamás, pero los participantes dejaron claro que su objetivo principal es que termine la guerra. “No podemos impedir que Israel nos mate, pero podemos presionar a Hamás para que haga concesiones”, declaró Mohammed Abu Saker, padre de tres hijos y de la cercana localidad de Beit Hanun. Incluso medios controlados por Hamás cubrieron el evento, aunque censurando las declaraciones contra el gobierno islamista.

No podemos impedir que Israel nos mate, pero podemos presionar a Hamás para que haga concesiones

Mohammed Abu SakerManifestante y padre de tres hijos.

Punto de inflexión

Pese a su escala más bien pequeña, las manifestaciones son un claro indicio del cambio de opinión. Un año después de la retirada israelí de Gaza en 2005, Hamás obtuvo el poder en las únicas elecciones libres que han tenido los palestinos. El partido nacionalista laico Al Fatah, mayoritario en Cisjordania, había sido implicado en actos de corrupción, y una mayoría de gazatíes votó por Hamás, que no prometía terrorismo, sino un gobierno honesto. Incluso se presentó bajo el nombre Cambio y Reforma.

Pero, tras la victoria electoral, Hamás expulsó por la fuerza a Al Fatah de Gaza (en el proceso murieron 345 personas) y empezó a lanzar cohetes contra Israel. Esto provocó una serie de guerras que culminaron en la actual, que ha sido la más violenta hasta la fecha. Hace veinte años que no se celebra una elección en Gaza o Cisjordania, y el gobierno de Hamás resultó tan corrupto como el de Al Fatah (en Cisjordania hubo elecciones municipales, pero Hamás las boicoteó todas).

A la par, los gobiernos que ha tenido Israel desde 2005 (liderados en su mayoría por el actual primer ministro Benjamín Netanyahu) han hallado una ventaja en el totalitarismo de Hamás en Gaza. El argumento de Tel Aviv es que con terroristas en el poder en Gaza e incompetentes corruptos en Ramala (sede de la Autoridad Palestina), Israel no ha tenido un interlocutor legítimo con el que negociar.

Luego ocurrió el suceso del 7 de octubre de 2023. Y la escala y la crueldad de la matanza (que, hay que decirlo, tuvo amplio apoyo en Gaza) de ese día parecieron darle la razón a Netanyahu. Incluso, en medio de la conmoción inmediata, un moderado como el presidente israelí Isaac Herzog dijo que toda la nación gazatí era responsable de lo ocurrido.

Perdiendo apoyos

En una encuesta realizada en noviembre de 2023 por el respetado Centro Palestino para la Investigación de Políticas y Encuestas, el 72 por ciento de los palestinos declaró que el ataque del 7 de octubre lanzado por Hamás había sido ‘correcto’, y más del 90 por ciento se negó a creer que ese día hubieran muerto civiles. Hay que señalar que el apoyo fue mucho mayor en Cisjordania (82 por ciento) que en Gaza (57 por ciento), que ya soportaba el contraataque israelí. Asimismo, el apoyo general a Hamás siempre ha sido mayor en Cisjordania (donde es oposición) que en Gaza, cuya población ha sufrido bajo su dominio.

Pero, desde entonces, se ha registrado una disminución constante en el apoyo al ataque y a Hamás, aunque manteniendo las diferencias entre Cisjordania y Gaza. En septiembre del año pasado, solo el 39 por ciento de los gazatíes apoyaba el ataque, y en enero de 2025 apenas un 20 por ciento dijo simpatizar con el gobierno de Hamás.

Más que un cambio de actitud hacia el terrorismo, este desencanto se debe, casi con certeza, al elevado costo de la guerra. Según datos no verificables provistos por el Ministerio de Salud gazatí (controlado por Hamás), las víctimas mortales en Gaza, sumando civiles y combatientes, superan las 50.000.

Las manifestaciones recientes indican que un sector de la población palestina en Gaza quiere que termine la guerra y que Hamás se vaya; es decir, comparte los objetivos declarados de Israel. Sin embargo, el gobierno de Netanyahu, sumido en una propia crisis política interna, no supo responder a esas protestas. Dejando a un lado un pronunciamiento del ministro de defensa, Israel Katz, hubo silencio de radio. Y ahora que Israel incumplió el alto el fuego y reavivó la guerra, las declaraciones de Netanyahu en favor de la paz suenan cada vez más huecas.

Es verdad que los manifestantes gazatíes no se pronunciaron de forma explícita contra la retención de 59 rehenes israelíes (de los que se cree que solo 24 siguen con vida). No obstante, es comprensible que esta cuestión no les parezca demasiado importante. Igual ocurre del otro lado. La suerte que corran los gazatíes no es una alta prioridad para los manifestantes israelíes que piden la liberación de los rehenes.

Aquí lo que cuenta es que haya coincidencias entre algunos gazatíes y algunos israelíes, aunque sus respectivos gobiernos no compartan sus objetivos. Es algo inédito. Los manifestantes de Beit Lahia y Tel Aviv no pueden poner fin a la guerra, pero representan el único camino posible hacia una paz duradera.

KONSTANTY GEBERT (*)

© Project Syndicate

Varsovia

(*) Periodista polaco y autor de 14 libros sobre asuntos polacos, judíos e internacionales.

Una protesta convocada por Telegram

El ejército israelí reanudó sus bombardeos sobre el territorio palestino de Gaza el 18 de marzo, tras una tregua de casi dos meses en la guerra que empezó por un ataque sin precedentes de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023.

Una semana después de que Tel Aviv reiniciara la contraofensiva, por Telegram se estaba convocando una manifestación en contra de la guerra y de Hamás en Gaza. Cientos de palestinos respondieron a ese llamado en Beit Lahia, norte de Gaza.

‘Fuera Hamás’ y ‘Hamás terrorista’ gritaron los manifestantes, en su mayoría hombres. “No sé quién organizó la manifestación. Participé para enviar un mensaje del pueblo: ‘Basta de guerra’”, dijo Mohamed, un manifestante que no quiso dar su apellido por temor a represalias. Según él, “miembros de las fuerzas de seguridad de Hamás vestidos de civil disolvieron la manifestación”.

Majdi, otro que salió a las calles y tampoco quiso dar su apellido, afirmó que “la gente está cansada” y preguntó: “Si la solución es que Hamás deje el poder en Gaza, ¿por qué no lo deja para proteger al pueblo?”.

Si la solución es que Hamás deje el poder en Gaza, ¿por qué no lo deja para proteger al pueblo?

MajdiManifestante palestino.

Otros mensajes de origen desconocido llamaron en Telegram a manifestarse al día siguiente, el 26 de marzo, en diversos lugares de Gaza.

El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, fue el único del gobierno de Netanyahu que habló sobre las protestas. “Aprendamos del pueblo de Beit Lahia y exijamos, como ellos, que Hamás abandone Gaza y la liberación inmediata de todos los israelíes secuestrados. Esta es la única manera de detener la guerra”, dijo Katz en un video publicado en sus redes.

Tel Aviv llama periódicamente a los gazatíes a movilizarse contra el grupo islamista que se tomó el poder en el territorio en 2007, cuando lograron expulsar a todos los militantes de Al Fatah (el partido gobernante de Mahmud Abás).

Es muy difícil evaluar el apoyo o la aversión contra Hamás, que consolidó en Gaza un gobierno con puño de hierro y sigue siendo una de las principales organizaciones políticas palestinas.

Según la última encuesta disponible del Palestinian Center for Policy and Survey Research (PCPSR), en septiembre pasado, el 35 % de los palestinos de Gaza dijeron que apoyaba a Hamás. Hoy ese porcentaje llega al 20 %.

AFP - Beit Lahia

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