La más reciente película de la directora tunecina Kaouther Ben Hania, que está detrás de los filmes El hombre que vendió su piel (2020) y La bella y los perros (2017), resulta inclasificable. Las cuatro hijas, como se titula, tiene un pie en la ficción y otro en el documental.
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Olfa es madre de cuatro hijas, pero las dos mayores, Ghofrane y Rahma, han desaparecido, “se las comió el lobo”, dice con tristeza. Sin embargo, la cineasta no se limita a reproducir este drama, que es el punto de partida de su filme, sino que se adentra en él. Con la ayuda de dos actrices busca ‘reemplazar’ en escena a las jóvenes que han abandonado su casa, después de ser adoctrinadas para unirse a la yihad (un concepto del islam que representa una obligación religiosa de los musulmanes y que ahora está asociado a la guerra santa y el terrorismo islámico).
La experiencia fílmica resulta extraña, desconcertante: una explosión de sentimientos aflora cuando dos desconocidas interpretan a las hijas ausentes: las dos hermanas menores sienten rabia y Olfa, dolor. Pero también hay nostalgia, empatía y tristeza. Las palabras y los hechos se encadenan resultando en un relato irregular, como la vida, en la que no se sabe, a veces, qué es real o qué es ficción.
Una de las actrices, Ichrak Matar, comentó en una entrevista a la que tuvo acceso EL TIEMPO cómo se preparó para esta particular interpretación. “Cuando se trata de ficción, intento siempre inspirarme en mis vivencias, en mis emociones, en mi memoria afectiva, intento utilizar el Mágico de Stanislavsky: si yo estuviera en el lugar del personaje, si yo estuviera en esta esta situación, qué hubiera hecho, cómo hubiera reaccionado. Intento meterme en el pellejo del personaje para integrarme mejor. Pero, cuando se trata de la realidad, durante los momentos difíciles o dramáticos, en las emociones dolorosas de la película, cuando soy yo mi propio personaje, no fue siempre fácil de manejar”.
Las cuatro hijas fue selección oficial en el Festival de Cannes del año pasado y representó a Túnez en los Óscar de 2024. La producción se estrena en los cines de Colombia este 17 de octubre.
¿Cómo se preparó para interpretar a un personaje real, vivo, pero ausente?
La preparación comenzó antes del casting. Analicé muchos videos de Ghofrane y de Rahma en la cárcel. Yo debía hablar a veces como Ghofrane y a veces como yo misma. Luego hablar como Rahma y como yo misma. Y hablando como yo misma debía encontrar puntos de similitudes o de diferencias entre Rahma, Ghofrane y yo.
Usualmente cuando se recibe un guion, uno prepara su personaje, se imagina cosas que no están escritas en el guion, teje muchos cuentos alrededor del rol, y si uno tiene preguntas sobre la motivación o sobre su mundo interior lo comenta con el director. Pero en esta ocasión no teníamos la posibilidad de inventar, porque teníamos que intentar quedar lo más fieles posible al personaje que existe realmente, que está vivo, pero que está ausente evidentemente. La presencia de Olfa y de Taisir durante el rodaje, nos ayudó mucho. En vez de preguntarle a la directora, le preguntábamos directamente a la mamá y a las hermanas. Nos ayudaron mucho, inclusive a veces nos dirigían ellas mismas, diciendo es así o asá, pues si, así fue. Y creo que la directora, Kaouther, también me escogió porque vio un fuerte parecido entre Ghofrane y yo. Un parecido físico y quizás también en el carácter, en la forma de ser, a pesar de las diferencias que tenemos.
La película toca varios temas, pero la fraternidad, siempre está presente, y la sororidad es aún más evidente. ¿Fue fácil crear ese vínculo?
Sí, yo creo que esta relación fue fácil de crear por varias razones: primero porque creo que Kaouther, la directora, logró crear un buen ambiente durante el rodaje, éramos un equipo muy reducido y la mayoría mujeres, eso simplificó muchas cosas. Además antes de empezar, nos reunimos todo el equipo y creamos como una especie de manual de conducta, cada uno hablaba de lo que le gustaba y de lo que no le gustaba para el rodaje, buscando que todo saliera de la mejor manera. Además, Olfa y sus hijas tienen un carácter muy especial, son tiernas, espontáneas, sinceras, y por momentos muy divertidas. Compartimos momentos intensos juntas, lloramos, pero nos reímos mucho también. Entonces las cosas fluyeron naturalmente.
¿Qué les diría los espectadores en Colombia sobre esta historia?
Esta película habla de otra realidad, quizás lejana de lo que ustedes viven en Colombia, pero es una película que les ofrecerá lecturas humanas, universales, que les ayude a analizar y comprender lo que inicialmente parecía lejano o diferente. Es una experiencia cinematográfica, que juega con las fronteras, una experiencia que debe vivirse, aunque la historia sea tunecina y el evento suceda en Túnez, es una película que comunica muchas emociones. Vayan a ver Las cuatro hijas, les aseguro que no se van a arrepentir.
REDACCIÓN CULTURA
Con una entrevista hecha por la productora Joyce Ventura