Uno de los faraones más famosos de la dinastía XVIII del antiguo Egipto fue Tutankamón, quien ascendió al trono cuando era un niño de nueve años a causa del fallecimiento de su padre, Akenatón, quien había desatado un caos al intentar sustituir la religión politeísta por una monoteísta, según ‘National Geographic’.
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Debido a su corta edad, se cree que estuvo acompañado de un consejero real que le ayudaba a tomar las decisiones más difíciles, pero también aprovechaba para manejar al pequeño como una “marioneta” con el fin de revertir la política que dejó a sus habitantes en el caos.
Su tumba fue descubierta en el año 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter en el Valle de los Reyes, cuyo hallazgo fue noticia mundial y no precisamente por la momia, sino por las ofrendas que fueron enterradas con él, descritas como un "extraño y maravilloso revoltijo de objetos extraordinarios y hermosos".
Investigación señala la posibilidad de que la tumba no era de Tutankamón
Existen diversas incógnitas acerca de la vida del joven Tutankamón, las causas de su muerte y su tumba, puesto que las tumbas de los faraones solían estar excavadas en la profundidad y tenían varias habitaciones, mientras que la del rey Tut era pequeña, de acuerdo con ‘National Geographic’.
Por esto, algunos expertos creen que su repentina muerte no le permitió a los trabajadores terminar con el verdadero sarcófago que había hecho para sí mismo, mientras que otros consideran que su consejero real, llamado Ay, pudo haber intercambiado el sepulcro con el que había construido para él.
A estas incógnitas, se le suma una nueva investigación realizada por profesionales de la Universidad de York en la que se presume que su máscara funeraria pudo haber estado destinada a otra persona, guiándose de los agujeros para las orejas, según el medio ‘Express’.
Esta no ha sido la única vez que se ha sugerido que dicho objeto no fue construido originalmente para el joven faraón, ya que el egiptólogo Nicholas Reeves afirmó en el 2015 que la careta realmente era para su madrastra, la reina Nefertiti.
Adicional a esto, la egiptóloga Joann Fletcher de la Universidad de York revisó los registros de Howard Carter y encontró un documento que “se centró en una característica que había sido ignorada durante mucho tiempo, las orejas decididamente perforadas”.
La profesional añadió en un documental de ‘History Hit’: “Esta máscara no fue hecha para un faraón adulto. Cuando se comparó el oro, descubrieron que la cara está hecha de un oro completamente diferente al resto. En la máscara se ven claramente las evidencias de la soldadura”.
“Ahora parece como si el rostro de Tutankamón estuviera efectivamente injertado en la máscara del gobernante anterior. Es posible que tuviera las orejas perforadas, puede que fuera una mujer, puede que fuera Nefertiti”, finalizó.
Desfile de restos momificados de faraones en El Cairo
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LEIDY ESTEFANIA RICO ARBOLEDA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
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