La Gran Mancha Roja de Júpiter, conocida como la tormenta más grande del sistema solar, fascinó a científicos y astrónomos durante siglos. Recientes observaciones del Telescopio Espacial Hubble revelaron cambios sorprendentes en el comportamiento de esta gigantesca tormenta. Lo que antes se consideraba una estructura estable mostró variaciones inesperadas, por lo que captaron la atención de la comunidad científica.
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Según CNN, la Gran Mancha Roja de Júpiter es un gigantesco anticiclón, es decir, una circulación masiva de vientos que gira alrededor de una zona de alta presión en la atmósfera del planeta. A lo largo de los últimos 190 años, este fenómeno fue un ícono del clima extremo en nuestro sistema solar. No obstante, nuevas imágenes capturadas por el Hubble entre diciembre y marzo revelaron que la Gran Mancha Roja "se mueve como gelatina" y cambia de forma de manera inesperada.
Estas observaciones fueron descritas por el equipo de investigadores como inéditas. Según comentó Amy Simon, científica planetaria de la NASA, al portal citado, los cambios en la forma y el tamaño de la Gran Mancha Roja no habían sido identificados previamente. Con el uso de imágenes de alta resolución, los científicos observaron que la tormenta oscila en su forma y velocidad, lo cual sugiere que es mucho más dinámica de lo que se pensaba.
Un comportamiento sorprendente y enigmático en el planeta
Uno de los aspectos más intrigantes de esta tormenta es su longevidad. Mientras que las tormentas en la Tierra suelen disiparse rápidamente, la Gran Mancha Roja persiste durante casi dos siglos. Sin embargo, a pesar de su longevidad, la tormenta comenzó a mostrar signos de contracción y cambios en su estructura. Los científicos predicen que este anticiclón continuará encogiéndose hasta alcanzar una forma más estable, lo que podría afectar su comportamiento general y la interacción con otras tormentas.
Otro hallazgo relevante es la variación en la velocidad de la tormenta. A medida que la Gran Mancha Roja acelera y desacelera, presiona contra las corrientes de chorro del planeta. Este comportamiento sugiere una interacción compleja entre la tormenta y las corrientes atmosféricas de Júpiter, destaca el portal citado.
Las nuevas observaciones, además de aportar datos sobre el comportamiento de la Gran Mancha Roja, también ayudan a comprender fenómenos atmosféricos en otros planetas, incluidos los exoplanetas. El estudio de sistemas meteorológicos en diferentes cuerpos celestes es esencial para ampliar nuestro conocimiento sobre cómo funcionan las atmósferas en condiciones extremas.
El telescopio James Webb también proporcionó información clave, revelando que el centro de la tormenta es más frío de lo que se pensaba. Este enfriamiento provoca la condensación de amoníaco y agua, creando densas nubes. Además, la presencia de gas fosfina dentro del vórtice podría ser la responsable del distintivo color rojo que hace a la Gran Mancha Roja tan característica.
A pesar de que la tormenta está disminuyendo en tamaño, sigue siendo un misterio para los científicos. La capacidad de observar la Gran Mancha Roja con mayor detalle, gracias a los avances tecnológicos, permitieron descubrir patrones y comportamientos que antes pasaban desapercibidos.