Los habitantes del barrio Paraíso en Malambo, área metropolitana de Barranquilla, aún no se reponen del golpe recibido el martes pasado, cuando fueron testigo del trágico episodio en el que un niño de 11 años fue asesinado y su abuela quedó gravemente herida tras ser atacados a tiros en su propia vivienda.
Conforme a los criterios de
El autor del crimen, Fabián Quintero Ramírez, un suboficial retirado del Ejército Nacional, expareja de la madre del menor, quien había sido denunciado en reiteradas ocasiones por amenazas, pero la protección solicitada no evitó el desenlace fatal.
Yo había ido a la Comisaría de Familia, donde me dieron un amparo policivo. Me enviaron a la Fiscalía y allí me dijeron que si él seguía amenazándome, iban a proceder con el caso
A las afueras de Medicina Legal, Liney Fuentes Cabrera, madre del niño, relató a los periodista entre lágrimas el horror vivido y su impotencia ante lo que considera negligencia de las autoridades.
"Yo había ido a la Comisaría de Familia, donde me dieron un amparo policivo. Me enviaron a la Fiscalía y allí me dijeron que si él seguía amenazándome, iban a proceder con el caso. Pero la Policía nunca actuó, nunca llevaron el papel que le ordenaba mantenerse lejos de mí”, contó.
El martes, el agresor llegó a la vivienda mientras Liney estaba ausente. Según los vecinos, el hombre había estado vigilando desde un monte cercano, aparentando recolectar basura.
"Dicen que cuando me fui, él entró, le preguntó a mi mamá si yo estaba. Al decirle que no, revisó los cuartos, me buscó y, al no encontrarme, le disparó tres veces a mi madre y dos a mi hijo, que estaba en la sala", narró con voz quebrada.
El hombre salió caminando con calma tras cometer el ataque, como si el horror que dejaba detrás no lo tocara. Luego fue capturado por la Policía.
El hombre ahora deberá responder por atacar a balar a Leski Isabel Cabrera Mármol, de 59 años, quien permanece bajo observación médica en una clínica, y el nieto de ella, Jan Rocha Fuentes, de 10 años, quien murió en el lugar de los hechos.
El terror anunciado
Liney asegura que las amenazas comenzaron desde que la relación sentimental terminó hace meses. “Él decidió separarse porque decía que yo no buscaba el camino de Dios. Se volvió pastor y hasta medallas le dieron, pero nunca dejó de acosarme. Me enviaba mensajes donde decía que me iba a matar, a mí y a mi hija, que nos iba a meter en bolsas negras. Lo denuncié, pero nadie hizo nada”, recordó.
Fabián Quintero Ramírez, suboficial retirado del Ejército Nacional,
Foto:Policía
La mujer señala que la noche anterior al crimen volvió a recibir amenazas. “Llamé a la Policía para que me ayudaran a entregarle el papel del amparo policivo, pero me ignoraron. Nunca fueron a mi casa, nunca me llamaron, y ahora mi hijo está muerto”, afirmó con indignación.
Liney recuerda a su hijo como un niño alegre, lleno de vida, que no merecía ese destino. “Él era un angelito de Dios. No tenía culpa de nada. Quiero que esto se sepa en toda Colombia para que se haga justicia”, clamó.
Un pueblo en duelo
El hecho, ocurrido en el barrio Paraíso, ha sacudido no solo a Malambo sino a todo el Atlántico. Los vecinos, consternados, denuncian que este caso es un reflejo de la falta de acción de las autoridades frente a las denuncias de violencia intrafamiliar.
Mientras la abuela del niño lucha por su vida en un hospital, el presunto homicida fue capturado y se espera que enfrente todo el peso de la ley. “Yo quiero justicia, no quiero que esto quede impune. Que no pase nunca más con otra familia lo que pasó con la mía”, exigió Liney, aferrándose a la esperanza de que su clamor no quede en el olvido.
En el barrio Paraíso, en Malambo, fue donde se presentó la tragedia.
Foto:Captura de pantalla
En Malambo, el dolor y la indignación son palpables. Para este jueves un grupo de vecinos está organizando una movilización en rechazo a la violencia y reclamando más acciones de las autoridades contra la violencia familiar.
No aceptó los cargos
Este miércoles, un juez de control de garantías legalizó la captura de Fabián Quintero Ramírez. En la audiencia, la Fiscalía URI de Soledad imputó al detenido los cargos de homicidio agravado, concurso homogéneo de homicidio agravado en modalidad tentada, y fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de fuego.
A pesar de la contundencia de las acusaciones y las pruebas presentadas, Quintero Ramírez no aceptó los cargos.
La comunidad y los familiares de las víctimas esperan que el proceso judicial permita esclarecer los hechos y garantizar una condena ejemplar, mientras el caso sigue sumando indignación y clamor por una respuesta efectiva de las autoridades ante las denuncias de violencia intrafamiliar.