Cuando una persona está sufriendo de hipertensión arterial, debe ser sometido a tratamiento con fármacos para poder sobrellevar esta afectación.
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Depende del especialista serán los medicamentos que se le formulen y algunos de ellos pueden tener efectos secundarios que una gran parte de los pacientes experimentan como por ejemplo, náuseas, cansancio, dolor de cabeza, mareos y calambres.
Además, se ha podido constatar, mediante estudios, que algunos pacientes que ingieren estos medicamentos también pueden experimentar una disminución en su deseo sexual.
De acuerdo con Manuel Anguita, de la Sociedad Española de Cardiología, se expresa que una amplia mayoría de medicamentos para la hipertensión producen disfunción eréctil en hombres y disminución de la libido en mujeres.
“La mayoría de las personas hipertensas que toman medicación la toleran bien y no hay ningún problema de este tipo, pero sí que pueden producirlo”, asegura el profesional.
Según Anguita, los fármacos para la hipertensión, que pueden tener efectos negativos en el deseo sexual son aquellos que contienen betabloqueantes, los cuales bloquean los receptores de catecolamina, sustancia derivada de la dopamina y adrenalina.
Así mismo, estos pueden ocasionar cansancio y disminuir la energía diaria, por lo que según Anguita, varios profesionales de la salud están optando por no volver a recetarla.
También existen otros fármacos para la hipertensión que se utilizan como primera opción y que pueden tener efectos secundarios sobre todo en el deseo sexual y estos son los diuréticos, no obstante, Anguita menciona que “es raro que suceda porque para la hipertensión se usan diuréticos no muy potentes y a dosis bajitas”.
¿Qué aconsejan los médicos en estos casos?
Si se ha visto afectado el deseo sexual por ingerir estos medicamentos, puede consultar con el médico, que según Anguita, podría cambiarlo o ir disminuyendo la dosis y evaluando cómo se comporta la tensión a largo plazo.
Por otra parte, este profesional de la salud asegura que la hipertensión en sí misma puede afectar el deseo sexual, especialmente cuando no se sigue un tratamiento o se la mantiene controlada, puesto que "puede dañar las arterias y al disminuir el flujo de sangre que llega a los órganos, efectivamente puede afectar al deseo sexual”.
Cuando no se lleva un control de la tensión, se corre el riesgo de sufrir problemas cardiacos o cardiovasculares como el ictus.
Es por eso que Anguita recomienda que se lleve un control juicioso de la toma de tensión en casa, tomando como referencia estos consejos, registrados en el portal 'Cuidate plus':
- La persona debe estar sentada o acostada.
- Da igual un brazo que otro, aunque si es la primera vez hay que tomarla en los dos brazos porque puede haber pequeñas diferencias entre uno y otro.
- Con el antebrazo a la altura del corazón, y después de unos minutos en reposo, inicia la toma de tensión.
- Se considera una tensión normal cuando marca 140-90. Si está por debajo, entonces no hace falta que se la tome más. Si está por encima, debe hacerse una segunda toma. “Y si hay diferencias claras, pues una tercera, y se hace la media”.
En cuanto a las veces que debe tomar la tensión Anguita señala: “Los primeros días algunos médicos indican que dos veces al día, una vez por la mañana y otra por la noche. De esta manera, saben cómo la tiene en distintos momentos del día y si hay que ajustar el horario de la medicación o no”.
Recuerde que ante cualquier afectación en su salud, lo adecuado es consultar con el médico y evitar la automedicación. Cuide su salud.
LUZ ANGELA DOMÍNGUEZ CORAL
Redacción Alcance Digital