En un rincón silencioso del barrio El Prado, en Barranquilla, permanece una figura que nació como símbolo de paz y unidad entre pueblos, pero que jamás emprendió su viaje.
Tallada en madreperla, o nácar, representa al papa Francisco junto a los íconos de las tres religiones monoteístas: católicos, ortodoxos y musulmanes. La obra fue un encargo especial del gobierno libanés , pero nunca salió de Colombia. Es el regalo que el papa Francisco no alcanzó a recibir.
EL TIEMPO conoció que se trata de una de un retablo tallado en nácar con la imagen de la panorámica de la ciudad de Jerusalén y los símbolos de la iglesia Católica, Ortodoxa y el Islam como ofrenda por la anhelada paz en tierra Santa.
Enrique Yidi Daccarett, director del Taller Palestina y heredero de una tradición centenaria de talladores palestinos, fue el encargado de elaborar la pieza.
Esta es la pieza que desde Barranquilla se tenía lista para enviar al papa. Foto:Cortesía E. Yidi
Fundó su taller en 1998, y desde entonces ha convertido el nácar en arte sagrado, siguiendo la técnica milenaria que llegó desde Belén con sus antepasados.
“La intención era pedirle al Papa que incluyera en sus oraciones a estos pueblos hermanos, que llevan tanto tiempo enfrentados. El mensaje era de paz”, cuenta Yidi a EL TIEMPO mientras muestra la obra inacabada en su destino, pero no en su espíritu.
La obra que desde Barranquilla si recibió el papa
En efecto, en 2022 sí llegó al Vaticano una pieza tallada en Barranquilla: una figura de San Jorge, uno de los santos más venerados por el papa Francisco.
Baha Rafik Al hariri primer ministro del Líbano entregó el San Jorge fabricado en Barranquilla. Foto:Cortesía E.YiIdi
Ese encargo también lo realizó el Taller Palestina por solicitud del entonces primer ministro del Líbano, Baha Rafik Al Hariri. Fue él quien llevó personalmente la obra hasta Roma, junto a una reseña sobre el taller y su historia. “Fue muy emocionante saber que el Santo Padre supo de nuestro trabajo y de nuestra tradición”, recuerda Yidi.
Pero el segundo regalo, el más ambicioso y simbólico, no corrió con la misma suerte. La figura del Papa con el mensaje de las tres religiones, una composición cargada de sensibilidad espiritual, se quedó detenida.
Razones logísticas, tiempos diplomáticos o simplemente los imprevistos del destino impidieron que saliera del taller. Y ahora con el fallecimiento de Francisco, aún no se sabe cuál será el destino que tendrá la pieza.
Este es el San Jorge en nácar que fabricaron los artesanos de Barranquilla para el papa. Foto:Cortesía E. Yidi
Allí, rodeada por herramientas, bocetos y otras piezas en proceso, la figura espera su oportunidad. “Está lista desde hace tiempo. Fue hecha con dedicación, como todo lo que sale de aquí”, afirma Yidi.
No es para menos: el Taller Palestina ha producido más de 400 obras, incluyendo escudos nacionales de países como Colombia, Venezuela, Palestina, Argentina y Brasil; así como encargos para museos de Europa, América y Oceanía. También ha restaurado reliquias en los Museos Vaticanos y realizado curadurías en el Museo Franciscano de Washington.
Enrique Yidi fundador del Taller Libano. Foto:E.Yidi
Pero esta pieza tenía otro destino, uno más espiritual que diplomático. “Más que un homenaje, era una súplica de unidad. Un llamado desde el arte a lo más profundo de la fe”, dice Enrique.
Y así, en una casa-taller barranquillera, una figura del papa Francisco sigue esperando su momento. Tal vez algún día cruce el océano. O tal vez, su mensaje ya empezó a cumplirse desde el instante en que fue creada.
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LEONARDO HERRERA DELGANS periodista de EL TIEMPO leoher@eltiempo.com y en X:leoher70