Existe una moneda de tan solo 10 centavos de dólar que puede valer casi US$2'000.000 siempre y cuando posea ciertas características que la vuelven especialmente valiosa para los coleccionistas.
Se trata de una moneda conocida como S Barber Dime, acuñada por primera vez en 1894 y es considerada una de las más valiosas de todo el mundo de la numismática en Estados Unidos, de acuerdo a un informe de El Diario.
Para reconocerla entre sus monedas y saber si en realidad no son 10 centavos lo que tiene sino una moneda de un valor millonario, debe distinguir lo siguiente, tal como detalló Heritage Auctions:
- Anverso: presenta la efigie de la Libertad mirando hacia la derecha, con una corona de laurel en la cabeza y la fecha "1894" en la parte inferior.
- Reverso: muestra una corona compuesta por hojas de roble, trigo y maíz que rodea la inscripción "One Dime".
- Marca de ceca: la letra "S", que indica su acuñación en San Francisco, se encuentra en el reverso, debajo de la corona.
- Diámetro y peso: tiene un diámetro de 17,9 mm y un peso de 2,5 gramos.
- Material: está compuesta por un 90 por ciento de plata y un 10 por ciento de cobre.
En 2016, una de estas monedas se vendió por la impresionante cifra de US$1'99.000, y hoy por hoy su valor ronda los US$1'997.500 cada una.
Otro ejemplar, por ejemplo, se subastó en 2020 por la suma de US$1'440.000 en la casa de remates Stacks Bowers, donde destacan que en total solo hubo 24 ejemplares acuñados, lo que también la vuelve tan valiosa.
La moneda de 10 centavos de dólar que puede valer casi US$2 millones. Foto:auctions.stacksbowers.com
La historia detrás de la moneda de 10 centavos de dólar que puede valer casi US$2 millones
El superintendente de la Casa de la Moneda de San Francisco, John Daggett, fue el responsable de crear esta moneda, acuñando una cantidad limitada de solo 24 ejemplares para obsequiarlas a sus amigos banqueros, de acuerdo a lo que detalló El Diario y de acuerdo a información de Stacks Bowers.
Algunas piezas que no fueron vendidas terminaron siendo regaladas por Daggett, y una de ellas fue utilizada por su hija para comprar un helado, sin imaginar el valor que llegaría a tener en el futuro.