En la Ciénaga Grande de Santa Marta, la mojarra rayada (Eugerres plumieri) ha sido durante décadas una de las especies más representativas de la pesca artesanal.
Sin embargo, su población ha disminuido drásticamente debido a la sobrepesca y a la escasez de su principal alimento, un bivalvo cada vez más difícil de encontrar en los ecosistemas acuáticos de la región Caribe.
Este panorama ha generado preocupación entre las comunidades pesqueras, que ven cada vez más difícil capturarla, y en comerciantes y restaurantes, que deben enfrentar fluctuaciones en su precio y disponibilidad.
Pero ahora, un reciente avance científico liderado por la Universidad del Magdalena ha abierto una nueva esperanza: un grupo de investigadores logró reproducir la mojarra rayada en cautiverio hasta su etapa larvaria, algo sin precedentes.
Al servicio de la pesca artesanal
El trabajo, desarrollado en los laboratorios de acuicultura de la Granja Experimental en Santa Marta, ha permitido establecer las condiciones necesarias para la reproducción de la mojarra rayada, lo que abre la posibilidad de cultivarla en estanques y reducir la presión sobre las poblaciones silvestres.
“Con este avance, tenemos la certeza de empezar a construir un protocolo de cría de la especie e ir salvando diferentes obstáculos que se presentan en las fases del cultivo”, explicó la doctora Natalia Villamizar, bióloga marina y líder del equipo de investigación.
La doctora Natalia Villamizar, bióloga marina y líder del equipo de investigación. Foto:Unimag
La investigadora resalta que este logro no solo tiene implicaciones científicas, sino también sociales y económicas. “Los pescadores de la Ciénaga han expresado su preocupación por la disminución de la mojarra rayada y sus dificultades para capturarla. Ahora, con este desarrollo, podemos ofrecerles una alternativa para su producción en sistemas controlados, asegurando la sostenibilidad de la especie y una fuente de ingresos estable”, agregó.
Para Arnaldo Ortíz, técnico en acuicultura del Sena y colaborador del proyecto, este hallazgo marca un antes y un después en la acuicultura artesanal del país.
“La mojarra rayada tolera amplios rangos de salinidad, temperatura y oxígeno, lo que la hace una candidata ideal para su cultivo en estanques y jaulas flotantes. El reto ahora es perfeccionar la alimentación de las larvas y garantizar su desarrollo hasta la etapa adulta”, detalló.
La escasez eleva su precio en el mercado
El impacto de la reducción de la mojarra rayada no solo se siente en los pescadores, sino también en los comercializadores y restaurantes que dependen de su venta.
Luis Castro, dueño de una pescadería en el mercado público de Santa Marta, explica cómo la escasez afecta los precios: “Hace unos años, la mojarra rayada se conseguía fácil y en grandes cantidades. Ahora es más difícil de hallar y, cuando hay poca, el precio sube bastante. A veces llega a costar el doble de lo que valía antes, lo que afecta a los clientes y a nosotros como vendedores”, comentó.
Venta de pescado en Santa Marta. Foto:Alcaldía
En los restaurantes de la zona costera, la situación es similar. Leonardo Gómez, administrador de un restaurante en El Rodadero, señala que han tenido que algunas veces se ha visto obligado a sustituir la mojarra rayada por otras especies porque no hay suficiente en el mercado.
“La gente la pide mucho porque es un pescado tradicional, pero hay temporadas en las que casi no se consigue o está demasiado cara. Hemos tenido que ofrecer róbalo o pargo en su lugar, pero muchos clientes prefieren el sabor de la mojarra”, explicó.
Para los vendedores informales de pescado en los barrios de Santa Marta, la situación es aún más crítica. Mariana Pacheco, quien se dedica a la venta ambulante de mojarra, asegura que la fluctuación de precios ha reducido sus ganancias.
“Antes vendía más de 10 kilos al día, pero ahora, cuando la mojarra está cara, la gente no la compra y toca vender otro pescado más barato. Si logran cultivarla, sería un alivio para nosotros, porque podríamos conseguirla a mejor precio”, expresó.
Un llamado desde la Ciénaga
Para los pescadores de la Ciénaga Grande, esta investigación responde a una necesidad urgente. Durante años han solicitado soluciones a la disminución de los recursos pesqueros y la incertidumbre económica que ello conlleva.
La reproducción de la mojarra rayada en cautiverio representa una esperanza real para el futuro de su oficio, siempre y cuando se logre implementar de manera efectiva en el territorio.
Nosotros cada día sacamos menos pescado. La mojarra rayada era de las que más vendíamos y ahora toca irse mar adentro a buscarla. Si podemos cultivarla, sería una salvación para nuestras familia
manuel pérezPescador de la Ciénaga Grande
“Nosotros cada día sacamos menos pescado. La mojarra rayada era de las que más vendíamos y ahora toca irse mar adentro a buscarla. Si podemos cultivarla, sería una salvación para nuestras familias”, expresa Manuel Pérez, un pescador de la zona que ha visto la caída de sus ingresos debido a la escasez del recurso.
Con este avance los pescadores puedan acceder a alevinos de mojarra rayada y cultivarlos en sistemas de acuicultura.
Este proceso no solo garantizaría un abastecimiento constante de la especie, sino que también podría estabilizar su precio en el mercado, beneficiando a toda la cadena productiva, desde los pescadores hasta los consumidores finales.
“Si logramos que los pescadores adopten esta tecnología y comiencen a criar la mojarra rayada en estanques, estaremos dando un paso enorme hacia una pesca más sostenible y rentable”, concluyó la doctora Villamizar.
La mojarra rayada criada en laboratorio. Foto:Unimag
Por ahora, el equipo de investigadores continúa trabajando en mejorar las tasas de supervivencia de las larvas y en perfeccionar los métodos de alimentación para garantizar el éxito de la cría en cautiverio.
La comunidad pesquera y comercial sigue a la expectativa de un cambio que podría marcar un nuevo capítulo en la historia de la pesca artesanal en el Caribe colombiano.
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Roger Urieles para EL TIEMPO Santa Marta. En X: @rogeruv