En los últimos años, el estilo de vida de los millonarios ha captado la atención de medios internacionales. Gracias al auge de las redes sociales, el mundo ha podido conocer más detalles sobre la vida cotidiana de las personas más adineradas del planeta, quienes suelen exhibir mansiones lujosas, vehículos exclusivos y viajes en jets privados.
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Sin embargo, no todos siguen ese patrón de lujo y ostentación. Un ejemplo claro es Roc Sandford, un millonario londinense que tomó una decisión radical: abandonar la vida cómoda y llena de lujos que había construido gracias a su éxito en el sector inmobiliario para vivir en una casa sin servicios básicos y aislado del mundo.
Un cambio de vida por una causa mayor
Sandford eligió un rumbo completamente opuesto al de muchos de sus colegas millonarios. Se mudó a una casa abandonada en la remota isla de Geometra, en Escocia, un lugar sin acceso a electricidad, agua potable, calefacción, ni siquiera la presencia de otras personas para socializar. ¿El motivo? Su profundo compromiso con la lucha contra el cambio climático.
“En Geometra tenemos que hacerlo todo nosotros mismos, pero es bastante divertido y estimulante. Proporciona mucha satisfacción”, compartió Sandford en una entrevista con The Scotsman. Su nueva forma de vida incluye la autogestión de una huerta, la cual le proporciona los alimentos que necesita para mantener su dieta vegana.
Un llamado a la acción frente al cambio climático
El millonario ha expresado su preocupación por el impacto del cambio climático en diversas ocasiones.
En una conversación con 'The Sun', Sandford mencionó: “Estoy afectado por el inmenso sufrimiento y los desastres inimaginables que nos están cocinando estas emergencias, que la rebelión de extinción y la rebelión oceánica se esfuerzan por evitar”. Además, reveló que su meta es convertir Geometra en una isla carbono neutral en los próximos diez años.
JOSÉ MANUEL OLIVARES
La Nación (Argentina) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.