Liam Firlej, de 38 años, ha tenido una vida difícil. Gracias a una prueba de ADN, logró demostrar que es hijo del legendario músico británico Peter Green, fundador de la famosa banda de rock Fleetwood Mac.
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Sin embargo, cuando el artista falleció en 2020, Firlej no recibió parte alguna de los 4,5 millones de dólares que dejó como herencia. Ahora enfrenta una precaria situación económica y ha terminado viviendo en las calles de Londres, explicando que "no podía pagar el alquiler".
Peter Green nunca reconoció oficialmente a Liam Firlej como su hijo. A lo largo de su infancia y adolescencia, Firlej intentó en vano acercarse a él para construir una relación, admirándolo profundamente.
“Siempre lo admiré y quería conocerlo”, contó en una entrevista con el diario MyLondon. Aunque no tuvo la presencia de su padre en su vida, Firlej afirmó haber heredado su pasión musical: “Soy músico como él, puedo tocar varios instrumentos. Lo llevo en la sangre”.
Finalmente, en 2020, tras años de intentar obtener reconocimiento, Firlej acudió al Tribunal Superior de Justicia para realizar una prueba de ADN. Este examen confirmó que Peter Green era su padre biológico, dándole a Firlej el reconocimiento que había anhelado durante tanto tiempo.
“Fue el día más feliz de mi vida”, recordó emocionado al recibir los resultados que confirmaban lo que siempre supo.
A pesar de haber logrado una victoria personal al demostrar su parentesco con Peter Green, Liam Firlej no vio cambios en su situación financiera ni en su relación con la familia Green.
Aunque la prueba de ADN confirmó que era hijo del músico, el testamento de Green no lo incluía. Los 4,5 millones de dólares de herencia fueron repartidos entre sus cuatro medio hermanos, hijos de la relación de Peter Green con su exesposa Jane Samuels, dejando a Firlej sin ningún beneficio.
Liam, de 38 años, explicó que ha estado sin hogar durante los últimos tres meses. Tras el deterioro de la salud de su abuela, quien lo crió debido a la ausencia de su madre, se vio obligado a cubrir sus gastos médicos. Esto lo dejó sin recursos suficientes para pagar el alquiler de su vivienda.
“No podía seguir pagando las facturas de su atención y el alquiler al mismo tiempo”, explicó. Desde entonces, ha vivido en una carpa en Richmond, un lugar que considera más seguro que el centro de Londres.
Vivir en la calle ha sido un desafío constante para Firlej. “Cuando no tienes hogar, tu orgullo es inexistente. Está muerto, no existe”, relató sobre la dura experiencia de buscar refugio en albergues para personas sin hogar, donde las condiciones le resultaron insostenibles.
Aunque está intentando encontrar un lugar donde vivir, afirma que la situación es complicada. A pesar de todo, su hija de tres años, quien vive con su madre en el oeste de Londres, es su mayor motivación para seguir adelante. “La extraño mucho, significa todo para mí. Solo quiero cuidarla, no quiero estar en la calle”, concluyó.
La Nación Argentina / GDA.
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*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basada en información de La Nación Argentina / GDA. Contó con la revisión de un periodista y un editor.