La historia de los niños de Valledupar que transforman residuos de cocina en abono orgánico

hace 3 semanas 12

En Valledupar, un grupo de 900 niños transforman los residuos de cocina en abono orgánico. Estos pequeños, de entre uno y cuatro años de edad, pertenecen a la población vulnerable de la comuna cuatro de la capital del Cesar.

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Este proceso brinda las herramientas necesarias para que los niños comprendan a temprana edad la importancia de preservar los recursos naturales, adoptando prácticas responsables de sostenibilidad ambiental.

Con ello, no solo disminuye la cantidad de desechos enviados a los rellenos sanitarios de esta sección del Caribe colombiano, sino que también fomenta la educación ambiental entre los niños, quienes participan activamente en el proceso.

niños hacen abono

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Foto:Archivo particular

Estos niños hacen parte de la población de escasos recursos, a la que le en enseñamos que los residuos alimenticios que ellos consumen se transforman en abono orgánico

Se trata de un proyecto piloto que inició en el 2023 con la participación de 200 niños del Centro de Desarrollo Infantil Paisaje de Sol, del barrio La Nevada de Valledupar. Este año, el alcance del proyecto se extendió a los Centros de Desarrollo Infantil Mariposa del Río Badillo y Valle del Amor Amor.

La iniciativa, liderada por la Caja de Compensación Familiar (Comfacesar), en convenio con la Fundación ‘Tu Ries’, recibió la mención Honoris en Innovación por el Consejo Colombiano de Seguridad.

“Estos niños hacen parte de la población de escasos recursos, a la que le en enseñamos que los residuos alimenticios que ellos consumen se transforman en abono orgánico. El proceso se inicia una vez que los niños terminan de comer, luego se dirigen a la compostera (contenedor) donde depositan los residuos. Se espera un tiempo prudente para que se vaya realizando su transformación natural”, explicó Frank Montero, Director Administrativo de Comfacesar.

El proyecto avanza satisfactoriamente, los niños en sus casas están replicando diariamente el aprendizaje con sus padres de familia. Muchos de ellos cuentan que los niños no les permite arrojar las cáscaras de los plátanos, sino aprovecharlos en pequeñas huertas de sus hogares

Los menores se han convertido en agentes de cambio, promueven estilos de vida respetuosos con el entorno. Los docentes imparten el aprendizaje de manera divertida y didáctica, partiendo del ciclo de la materia orgánica y la importancia de reducir los desperdicios alimenticios.

“Involucramos a los niños a través de juegos donde impartimos conocimientos de hábitos saludables con frutas, verduras y otras hortalizas, para que aprendan como aprovechar estos residuos. Estas dinámicas lúdicas les permite una conexión con los procesos ecológicos de la escuela y de su entorno”, resaltó Nolvis Romero, docente del Centro de Desarrollo Infantil Mariposa del Río Badillo.

El impacto del proyecto pretende transformar anualmente 52 toneladas de residuos en 32 toneladas de abono orgánico. Este producto se utiliza en los viveros de la entidad y en los jardines que hacen parte de los Centros de Desarrollo Infantil.

En estos proyectos de sostenibilidad se trabaja en tres ejes: social, económico y ambiental. El proyecto avanza satisfactoriamente, los niños en sus casas están replicando diariamente el aprendizaje con sus padres de familia. Muchos de ellos cuentan que los niños no les permite arrojar las cáscaras de los plátanos, sino aprovecharlos en pequeñas huertas de sus hogares”, comentó Daniel Danilo Pozo, profesional que apoyo proyecto de sostenibilidad de Comfacesar.

La iniciativa también cuenta con el acompañamiento estratégico de la Fundación ‘Tu Ries’, a través de sistemas modulares de compostajes que ofrecen una solución innovadora en la gestión y valorización de los residuos orgánicos generados en los Centros de Desarrollo Infantil.

Ludys Ovalle Jácome

Especial para EL TIEMPO

Valledupar

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