La historia de la primera obra de arte en Colombia que fue conservada con energía nuclear

hace 3 meses 19

Sandra Vargas trabajaba desde la casa el día que el jefe de comunicaciones del Museo Nacional la mandó a tomar fotos del equipo de conservación del museo y del Servicio Geológico de Colombia (SGC). Llegó con su “camarita” a la sede del SGC en la calle 26 con carrera 50 en Bogotá, y – ajena de sus causas – bajó hasta donde está enterrado, en un cuarto especial, el único reactor nuclear del país, en julio de 2021.

Sobre ella instalaron un detector de Geiger –que sirve para medir la radioactividad de un objeto o lugar– y le explicaron que en caso de emergencia jalara una palanca (ubicada en el cuarto) que vierte agua sobre el reactor. Mientras tanto, Vargas documentaba la primera irradiación gamma -la tarea que le habían encomendado- para la conservación de un patrimonio cultural en Colombia.

Se trata de la obra ‘Totem’ (data de 1995), del artista bogotano Carlos Rojas, compuesta por trece módulos de madera reciclada, que se exhibe en el tercer piso del Museo Nacional. La pieza es un ensamble de tablas y cables que recrean figuras antropomorfas, es decir, que tiene forma o apariencia humana. Por años, la obra no fue expuesta y fue víctima de los insectos. Para recuperarla, se propuso utilizar tecnología nuclear, de la mano de expertos.

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'Totem' se exhibe en la sala el tercer piso del Museo Nacional. Foto:Cortesía Museo Nacional.

El ensamble está ubicado en la sección de ‘Las obras son hechas’, de la sala ‘Ser y hacer’. Comparten espacio con cuatro Boteros, una virgen apocalíptica, cerámicas prehispánicas y papeles con técnicas mixtas encerrados en cinco cajones que los visitantes pueden abrir y cerrar. 

La escritora de la revista Nómadas de la Universidad Central, María Cristina Laverde, recogió en 1996, un año antes de la muerte de Rojas, declaraciones en las que el maestro expresaba: “estas obras surgen al tomar un objeto desechado, un retal, un abandono y volverlo una presencia, con un valor y una contundencia diferentes de los que poseían”.

En 2013, los hermanos del artista donaron al Museo Nacional la obra ‘Totem’, que fue hecha a partir de materiales encontrados por Rojas en la basura, y que hace parte de una de sus últimas series artísticas ‘Mutantes’.

En diálogo con EL TIEMPO, Vanessa Garnica, conservadora del Museo Nacional, explica que la pieza del artista bogotano fue guardada en las bodegas de la institución, donde esperó para ser exhibida durante más de 7 años.

Rodrigo Trujillo fue el curador que seleccionó la pieza para la creación de una nueva sala. Su plan consistió en exhibir la obra desde antes de la pandemia, pero al revisar su estado se encontró que cuatro de sus módulos estaban siendo corroídos por termitas.

Primero, expertos separaron la obra de otras por temor a que esa infección biológica se propagara. Luego comenzaron los baños químicos en Delmetrín, un insecticida que controla gorgojos, ácaros y polillas.

En el caso particular de ‘Totem’, el insecticida eliminaba a las larvas vivas que se alojaban en la obra, pero quedaban dudas sobre las colonias de huevecillos instaurados en las galerías del material.

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Una pareja recién comprometida posa frente a la obra de Carlos Rojas en el Museo Nacional. Foto:Cortesía Sandra Vargas-

Trujillo afirma que la obra de Rojas era importante porque servía “para dar a entender que después de una creación siempre hay alguien detrás”. Además, ninguna pieza del artista bogotano, que fue exponente del modernismo colombiano a mediados del siglo XX, había sido exhibida de manera permanente en el museo y el curador confiesa que se trata de su pieza predilecta entre las seleccionadas para la sala 15, llamada ‘Ser y hacer’.

Los baños e inyecciones de Delmetrín fueron una solución temporal que solo encontró fin cuando se realizó el proyecto de conservación con el Servicio Geológico Colombiano (SGC). Jormagn Abril Israel, ingeniero químico especializado en ciencia y tecnología de alimentos, es director de asuntos nucleares del SGC y fue el encargado de la investigación y el desarrollo del plan, que se inició en 2021. 

En ese sentido, estudió los cálculos de radiación para limpiar la plaga que habitaba en ‘Totem’. Revisó trabajos similares de conservación del patrimonio en el mundo para aplicar su primera práctica en el país.

Para él, existen dos vertientes en las que se puede utilizar la tecnología nuclear para los patrimonios. La primera es la caracterización y datación de los elementos. La segunda es la conservación por rayos gamma, aplicada en el ensamble creado por Rojas.

Sandra Vargas fue testigo de la forma como irradiaban, módulo por módulo, rayos gamma sobre ‘Totem’ en el reactor nuclear, ubicado escasos metros de la Embajada de Estados Unidos en Bogotá. 

Después de un día de trabajo, la obra volvió al museo. Los conservadores la separaron durante tres meses en una sala donde evaluaron su nivel de radiación y composición, hasta estar seguros de que el material podía ser exhibido y no representaba riesgo alguno.

El resultado

Vanessa Garnica, conservadora del Museo Nacional, explica las ventajas del proceso aplicado.

“No hubo ningún cambio estructural o de decoloración en la obra”, dice. “La radiación también funciona como consolidante. Eso nos ayuda a evitar desprendimientos orgánicos de la materia”.

Detalla, además, que se trató de un caso particular. “No hemos visto otras piezas que lo necesiten. La idea de los procesos de conservación y restauración es que sean necesarios para no someter los materiales sin justificación”, agrega. 

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“No hubo cambio estructural o de decoloración en la obra”, dice Vanessa Garnica, conservadora. Foto:Cortesía Museo Nacional.

Para la oficina de comunicaciones del Museo Nacional ha sido un reto dar a conocer los resultados del procedimiento por la concepción negativa que existe sobre la energía nuclear. 

De hecho, la radiación gamma se utiliza en las frutas, los cereales, las yerbas, el arroz, el pavo, la res, el cerdo, la ropa y casi todo lo que pueda ser limpiado de patógenos. “Se recibe más radiación en la calle que al lado de esta obra”, asegura a Garnica. El proceso fue documentado en un video grabado en 2021 y publicado apenas el año pasado. 

‘Totem’ actualmente sigue exhibido en el Museo Nacional y puede robarle unos diez segundos de atención a los visitantes afanados, a excepción de los curiosos que buscan conocer esta obra más afondo. 

A lo mejor es porque cuesta mirarle fijamente y encontrar los rostros o inventárselos. Puede ser que los cuatro Boteros al frente son demasiado tentadores, pero también es cierto que la mayoría de los asistentes desconocen que la obra fue restaurada con energía nuclear.

Por ahora, los especialistas aseguran que el procedimiento fue efectivo y la obra se conserva en buen estado.

JUAN JOSÉ RÍOS ARBELÁEZ

Escuela de Periodismo Multimedia EL TIEMPO

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