El pasado 20 de abril de 2025, Kian Roban, un adolescente de Inglaterra, murió en su casa, una semana antes de celebrar su cumpleaños número 14, tras varios meses luchando contra un cáncer óseo progresivo que fue confundido con un dolor de muela común.
De acuerdo con la información revelada por Lianne Roban, la madre del menor, al periódico británico Daily Mail, en repetidas ocasiones acudieron al Hospital Universitario de Luton y Dunstable por la hinchazón que presentaba el joven en su rostro, pero los médicos decían que no era una situación para alarmarse.
Pese a las declaraciones de los doctores, la mujer siguió visitando a los especialistas durante dos meses, debido a que los síntomas de su hijo empeoraban de forma rápida, ocasionando una molestia en su mejilla y afectando su vida cotidiana.
“Hay personas que llegan a urgencias que lo necesitan más que Kian, no es cuestión de vida o mujer”, mencionó Lianne en medio de la entrevista, haciendo referencia a los comentarios que recibía por parte de los profesionales de la salud cuando ella solicitaba atención para el paciente.
Después de algunos meses buscando ayuda, la familia del joven finalmente encontró un médico que estaba dispuesto a escucharlos, por lo que pensaron que todo empezaría a mejorar desde ese momento.
Sin embargo, tras varios análisis, el experto determinó que el menor padecía un tipo de cáncer óseo progresivo, por lo que la hinchazón que presentaba en una de sus mejillas era ocasionada por un enorme tumor, conocido como sarcoma de Ewing.
El adolescente tuvo que someterse a quimioterapia. Foto:iStock
Al dar con el diagnóstico, Kian tuvo que ser trasladado de urgencia al área de cuidados intensivos, donde fue sometido a un tratamiento de quimioterapia, pero en 2024, los doctores detectaron otro tumor en su cerebro.
Tras el hallazgo, los especialistas le informaron a Lianne que no podrían extraer la masa de forma segura, por lo que los enviaron a casa para que el menor estuviera más cómodo y en compañía de sus seres queridos.
A pesar de esto, durante el Domingo de Pascua, el joven perdió la vida en su casa de Dunstable, Bedfordshire (Inglaterra), pero debido a algunos inconvenientes con el trámite para realizar el proceso funerario, su madre tuvo que vivir con el cadáver.
Según la mujer, el cuerpo de su hijo tuvo que ser cubierto con sábanas y rodeado de ventiladores para mantener alejadas a las moscas, ya que los trabajadores del hospicio le dijeron que las funerarias no trabajaban los días festivos.
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STEPHANY GUZMÁN AYALA
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL