La fruta que es una aliada para los riñones: previene infecciones urinarias y enfermedades renales crónicas

El consumo de arándanos rojos (Vaccinium macrocarpon) ha sido ampliamente estudiado debido a sus propiedades que contribuyen a la salud renal. 

Su efecto se vincula a la prevención de infecciones urinarias y la protección frente al daño oxidativo, lo que podría reducir el riesgo de desarrollar enfermedades renales crónicas.

Relación entre la salud renal y los arándanos

Los riñones cumplen una función esencial en el organismo al filtrar los desechos metabólicos y regular el equilibrio de líquidos y electrolitos en la sangre. Según el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, estos órganos procesan media taza de sangre por minuto, devolviendo los nutrientes esenciales al organismo y eliminando las sustancias no necesarias a través de la orina. Mantener su correcto funcionamiento es clave para la salud en general.

Uno de los beneficios más destacados de los arándanos es su capacidad para reducir el riesgo de infecciones urinarias. Estas afecciones, generalmente provocadas por la bacteria Escherichia coli, pueden generar complicaciones renales si no se tratan a tiempo. Los arándanos contienen proantocianidinas, compuestos que impiden que las bacterias se adhieran a las paredes del tracto urinario, lo que disminuye la posibilidad de infección.

“Los arándanos tienen proantocianidinas, una sustancia que deja jabonoso el epitelio de la uretra de la vejiga y hace que las patitas de la E. coli no se adhieran a este”, explica Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en nutrición, en diálogo con La Nación. “Esto puede prevenir las infecciones urinarias en pacientes con reincidencia de este cuadro. Sin embargo, sus efectos no están probados en pacientes internados”.

Un análisis de The Cochrane Database of Systematic Reviews, una organización internacional que evalúa evidencia científica en salud, concluyó que los productos de arándano pueden reducir significativamente la frecuencia de infecciones urinarias recurrentes en mujeres, niños y personas con alto riesgo, como quienes utilizan catéteres. 

De manera similar, un estudio del University of Rochester Medical Center encontró que el consumo de arándanos no solo impide la adhesión bacteriana, sino que también modifica el pH de la orina, creando un ambiente menos favorable para el crecimiento de bacterias como la E. coli.

A pesar de estos hallazgos, Yamaguchi advierte que no se debe considerar a los arándanos o sus extractos como sustitutos de los antibióticos en infecciones graves. Su efecto debe ser complementario dentro de un tratamiento médico adecuado.

Protección frente al daño oxidativo y su impacto en la enfermedad renal crónica

Otro aspecto relevante de los arándanos es su capacidad antioxidante, que puede proteger los riñones del daño oxidativo. Estos órganos están constantemente expuestos a toxinas y productos de desecho, lo que genera estrés oxidativo y puede contribuir al desarrollo de enfermedades renales crónicas (ERC).

Investigaciones publicadas en la National Library of Medicine y en el Food & Function Journal señalan que los arándanos contienen compuestos antioxidantes, como polifenoles, antocianinas y flavonoides, que pueden neutralizar los radicales libres y reducir la inflamación, dos factores asociados a la progresión de enfermedades renales.

El Global Burden of Disease Study estima que la ERC (enfermedades renales crónicas) afecta al 10 por ciento de la población mundial y la identifica como un factor de riesgo importante para enfermedades cardiovasculares y mortalidad prematura.

Además de su efecto antioxidante, estudios científicos han identificado que los arándanos pueden influir en la microbiota intestinal, un aspecto relevante para la salud metabólica y renal. 

Una investigación de la Universidad de Massachusetts Amherst encontró que ciertos carbohidratos presentes en los arándanos pueden favorecer el crecimiento de bacterias intestinales beneficiosas, actuando como prebióticos. Dado que existe una relación entre la microbiota intestinal y la función renal, este hallazgo sugiere un impacto positivo en la prevención de enfermedades renales.

Con todos estos beneficios en mente, Yamaguchi enfatiza la importancia de una alimentación equilibrada en lugar de centrarse únicamente en un solo alimento. “No existe un súperalimento salvador, pero sí hay un patrón de alimentación saludable que ayuda a todo el organismo. Todas las frutas y verduras son buenas para los riñones, porque tienen potasio, minerales y vitamina C, entre muchas otras propiedades. Todo eso ayuda a la salud integral del cuerpo, pero en su justa medida”, advierte la especialista. 

“No es cuanto más mejor, sino todo en su porción saludable. Para que un riñón esté sano hay que tener una alimentación variada, completa y, además, tomar dos litros de agua por día, hacer actividad física y dormir bien”, concluye.

¿Cómo funcionan los riñones? | El Tiempo

SOL VALLS

La Nación (Argentina) / GDA

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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de La Nación, y contó con la revisión de un periodista y un editor.