La fórmula de pago que podría decirle adiós al uso del efectivo en Colombia

hace 3 días 26
Noelia Cigüenza Riaño

Subeditora de Economía y Negocios de El Tiempo

07 de mayo 2025, 03:13 P.M. Actualizado:07.05.2025 15:17

A Santiago (66 años, Bogotá) aún le cuesta hablar de la noche en la que casi pierde la vida. Llegaba a su casa a eso de las 8 después de recoger el dinero de la cadena en la que ahorraba desde hacía años, pero cuando se disponía a abrir la puerta un par de hombres encapuchados lo esperaban para quitarle el botín. Su primera reacción fue oponer resistencia y forcejar con los delincuentes; sin embargo, el dos a uno le dejó en el suelo, con heridas de bala y cero pesos. 

Cuenta que ese año se propusieron mes a mes tanto sus otros compañeros como él poner para ese ahorro informal 100.000 pesos y que ese día le tocaba recibir todo el dinero y en su maleta cargaba un millón. Tal vez, confiesa, que alguien amigo de lo ajeno que sabía que iba a recibirlo lo encontró como el blanco perfecto.

Cadenas de ahorro

Las cadenas de ahorro son un método de ahorro informal utilizado en Colombia.

Foto:Néstor Gómez. El Tiempo

Este es uno de los riesgos que corren hoy en día las personas que deciden ahorrar a través de las denominadas “cadena de ahorro”, “natilleras” o “roscas”, las cuales están históricamente extendidas en Colombia entre amigos, familiares y compañeros de trabajo. Si bien no existen cifras oficiales, una encuesta reciente de la Superintendencia Financiera afirma que cerca del 17,5 por ciento de los colombianos ahorran a través de este tipo de mecanismos informales. Este porcentaje es mayor para el caso de los hombres (18,4 por ciento) y lo utilizan personas de cualquier condición económica y educativa.

Según explica Edna Bonilla, directora de la Fundación Ábacos, entidad creada por diferentes gremios financieros para promover la educación económica, estos métodos de ahorro no tienen soporte legal, por lo que hay riesgo de fraude e incumplimiento de pagos. De otro lado, no generan ni historial crediticio ni ningún tipo de beneficio tributario, limitando así las posibilidades de inclusión financiera a largo plazo. Adicionalmente, en caso de que se presenten problemas, los afectados no cuentan con mecanismos de protección al consumidor ni instancias donde puedan presentar sus reclamos o denuncias para recuperar sus ahorros.

Estas no son las únicas personas que siguen ahorrando de manera informal. Según esa misma encuesta, el 75,7 por ciento de los colombianos guarda su dinero “bajo el colchón” o en su alcancía pese a los tiempos de alta volatilidad donde el poder adquisitivo se ha ido perdiendo rápidamente en los últimos años. Por ejemplo, quien mantuvo su dinero parado en su hogar en el 2022 perdió el 13,12 por ciento —dato de cierre de la inflación— del valor en un solo año, disminuyó otro 9,3 por ciento en el 2023 y cayó 5,2 por ciento en el 2024, esto es, un 27,62 por ciento total.

Otros dejan parte de su dinero en la cuenta de ahorro de su entidad bancaria (39,8 por ciento), se lo dan a un familiar para que se lo guarde (22,6 por ciento) y un pequeño porcentaje de personas dicen que ahorra en criptomonedas (4,7 por ciento).

“Los métodos con mayor exposición al riesgo son las pirámides o esquemas tipo ponzi, que frecuentemente se disfrazan de oportunidades de inversión y terminan engañando a personas de todos los niveles socioeconómicos, incluso aquellas de alto nivel y mejores condiciones. También representan un elevado riesgo los préstamos informales a terceros, las inversiones en criptomonedas y los diversos esquemas de ahorro que operan sin contratos formales ni respaldo institucional”, explicó Bonilla.

Todos estos datos reflejan los desafíos en la cultura del ahorro del país. En total, se estima que Colombia tiene una de las tasas más bajas de toda la región. Según datos del Banco Mundial, el ahorro doméstico representó para el 2023 tan solo 7,8 por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras que dicho indicador es de cerca del 18 por ciento para Brasil o México y más del 24 por ciento para Chile. Además, de acuerdo con cifras de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras de Colombia (Asobancaria) solo el 42 por ciento de los adultos ahorra e invierte, es decir, cuatro de cada 10 colombianos.

“El hábito del ahorro no está arraigado, lo que tiene un impacto directo en el bienestar financiero de millones de personas. Además, se entiende principalmente como una red de protección frente a choques e imprevistos y no como una herramienta de planeación, inversión o crecimiento futuro. Según nuestros datos, el 78,9 por ciento de quienes ahorran lo hacen para enfrentar emergencias o imprevistos y el 62,1 por ciento para el pago de deudas”, aseguró Paola Arias, directora de la Banca de las Oportunidades.

El hábito del ahorro no está arraigado, lo que tiene un impacto directo en el bienestar financiero de millones de personas

Desempleo

La informalidad afecta a la sociedad colombiana. 

Foto:iStock

Para la experta, hay una evidencia contundente que puede cambiar esta realidad. Y es que estudios demuestran que tener productos de ahorro mejora el bienestar financiero. En una escala de 0 a 10, los colombianos que ahorran reportan un bienestar promedio de 7,3, mientras que quienes no lo hacen tienen un puntaje de tan solo 5,1.

La cuestión es cómo promover el ahorro en un país con amplias desigualdades económicas y sociales. Según Arias, la respuesta requiere un enfoque sistémico que actúe sobre la demanda y la oferta. Del lado de la demanda, dice que se necesita una revolución en la educación financiera, con herramientas conductuales e interactivas digitales, juegos, retos y experiencias de aprendizaje significativas que no solo enseñen a ahorrar, sino que lo conviertan en un hábito cotidiano. También es necesario derribar mitos y percepciones erróneas, facilitando experiencias prácticas y positivas con el ahorro formal, especialmente en poblaciones vulnerables o excluidas.

Del lado de la oferta, señala que hay que rediseñar productos financieros que hablen el lenguaje de las personas: simples, sencillos y cercanos con incentivos o planes de fidelización visibles —que realmente muevan al que no ahorra formalmente— y con una atención empática. Las estrategias de comunicación también deben adaptarse a los contextos: la forma como se presenta la información importa en las decisiones financieras de las personas. 

Bre-B

Nuevo sistema de pagos digitales Bre-B.

Foto:Banco de la República

Las oportunidades que se abren con Bre-B

Para algunos expertos, el nuevo sistema de pagos inmediatos Bre-B que prepara el Banco de la República y que estará disponible para los ciudadanos a partir de septiembre no solo va a permitir que las personas puedan enviar y recibir dinero de una manera fácil y rápida a cualquier destino sin importar el día, la hora o a qué banco o billetera pertenezcan, sino que también va a lograr reducir el uso del efectivo en el país.

"El efectivo no tiene costo, pero es un lastre para la sociedad”, ha asegurado en diferentes ocasiones César Prado, presidente del Banco de Bogotá. Igualmente, María Fernanda Suárez, presidenta del Banco Popular, ha indicado que es una de las mayores fuentes de la informalidad del país.

El efectivo no tiene costo, pero es un lastre para la sociedad

Por su parte, Luis Miguel Zapata, vicepresidente de Ecosistemas de Bancolombia, le dijo a este medio que hablar de Bre-B es hablar de interoperabilidad y esta impulsa una mayor inclusión financiera, mejora la competitividad de los mercados, el crecimiento económico y el acceso y uso de los servicios financieros para las personas y los negocios. “Hay una expectativa por la reducción del efectivo y, por supuesto, que las personas y los negocios tengan total libertad para mover su plata como, cuando y donde lo necesiten”, opinó.

Igualmente, según Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, reducir el uso del efectivo y bancarizar a las personas es crucial para mejorar la seguridad y promover la transparencia en las transacciones económicas en el país. “Facilita el lavado de activos debido a su carácter anónimo y de difícil rastreo”, ha asegurado en diferentes ocasiones.

Y es que en la actualidad más del 78,6 por ciento de los colombianos aún realizan sus pagos en efectivo y estos cancelan diariamente en promedio unos 40.000 pesos. Entre tanto, las transferencias electrónicas no superan el 14 por ciento y el 6 por ciento restante se realiza a través de pagos con tarjeta de débito, según las últimas cifras del Emisor.

El efectivo es el instrumento más utilizado en los estratos más bajos y a medida que el nivel de ingresos aumenta va disminuyendo. Los que más lo usan son los del 1 (87,8 por ciento), seguido de los del 2 (80,6 por ciento) y el 3 (77,5 por ciento). Por ciudades, Barranquilla es la que presenta la mayor participación por valor de pagos (79,8 por ciento), seguido de Cali (78,9 por ciento), Bogotá (73,0 por ciento) y Medellín (71,5 por ciento).

 Cortesía

Se busca reducir el efectivo en Colombia

Foto:El Tiempo / cortesía

Ana María Prieto, directora del departamento de Sistemas de Pago del Banco de la República, cuenta que el objetivo de Bre-B es que, progresivamente, la mayor parte de las transacciones se realicen mediante transferencias electrónicas, lo que invertiría la tendencia actual donde aproximadamente ocho de cada 10 operaciones se realizan en efectivo.

“Esto no solo permitirá que cada colombiano con al menos un producto de transacción y/o ahorro tenga acceso a Bre-B, sino que también brindará beneficios a aquellos usuarios que cuenten con historia crediticia, como acceso a mejores tasas de interés en diferentes tipos de créditos financieros”, dijo.

Los sistemas de pagos inmediatos similares a Bre-B que se han implementado en otros países de la región y que se aceleraron tras la pandemia del covid-19 han demostrado que esta herramienta es capaz de promover la inclusión financiera, disminuir el uso del efectivo e impulsar las tecnologías emergentes.

En total, en el mundo ya se contabilizan más de 60 ejemplos y, en especial, destaca el PIX de Brasil que se creó en 2020. Según el banco central de ese país, este fue el medio de pago más utilizado por los brasileros para hacer compras o pagos en el 2024 (76,4 por ciento del total de la población) frente a hace unos años cuando el efectivo era el rey y hoy en día hasta las limosnas se pagan con el celular.

Jorge Iglesias, CEO de Topaz, empresa experta en sistemas de pagos instantáneos de la región que participó en su momento en la ideación del PIX, explica que los pagos instantáneos aceleran el flujo de caja para las personas físicas, los comercios, los pequeños emprendedores y grandes compañías, entre otros.

El tema ha cobrado tal fuerza, que tanto Apple como Samsung ofrecen la posibilidad de hacer pagos con sus relojes, previo enlace de los mismos con los celulares.

Los pagos digitales se están extendiendo en el país. 

Foto:iStock

“La aceleración del flujo de caja sumado al costo cero por transacción, a la experiencia del usuario estandarizada en el mercado independientemente de la institución y a la flexibilidad de casos de uso que reducen la intermediación popularizó el uso de PIX sin distinción entre clases sociales impulsó la digitalización de la población y llevó tanto a nuevos entrantes como a veteranos digitales a adoptar otras ofertas financieras”, cuenta.

Un reciente estudio del centro de estudios económicos Anif resalta que el nivel de efectivo en circulación en Colombia en relación con la actividad económica es más alto que en otros países de la región y que Bre-B podría seguir el camino del PIX, que ha sido exitoso en aumentar la transaccionalidad digital y el uso de diversos métodos de pago, así como en reducir el uso del efectivo en Brasil.

Para Freddy Castro, presidente de Federación especializada de Cooperativas de Ahorro y Crédito & Financieras de Colombia (Fecolfin), las cuales también estarán integradas al sistema de pagos inmediatos, si bien se dará un salto en la dirección correcta hacia la formalización y la reducción del uso del efectivo se debe trabajar en los retos culturales y de educación financiera. “Aún persistirían estos retos. Lamentablemente seguiremos teniendo personas que creerán en soluciones milagrosas de multiplicación del dinero (pirámides)”, manifestó.

De la misma manera, la presidente de la Fundación Ábacos concluyó que para que Bre-B realmente afecte los métodos informales debe acompañarse de procesos de educación económica y financiera que aborde aspectos culturales y cambios de conocimientos, actitudes y comportamientos de las personas.

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