Criar a un hijo es una tarea gratificante, pero repleta de retos. A lo largo de los años, las técnicas de crianza han evolucionado, influenciadas por las diferentes culturas y épocas.
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Entre métodos más rígidos o permisivos, ha surgido la crianza respetuosa, una opción que redefine el papel de los adultos en el desarrollo emocional de los niños, alejándose de los castigos y reglas estrictas.
En la actualidad, con la rapidez de la vida moderna y la constante presión social, este modelo se presenta como una alternativa para fortalecer el vínculo entre padres e hijos. Se basa en el respeto mutuo, la empatía y el diálogo, permitiendo a los pequeños desarrollar habilidades emocionales y sociales saludables. Pero, ¿en qué consiste realmente la crianza respetuosa?
¿Qué es la crianza respetuosa?
La crianza respetuosa, también llamada crianza con apego, se fundamenta en tratar a los niños con la misma dignidad y consideración que a los adultos.
Como lo explica Madeli Santos, psicóloga clínica y especialista en neuropsicología educativa, este enfoque se centra en guiar a los niños con amor y comprensión, promoviendo su autonomía y capacidad para gestionar sus emociones. En lugar de imponer reglas sin explicación, busca que los niños comprendan el porqué de las normas, evitando así la obediencia basada en el miedo o la recompensa.
Según Santos, esta forma de crianza surgió como respuesta a los métodos tradicionales que priorizaban el control y la corrección mediante castigos.
“Psicólogos y expertos en desarrollo infantil empezaron a notar que los niños que crecían en ambientes donde se les respetaba y validaba emocionalmente, no solo se volvían más seguros de sí mismos, sino también más empáticos y capaces de formas relaciones saludables”. Esto llevó a muchos padres a cuestionar la efectividad de los castigos severos y a optar por métodos más armoniosos y equilibrados.
Conozca a continuación los principios fundamentales de la crianza respetuosa.
Respeto mutuo
Johana Herrera, psicóloga del Centro de Desarrollo Humano Zueh, destaca que el respeto es la base de este enfoque. Los niños son tratados como individuos con opiniones y emociones válidas. Al consultarlos sobre decisiones familiares, por ejemplo, se les enseña a expresar sus puntos de vista, lo que fortalece su autoestima y autonomía.
Además, según Mónica Chávez Martinench, psicóloga y presidenta del comité de psicología educativa del Colegio de Psicólogos del Perú, "los hermanos criados bajo este modelo tienden a desarrollar relaciones más cercanas y solidarias, ya que aprenden a comunicarse de manera más efectiva y a resolver conflictos de manera constructiva. Asimismo, el respeto mutuo permite que todos se sientan valorados y apoyados, contribuyendo así a una dinámica familiar más armoniosa y positiva”.
Comunicación abierta
La comunicación honesta es clave en este modelo. En lugar de juzgar o castigar, los padres deben escuchar activamente las preocupaciones de sus hijos.
Santos enfatiza que no solo se deben considerar las palabras, sino también el lenguaje corporal y el tono de voz del niño. Crear un espacio seguro donde los niños puedan compartir sus emociones sin temor es esencial para construir una relación sólida.
Disciplina positiva
Este modelo reemplaza los castigos por la enseñanza de las consecuencias de las acciones de manera empática.
Herrera menciona que, en lugar de reprender a un niño por empujar a un compañero, se le debe explicar el impacto de su acción y promover la empatía. La disciplina se convierte en una oportunidad de aprendizaje, no en una forma de control.
Empatía
La empatía es fundamental para conectar con los niños. La psicóloga Ana Ramírez recalca la importancia de escuchar sin interrumpir y validar los sentimientos de los niños. De esta manera, se les enseña que todas las emociones son válidas, incluso las negativas, lo que refuerza la seguridad emocional y fortalece el vínculo entre padres e hijos.
Autonomía
Fomentar la autonomía permite a los niños tomar decisiones adecuadas a su edad. Como explica Chávez Martinench, es crucial ofrecer opciones y guiar al niño en la toma de decisiones, lo que promueve su autorregulación y confianza en sí mismo.
Relación basada en la confianza
La crianza respetuosa busca construir una relación donde el niño se sienta seguro para compartir sus pensamientos y emociones sin temor a represalias. Este enfoque favorece la autoestima y una comunicación más abierta entre padres e hijos, consolidando una relación sólida y de apoyo a lo largo del tiempo.
Desafíos al implementar la crianza respetuosa
Poner en práctica la crianza respetuosa puede ser complicado, sobre todo para aquellos padres acostumbrados a métodos autoritarios.
Santos destaca que es necesario que los padres desarrollen la capacidad de regular sus emociones, especialmente en situaciones de estrés.
"Para los padres que desean hacer la transición hacia una crianza más respetuosa, el primer paso es desarrollar la autoconciencia, reconociendo sus propios patrones de crianza que quizás se basen en el control o el miedo", dice.
Y añade: "Asimismo, es fundamental aprender a pausar antes de reaccionar y comenzar a responder desde la empatía. Igualmente, la comunicación abierta y honesta es clave: hablar con los hijos sobre los cambios que los padres están haciendo en su manera de criar, para que ellos también entiendan el proceso. Además, buscar apoyo en lecturas, talleres, técnicas de mindfulness, terapia, coaching familiar o grupos de crianza consciente puede ser muy útil durante este proceso. Es importante recordar que, la transición no será perfecta, pero es clave que los padres sean compasivos consigo mismos mientras navegan por este cambio”.
MILENKA DUARTE
El Comercio (Perú) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de El Comercio, y contó con la revisión de un periodista y un editor.