El líder de la Iglesia anglicana, Justin Welby, anunció este martes 12 de noviembre su dimisión, en un comunicado, tras las acusaciones de que su institución encubrió durante años agresiones físicas y sexuales de menores por un abogado vinculado a la misma.
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"Espero que esta decisión deje claro cuán seriamente entiende la Iglesia de Inglaterra la necesidad de cambio y nuestro profundo compromiso para crear una institución más segura", dijo Welby, arzobispo de Canterbury, de 68 años, en un comunicado.
Estos últimos días han reavivado el profundo sentimiento de vergüenza que he sentido durante mucho tiempo ante los fracasos históricos de la Iglesia de Inglaterra en materia de protección
Antes del anuncio, Justin Welby se comunicó con el rey Carlos III, gobernador supremo de la Iglesia anglicana, que dio su acuerdo a la dimisión.
Bien conocido de los británicos, Justin Welby ofició en varios eventos reales importantes en los últimos años, como el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III.
Varios líderes religiosos anglicanos llevaban días pidiendo la dimisión de Welby, tras un informe condenatorio sobre cómo gestionó este caso la Iglesia.
El 9 de noviembre, tres miembros del Sínodo General, el organismo electo responsable de decidir asuntos de la doctrina de la Iglesia de Inglaterra, presentaron una petición para que dimitiera, que el martes superaba las 12.500 firmas.
Durante casi doce años me he esforzado por lograr mejoras. Depende de otros juzgar lo que se ha conseguido
Entre la década de 1970 y mediados de la de 2010, John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia anglicana y que organizaba campamentos de vacaciones, abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Sudáfrica, donde se instaló y murió en 2018, a los 75 años, sin ser juzgado.
La institución fue informada oficialmente de estos hechos en 2013, pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una "campaña de encubrimiento", concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia anglicana, en un informe publicado el jueves pasado.
Reacción del primer ministro británico Keir Starmer
Antes de que se produjera el anuncio de Welby, el primer ministro británico, el laborista Keir Starmer, calificó el martes de "horribles" las agresiones físicas y sexuales cometidas contra los niños y deploró que estas víctimas hubieran sido "abandonadas".
Starmer no se pronunció directamente sobre las peticiones de dimisión de Justin Welby. "Es asunto de la Iglesia", declaró durante una conferencia de prensa en Bakú, donde se encuentra en la COP29.
Pero no dudaré en decir que se trata de acusaciones horribles y que mis pensamientos están con las víctimas, que fueron abandonadas de forma muy grave
"Pero no dudaré en decir que se trata de acusaciones horribles y que mis pensamientos están con las víctimas, que fueron abandonadas de forma muy grave", añadió el primer ministro laborista.
Justin Welby, que hace unos días pidió disculpas por este asunto, calificó también en su comunicado las agresiones de "atroces".
"Está muy claro que debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y traumático período transcurrido entre 2013 y 2024", añadió en el texto.
"Estos últimos días han reavivado el profundo sentimiento de vergüenza que he sentido durante mucho tiempo ante los fracasos históricos de la Iglesia de Inglaterra en materia de protección. Durante casi doce años me he esforzado por lograr mejoras. Depende de otros juzgar lo que se ha conseguido”, dijo el arzobispo de Canterbury.
"Debería haber denunciado"
Según el informe, que detalla el sufrimiento físico, sexual y psicológico que infligió a sus víctimas, Smyth "es posiblemente el abusador en serie más prolífico asociado con la Iglesia de Inglaterra".
Entre otras cosas, el abogado se llevó a niños pequeños a su casa en el sur de Inglaterra, donde los golpeaba con un bastón, a veces hasta sangrar, citando justificaciones teológicas.
El informe también concluye que el arzobispo de Canterbury "podría y debería haber denunciado" a la policía la violencia cometida por el abogado a partir de 2013, cuando se convirtió en primado de la Iglesia de Inglaterra.
El caso solo salió a la luz pública en 2017 tras la emisión de un documental de la cadena de televisión Channel 4.
Según otro informe publicado hace cuatro años, 390 personas vinculadas a la Iglesia de Inglaterra han sido condenadas por delitos sexuales desde la década de 1940 hasta 2018.