Contenido automatizado
● Ann Fulk experimentó un descontrol total en su cuerpo: su lado derecho se movía sin control.
● Los médicos confirmaron que sufrió un derrame cerebral causado por un coágulo en el lado derecho del cerebro.
Esta es su historia. Foto: iStock / Redes sociales

20.05.2025 15:30 Actualizado: 20.05.2025 15:42

PERIODISTA20.05.2025 15:30 Actualizado: 20.05.2025 15:42
Ann Fulk, una joven estadounidense de 24 años, ha vivido más episodios médicos que muchos en toda una vida. En 2022, cuando tenía 23 años y era atleta universitaria en Wisconsin, un accidente automovilístico de gravedad extrema marcó un antes y un después en su historia.
Las secuelas físicas fueron devastadoras: requirió diez cirugías y pasó medio año en silla de ruedas tras quedar con múltiples huesos destrozados.
A pesar de esas dificultades, logró concluir su carrera universitaria y más adelante comenzó una maestría en la Universidad Loyola de Chicago.
Se preparaba como terapeuta de salud mental y utilizaba sus conocimientos para afrontar la situación con resiliencia. En una entrevista con el New York Post, manifestó: “Pensaba que ése sería el único acontecimiento médico importante y desafortunado de toda mi vida”.
El día que todo volvió a cambiar
El 3 de abril de 2024 parecía un día cualquiera. Ann fue a trabajar, jugó baloncesto con una amiga y regresó con ella a casa. Mientras escuchaban música, tomó una copa de vino y empezó a hacer la colada. En ese momento ocurrió algo que nunca imaginó: “Me tiré al suelo”, relató.
Al principio, pensó que su malestar podía deberse a la falta de alimento. Su amiga intentó ayudarla ofreciéndole una barrita de cereales, pero ni siquiera podía masticarla: “La escupía. No podía comer por el lado izquierdo de la boca”, explicó.
Aunque al principio no quería recibir atención médica por su historial de salud, su amiga decidió llamar a emergencias. Cuando los síntomas empeoraron, ya no podía mover el lado izquierdo del cuerpo.
Síntomas de un derrame en una persona joven y sana
Ann describió con claridad lo que sintió en ese momento: “Me llevó a la cama y no podía utilizar el lado izquierdo de mi cuerpo. Estaba totalmente entumecida”, dijo. “Mi lado derecho casi convulsionaba, como si tuviera un ataque: se movía sin control. Mi lado izquierdo estaba totalmente hecho. No funcionaba en absoluto”.
Los médicos confirmaron que sufrió un derrame cerebral causado por un coágulo. Foto:iStock
Los paramédicos que llegaron a atenderla también mostraron sorpresa por lo que presenciaban: “Tenían una extraña expresión de asombro, porque decían: ‘Tiene síntomas de un derrame cerebral’. Es una locura”.
Cualquier individuo puede verse afectado por un derrame cerebral. Foto:istock
En el hospital, le practicaron diversas pruebas y le suministraron medicamentos.
Aunque no conserva todos los recuerdos con claridad, hubo un momento que quedó grabado en su memoria: “Estaba en una habitación con una cama de hospital y mi amiga se puso en contacto con mis padres y mi tía, vinieron y yo estaba hablando con ellos, cuando entró el médico y me dijo que sí, que tenía un derrame cerebral”.
Dos caminos, una decisión difícil
Tras confirmarse que tenía un coágulo en el hemisferio derecho del cerebro, los especialistas le presentaron dos escenarios.
Una alternativa era intervenirla quirúrgicamente, con riesgo de muerte; la otra, esperar que su cuerpo combatiera la situación, con peligro de daño cerebral severo. “Les pregunté: ‘¿Cuál es la tercera opción?’ Y me dijeron: ‘No hay opción tres’”, recordó entre risas.
Ann eligió someterse a la cirugía, que resultó exitosa. Estuvo hospitalizada durante cuatro días y pasó un mes en proceso de recuperación. Sin embargo, no todos los que la rodeaban creían que alguien de su edad pudiera haber sufrido un accidente cerebrovascular.
La joven sobrevivió a un accidente de tránsito y, poco después, a un derrame cerebral. Foto:Redes sociales
Anticonceptivos y bebidas energéticas, posibles causas
Fulk era una joven activa y con hábitos saludables: no fumaba, hacía ejercicio regularmente y su consumo de alcohol era esporádico. Según indicaron algunos médicos, los anticonceptivos orales que utilizaba podrían estar vinculados al evento.
“Mucha gente tenía la teoría de que tenía algo que ver con mi accidente de coche”, dijo. “Pero luego otros profesionales médicos creen que fue por los anticonceptivos que tomaba”.
También se señaló que el uso frecuente de bebidas energéticas con cafeína, como Celsius, podría haber incrementado el riesgo.
Una recuperación con lecciones
Hoy en día, Ann ha hecho ajustes en su estilo de vida. Disminuyó el consumo de cafeína y toma anticoagulantes como medida preventiva. Aunque no existen certezas absolutas, los médicos le han dicho que es poco probable que vuelva a pasar por una situación similar.
Su actitud ante lo vivido sigue siendo positiva. “Como alguien que ha vuelto a la vida y no ha dejado que esto me impida seguir con todo, espero que otras personas no dejen que ningún tipo de incidente médico les impida seguir viviendo sus vidas”, expresó.
“Tener una perspectiva mental fuerte y positiva es muy importante y forma parte de ello. Y, también un gran equipo de cuidados”, concluyó.
Jorge Villanes
El Comercio (Perú) / GDA.
Más noticias en EL TIEMPO
*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada por El Comercio (GDA), y contó con la revisión de la periodista y un editor.
Sigue toda la información de Cultura en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.