Ni el intento de asesinato que sufrió ni las incesantes críticas a su negacionismo frente a la pandemia del covid-19 cuando era presidente de Brasil habían hecho sentir a Jair Bolsonaro en un punto de inflexión como sí ocurrió esta semana cuando, por unanimidad, los cinco magistrados que integran el Supremo Tribunal Federal (STF) decidieron abrir un caso penal en su contra por, presuntamente, liderar un golpe de Estado. De ser hallado culpable, podría ser condenado a 40 años de prisión sin derecho a apelación.
La Fiscalía señala al exmandatario (2019-2022) y a otros siete altos cargos de su gobierno de golpe de Estado, intento de abolición violenta del Estado democrático de derecho, organización criminal armada, deterioro de patrimonio protegido y daño calificado contra patrimonio público por los hechos ocurridos tras las elecciones presidenciales del 30 de octubre de 2022, cuando Bolsonaro perdió por menos de dos millones de votos (1,8 por ciento del electorado) la reelección contra Luiz Inácio Lula da Silva.
Partidarios del expresidente brasileño Jair Bolsonaro Foto:AFP
Derrotado, el entonces presidente se encerró y guardó silencio durante días. Una reacción, según expuso la acusación de la Fiscalía, para tejer un plan y revertir el resultado electoral a cualquier precio.
Ha habido cierta cautela en estos casos, evitando apresurarse. Sin embargo, las investigaciones sobre el intento de golpe de Estado han avanzado con nuevas pruebas encontradas a finales de 2024, reforzadas por testimonios de figuras leales a Bolsonaro durante su gobierno. Y es probable que se acelere aún más debido a las elecciones de 2026
Los generales Marco Antonio Freire Gomes, entonces comandante del Ejército, y Carlos de Almeida Baptista, jefe de la Fuerza Aérea, revelaron que Bolsonaro intentó persuadirlos para obtener su apoyo escribir un borrador de decreto golpista que ordenaba la intervención militar con el pretexto de “defender la democracia”. Ambos se negaron. En cambio, el almirante Almir Garnier respaldó la idea.
Sus testimonios, junto con los de una treintena de otros testigos, son las pruebas que amenazan con hundir al militar retirado y político brasileño.
El expresidente Jair Bolsonaro asistió este martes 25 de marzo a la primera audiencia del Supremo. Foto:EFE
Los argumentos: la derrota electoral que se convirtió en intento golpista
Los relatos detallan que los días pasaron y, previo a la posesión de Lula, el 30 de diciembre de 2022, Bolsonaro subió a un avión militar y huyó rumbo Estados Unidos donde se refugió en Orlando, lejos del estallido que se avecinaba.
Dos días después, el 1.° de enero de 2023, un resucitado Lula da Silva asumió la presidencia marcando el regreso de la izquierda al poder. Sin embargo, el 8 de enero, miles de bolsonaristas
-alentados por los discursos de un supuesto fraude- protagonizaron un asalto sin precedentes a las sedes de los tres poderes en Brasilia.
(Bolsonaro) sabe que es inelegible y que posiblemente irá a prisión, pero también sabe que en la política hay vacíos. Por lo tanto, negociará para transferir la mayor cantidad de votos
Esa tarde, una multitud vestida de verde y amarillo se congregó en la Explanada de los Ministerios. Armados con palos, piedras y objetos contundentes, avanzaron hacia el Congreso Nacional, mientras que, a pocos metros, en el Palacio de Planalto, la sede del Ejecutivo, otra turba irrumpía con violencia. Igual se registró en el Supremo.
Los ataques a las sedes del poder dejaron más de 1.500 detenidos Foto:EFE
El caos reinó durante horas y dejó más de 1.500 detenidos. La imagen de Brasilia destrozada dio la vuelta al mundo y puso a Bolsonaro, refugiado en Florida, en el foco de sendas investigaciones.
Para los jueces, lo ocurrido no fue solo una insurrección, sino el último y desesperado intento de un plan gestado por un presidente que arremetió durante todo su mandato contra las instituciones democráticas.
Por su parte, Bolsonaro reconoció haber discutido “hipótesis” para declarar el Estado de sitio, pero argumentando que obedeció a una maniobra legal. “Discutir dispositivos constitucionales no es crimen”, apuntó.
Es un juicio a prisas. Quieren impedir que yo llegue libre a las elecciones porque saben que en una disputa justa no hay ningún candidato capaz de vencerme
El futuro de Bolsonaro, en riesgo por el juicio
La decisión marca un nuevo capítulo para el exmandatario que se jugará no solamente su futuro político, sino su libertad.
Y es que, a pesar de estar inhabilitado hasta 2030 por criticar el sistema electoral y enfrentar otros procesos legales por lavado de dinero, asociación delictiva y abuso de poder, Bolsonaro sigue aspirando a los comicios del próximo año.
La estrategia del líder de derecha radical para revertir el complejo panorama legal que enfrenta es promover una narrativa de persecución política. “Es un juicio a prisas. Quieren impedir que yo llegue libre a las elecciones porque saben que en una disputa justa no hay ningún candidato capaz de vencerme”, dijo el miércoles tras conocer la decisión del Tribunal.
Sin embargo, para la investigadora Andressa Liegi Vieira Costa, doctoranda y máster en ciencia política en la Universidad de Lisboa, el súbito avance del caso responde a la abrumadora cantidad de pruebas.
El 8 de enero de 2023, miles de bolsonaristas irrumpieron en las tres sedes del poder, en Brasilia. Foto:AFP
“Ha habido cierta cautela en estos casos, evitando apresurarse. Sin embargo, las investigaciones sobre el intento de golpe de Estado han avanzado con nuevas pruebas encontradas a finales de 2024, reforzadas por testimonios de figuras leales a Bolsonaro durante su gobierno. Y es probable que se acelere aún más debido a las elecciones de 2026”, cuenta a este diario.
Con el inicio del juicio, que según los expertos avanzará rápidamente, la cuenta regresiva comienza para el Supremo, pues si bien la ley no establece un plazo, las elecciones de 2026 son un catalizador que podría llevar el caso a una ebullición.
Este caso deja al sucesor con la difícil tarea de distanciarse de la agenda antidemocrática sin perder la alineación estratégica con Bolsonaro, para heredar su capital político y su base de apoyo.
Andressa Liegi Vieira Costa
“Creo que, si no lo juzgan antes de que comience el registro de aspirantes, será candidato y tiene posibilidades de ganar. Una parte de la población piensa que está siendo agraviado y, al igual que cuando arrestaron a Lula, esto sólo lo fortalece”, comenta por su parte Ana Tereza Duarte, doctoranda y magíster en ciencia política de la U. Federal de Pernambuco, Brasil.
¿Qué caminos le quedan a Bolsonaro para sortear el caso penal por presunto golpe de Estado?
De Bolsonaro se espera una intensa campaña de desprestigio al Poder Judicial. Para él, mientras más se propague la idea de una persecución política, más ventaja podrá sacar en las calles y en la esfera política. A pesar de que su respaldo no es tan grande como antes, sigue siendo significativo.
Además, el expresidente tiene una carta en la Cámara de Diputados, donde se está debatiendo un proyecto de Ley de Amnistía que, de aprobarse, que perdonaría a todos los que participaron de los actos del 8 de enero de 2023. Según los dirigentes del movimiento de Bolsonaro, el Partido Liberal, el proyecto cuenta con 190 votos de 513, por lo que harían falta 67 legisladores obtener la mayoría.
Expertos advierten sobre los riesgos que esta iniciativa suscitaría. “Es evidente que su preocupación no es amnistiar a los manifestantes. Su interés está en los líderes del movimiento, muchos de los cuales aún no han salido a la luz”, dice Carolina Botelho, doctora en ciencia política e investigadora postdoctoral senior en el Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología-SANI, en Brasil.
La comunidad internacional mostró su rechazo a la toma violenta del Congreso en Brasil. Foto:EFE
Los apoyos al proyecto, a pesar de ser considerables, contrastan con el rechazo de los demás partidos, por lo que analistas ven lejana la posibilidad de su aprobación.
De hundirse esta iniciativa, Bolsonaro deberá optar por otra de sus principales armas, su capital político para escoger un heredero. “Él sabe que es inelegible y que posiblemente irá a prisión, pero también sabe que en la política hay vacíos. Por lo tanto, negociará para transferir la mayor cantidad de votos”, considera Carolina Botelho.
Creo que, si no lo juzgan antes de que comience el registro de aspirantes, será candidato y tiene posibilidades de ganar. Una parte de la población piensa que está siendo agraviado y, al igual que cuando arrestaron a Lula, esto sólo lo fortalece
Al respecto, Andressa Vieira Costa alega que un eventual sucesor tendrá la difícil tarea de distanciarse de la agenda antidemocrática sin perder la alineación estratégica con Bolsonaro y heredar su base de apoyo.
Incluso si es declarado culpable, ese capital político será útil para alegar irregularidades en el proceso y lograr la nulidad, como ocurrió con Lula.
Por último, está la puja por las elecciones. Para Maria do Socorro Sousa, doctora en Ciencia Política en la U. de Sao Paulo, este será un momento clave para que surja la derecha tradicional. “Estas fuerzas conservadoras tienden a atraer el apoyo de los partidos de centro del espectro político, fortaleciéndose así contra la extrema derecha y contra la izquierda que, aunque tiene el control del gobierno, llega debilitada”, sostiene.
Y es que, como explica Sousa, el juicio a Bolsonaro no se traduce en más votos para la izquierda, que cuenta con una desaprobación del 54 por ciento, según una encuesta publicada el viernes.
Además, si Lula decide lanzarse nuevamente, sería un candidato octogenario, algo que podría dinamitar a la izquierda y, en esa misma onda expansiva, catapultar a la derecha.
Bolsonaro deberá optar por su capital político para escoger un heredero. Foto:AFP
Presidentes juzgados en Brasil, un mal endémico en la política del país
Con la apertura del caso penal, Bolsonaro se convirtió en el primer expresidente en enfrentar una acusación por golpe de Estado desde el fin de la dictadura en Brasil, en 1985.
Sin embargo, él no es el único exmandatario en ser enjuiciado. De hecho, incluyendo a Bolsonaro, en los últimos 35 años, 5 de los 7 presidentes han sido acusados por la justicia e incluso han ido a prisión. Entre ellos está Lula da Silva, cuya condena fue anulada posteriormente.
Esta situación puede analizarse desde dos perspectivas. Por un lado, refleja el peso de la corrupción en la historia reciente de Brasil, evidenciado en la cantidad de presidentes enjuiciados. Sin embargo, al mismo tiempo, demuestra la fortaleza de las instituciones, que han logrado investigar y llevar ante la justicia a figuras de las más altas esferas del poder y que Bolsonaro durante su mandato intentó derribar.
Estas fuerzas conservadoras tienden a atraer el apoyo de los partidos de centro del espectro político, fortaleciéndose así contra la extrema derecha y contra la izquierda que, aunque tiene el control del gobierno, llega debilitada
“La corrupción no es un problema que sea solo de Brasil. Ahora bien, no todos los países están dispuestos a promover investigaciones en las altas escalas del gobierno”, analiza Carolina Botelho.
Lo cierto es que, sea cual sea el desenlace del juicio contra Bolsonaro, una cosa es clara: la política brasileña está en un punto de inflexión en el que todo puede pasar, incluso el regreso del cuestionado líder al poder.
Así las cosas, mientras que el expresidente buscará salir victorioso de la trampa en la que se metió inspirado en el modelo Donald Trump -cuestionando a las instituciones y los controles del Estado-, Brasil vivirá un inédito juicio que marcará, no solo el futuro de Bolsonaro, sino de la democracia y estabilidad política.
La policía acusó a Bolsonaro por intento de golpe de Estado. Foto:
Santiago Andrés Venera Salazar - INTERNACIONAL - EL TIEMPO
X: @SantiagoVenera