JOHANNESBURGO — Durante décadas, algunos miembros de la minoría afrikáner blanca han estado tratando de convencer al mundo de que ellos son las verdaderas víctimas en la Sudáfrica post-apartheid.
Han denunciado asesinatos en masa de su pueblo y apropiaciones generalizadas de tierras por parte de un Gobierno liderado por negros que, insisten, busca represalias por los pecados del Gobierno de apartheid liderado por los afrikáneres. Aunque sus historias han sido falsas o muy exageradas, han sido amplificadas en línea.
Los afrikáneres, un grupo étnico descendiente de colonizadores europeos —principalmente holandeses— han encontrado un paladín de su causa en el Presidente Donald J. Trump. El 7 de febrero, Trump puso el peso de la influencia estadounidense detrás de una afirmación muy disputada de que los afrikáneres eran “víctimas de una discriminación racial injusta”, emitiendo una orden ejecutiva para permitirles migrar a Estados Unidos como refugiados y cesando la ayuda a Sudáfrica.
La medida fue recibida con consternación en Sudáfrica, una nación de mayoría negra donde más del 90 por ciento de la población proviene de grupos raciales perseguidos por el régimen del apartheid, que cayó del poder en 1994. Estos grupos —negros, mestizos e indios— siguen muy rezagados de la minoría blanca en prácticamente todas las métricas económicas.
Ha habido asesinatos de agricultores blancos, pero las estadísticas policiales sugieren que representan una proporción muy pequeña de los asesinatos del País. No está claro si el interés de Trump en Sudáfrica ha sido influenciado por Elon Musk, uno de sus asesores más cercanos, que nació y creció allí y ha sido duramente crítico de su Gobierno.
Para los afrikáneres, que representan alrededor del 4 por ciento de la población, la acción de Trump fue la culminación de años de cabildeo internacional. Ernst Roets, director ejecutivo de la Fundación Afrikáner, un grupo de defensa, ha realizado varios viajes a Washington a través de los años para reunirse con legisladores y grupos de expertos. Su organización no estuvo directamente involucrada en la orden ejecutiva, dijo.
“Hemos hecho algunas cosas mal, pero todas las comunidades han hecho algunas cosas mal”, dijo Roets sobre los afrikáneres.
El mes pasado, el Presidente Cyril Ramaphosa de Sudáfrica firmó una ley que permite al Gobierno apropiarse de tierras privadas, en circunstancias limitadas, sin compensar a los propietarios. Pero los juristas dicen que las incautaciones están sujetas a escrutinio judicial y en la mayoría de los casos el Gobierno compensará a los propietarios por las tierras que adquiera para fines públicos.
Los partidarios de la ley dicen que es necesaria para corregir el desequilibrio creado por un historial de blancos tomando el control de la mayoría de la tierra, mientras que la propiedad de los negros estaba limitada por la fuerza y la ley.
Melanie Verwoerd, ex embajadora de Sudáfrica en Irlanda, dijo que era “categóricamente” falso que los sudafricanos blancos estuvieran siendo perseguidos. Añadió que hablaba “como una persona blanca y como afrikáner”. “Si algún grupo está siendo tratado mal, o si hay abusos contra derechos humanos de los cuales hablar, entonces son los negros, no los blancos”, dijo.