Intentaron reclutar a niño de 13 años en Santa Marta: la familia lo salvó a punta de palos y piedras

hace 1 día 44

Un menor de 13 años residente en el barrio Ciudad Equidad, en Santa Marta, estuvo a punto de ser reclutado por un grupo armado ilegal que opera en la Sierra Nevada.

La situación fue denunciada públicamente por la defensora de derechos humanos Norma Vera, quien compartió el testimonio de la abuela del niño en un audio difundido a través de su cuenta de X (antes Twitter).

En el audio, la mujer relata con angustia cómo los hombres armados sedujeron al menor con promesas de dinero, poder y una vida mejor, convenciéndolo de abandonar su hogar para ser llevado a un campamento en la montaña. Allí recibiría tres meses de entrenamiento sin contacto con su familia, para después integrarse de manera formal a las filas del grupo armado.

Un escape desesperado

El riesgo de reclutamiento es mayor en niños que viven procesos de deserción escolar.

El riesgo de reclutamiento es mayor en niños que viven procesos de deserción escolar. Foto:Ernesto Guzmán. EFE

“Tuvimos que sacarlo de la casa en Ciudad Equidad y llevarlo a María Eugenia para esconderlo y que no se lo llevaran”, relata la abuela con angustia. Sin embargo, la medida no fue suficiente. El menor logró contactar a sus reclutadores y les reveló la nueva ubicación, esperando que lo vinieran a buscar.

Fue entonces cuando la tensión alcanzó su punto máximo. Los hombres llegaron en una camioneta hasta la nueva vivienda, pero no contaban con la resistencia de la comunidad.

“Nos armamos con los vecinos, con palos y piedras. Estábamos dispuestos a lo que fuera para impedir que se lo llevaran. Ahí iba a ver un muerto”, dijo la mujer. Ante la confrontación, los reclutadores decidieron retirarse, sin concretar su propósito.

El peligro no ha pasado

A pesar del acto de la familia y vecinos, la amenaza no ha desaparecido. El niño sigue mostrando interés en irse, motivado por el deseo de ayudar económicamente a su madre.

“Él me dijo que quería trabajar para comprarle una casa a su mamá, que allá podía ir subiendo y lograrlo”, relató su abuela.

Según lo que le prometieron, recibiría entre 1.400.000 y 1.500.000 pesos mensuales, dependiendo de las funciones que desempeñara.

Este mismo ofrecimiento fue hecho a su hermano de 17 años, también contactado en Ciudad Equidad. Pero él se negó de inmediato y fue quien alertó a la familia de lo que estaba ocurriendo. “El más pequeño ya se estaba despidiendo, había empacado maletas. Decía que se iba a trabajar”, agregó la mujer.

Un fenómeno que se extiende

Norma Vera advirtió que este no es un caso aislado. La defensora confirmó que ha recibido al menos 13 denuncias recientes de reclutamientos forzados en Santa Marta, Ciénaga, Zona Bananera y Pueblo Viejo.

“He recibido varias denuncias de menores reclutados para grupos armados. A uno le ofrecieron 1.400.000 pesos. Esto es gravísimo”, señaló en su denuncia pública.

Según explicó, estos grupos —principalmente las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada y el Clan del Golfo— están en una guerra violenta por el control del narcotráfico y la extorsión en la región, lo que ha intensificado el reclutamiento de jóvenes entre los 12 y 22 años.

“El reclutamiento forzado es una forma de trata de personas y está tipificado como crimen de lesa humanidad. Lo preocupante es que estas organizaciones siguen violando el Derecho Internacional Humanitario mientras buscan ser incluidas en procesos de paz”, advirtió Vera.

La defensora fue enfática en señalar que las medidas actuales para combatir este fenómeno son insuficientes. “El Plan Integral de Seguridad y Convivencia no puede quedarse en discursos. Necesitamos acciones significativas que generen oportunidades reales, disminuyan la deserción escolar y enfrenten las causas estructurales”, enfatizó.

Vera pidió una intervención urgente de la Defensoría del Pueblo, del alcalde de Santa Marta, Carlos Pinedo, y de entidades como el ICBF, la Policía de Infancia y Adolescencia, y organismos internacionales. También advirtió sobre la existencia de campamentos de entrenamiento en zonas rurales del Magdalena, donde los menores son llevados, entrenados durante un tiempo y luego incorporados definitivamente.

Una comunidad en alerta, pero sola

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El niño sigue mostrando interés en irse, motivado por el deseo de ayudar económicamente a su madre. Foto:iStock

La familia del niño continúa resguardándolo, con el temor permanente de que regresen los reclutadores o que el menor, impulsado por la necesidad y la ilusión, vuelva a buscar esa “salida” que le ofrecieron. La comunidad, aunque esté decidida, no puede enfrentar sola a estos grupos armados.

Este caso evidencia la dura realidad que se repite en muchos barrios de Santa Marta y municipios cercanos, donde el abandono estatal, la pobreza y la desesperanza se convierten en terreno fértil para que estructuras criminales sigan arrebatando el futuro de cientos de niños y niñas en la región.

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 documental de la periodista Jineth Bedoya. Foto:

Por Roger Urieles, Para EL TIEMPO Santa Marta en X: @rogeruv

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