Barry Fair, un hombre de 44 años oriundo de Edimburgo, Escocia, comenzó a experimentar señales inusuales en enero de 2022 que inicialmente fueron atribuidas al estrés laboral. Según su esposa, Leanne Fair, el primer síntoma fue la aparición de olores que no existían y sensaciones recurrentes de déjà vu. Al acudir al médico, estos episodios fueron considerados una consecuencia de su rutina exigente.
Sin embargo, poco tiempo después Barry sufrió una convulsión inesperada que obligó a su traslado de urgencia al hospital. Allí comenzó una serie de estudios que, en cuestión de semanas, confirmaron un diagnóstico que cambiaría su vida y la de su familia: un tumor cerebral agresivo, identificado como astrocitoma en etapa tres.
Su estado empeoró en 2024 y falleció tras pasar sus últimas semanas en casa. Foto:iStock
Un diagnóstico devastador
El diagnóstico llegó a principios de febrero. Una resonancia magnética confirmó los temores. En ese momento, sientieron como si el suelo se les cayera encima, según contó Leanne en declaraciones al Daily Mail. “Barry seguía intentando mantenerse fuerte por mí, pero podía ver el miedo en sus ojos”, agregó.
El astrocitoma forma parte de un grupo de tumores conocidos como gliomas, los cuales se originan en el cerebro o la médula espinal. En el Reino Unido, aproximadamente uno de cada tres tumores cerebrales diagnosticados pertenece a este tipo. En su grado tres, la enfermedad presenta un crecimiento acelerado y puede diseminarse rápidamente por otras zonas del cerebro. Las estadísticas muestran que entre el 20 % y el 50 % de los pacientes con este diagnóstico sobreviven más de cinco años.
Una operación urgente para intentar frenar el avance
El 23 de febrero de 2022, Barry fue sometido a una intervención quirúrgica de emergencia en el Royal Infirmary de Edimburgo. El procedimiento permitió extraer una parte importante del tumor, localizado en su lóbulo frontal. Sin embargo, los resultados posteriores revelaron que el cáncer ya había invadido el cuerpo calloso, una estructura del cerebro que no puede ser operada.
Leanne busca crear conciencia sobre síntomas que podrían ser señales de un tumor cerebral. Foto:Facebook Leanne Fair
Con ese panorama, los médicos iniciaron un tratamiento intensivo con quimioterapia y radioterapia. Aunque en un principio el tumor respondió, con el tiempo se volvió resistente a los medicamentos, y cada nuevo examen mostraba un panorama más complicado.
Resiliencia y momentos compartidos en medio de la enfermedad
Pese a las limitaciones físicas y los efectos secundarios del tratamiento, Barry mantuvo una actitud activa durante todo el proceso. “Enfrentó años de quimioterapia y radioterapia y sus horribles efectos secundarios con tanta valentía. Todavía nos hacía reír, todavía tocaba su música, todavía tenía tiempo para todos”, relató su esposa. La familia aprovechó cada instante: realizaron viajes, asistieron a conciertos y compartieron paseos con su perro, Spud.
Aun cuando perdió el uso de una mano, Barry seguía saliendo a jugar al billar con sus amigos. “Así era él: valiente, leal y siempre pensando en los demás”, añadió Leanne.
Durante los primeros meses de 2024, la salud de Barry empeoró rápidamente. Una última convulsión marcó el inicio de la fase terminal. Fue hospitalizado brevemente y luego regresó a casa bajo el cuidado total de su esposa. Aunque los médicos estimaban que le quedaban sólo 48 horas de vida, Barry permaneció con su familia durante siete semanas más, sin dolor y acompañado.
“Verlo desaparecer en los últimos meses me ha devastado, pero también me siento afortunada de haber estado a su lado, brindándole el amor y el cuidado que tanto merecía”, expresó Leanne.
Barry Fair, un hombre de 44 años de Escocia, comenzó a experimentar señales inusuales Foto:Facebook Leanne Fair
Una causa que se transforma en propósito
Tras el fallecimiento de su esposo, Leanne decidió canalizar su dolor apoyando la investigación del cáncer cerebral. El 27 de abril de 2025, poco más de un año después de la muerte de Barry, participó en la caminata benéfica Glasgow Kiltwalk, en favor de la organización Brain Tumour Research.
“Cuando vi la fecha del Kiltwalk, me apunté enseguida. Me dio un motivo para seguir adelante”, dijo. “Salir, entrenar y tener una meta me está ayudando a superar este dolor. Pero más que nada, lo hice por Barry”.
Leanne busca ahora crear conciencia sobre los síntomas menos conocidos de los tumores cerebrales. Considera que los olores fantasmas y los déjà vu que experimentó su esposo fueron señales tempranas del astrocitoma, pero no fueron reconocidos como tal en su momento. “Quiero seguir recaudando fondos para que algún día las personas con esta cruel enfermedad tengan una esperanza real. Barry merecía algo mejor, como todos los que están pasando por esto. Lo llevaré conmigo en cada paso del camino”, concluyó.
O Globo (Brasil) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo, y contó con la revisión de un periodista y un editor.