El presidente del Consejo Gremial y de Andesco, Camilo Sánchez, repasa muy francamente los peligros del funcionamiento de los servicios públicos. Además advierte que, lejos de pelear con el presidente Gustavo Petro, quieren plantear soluciones viables. Pero que el Consejo Gremial no tiene miedo y no se va a callar.
Usted, en este momento, representa dos frentes. Es presidente de Andesco y del Consejo Gremial. ¿Qué es Andesco?
Es el gremio de gremios de los servicios públicos. Aquí están la energía, el gas, el agua potable, el saneamiento básico, las TIC y la televisión. Todos los servicios públicos en un solo gremio y por eso vemos el bosque y no solamente el árbol.
Entonces comencemos con el agua. ¿Usted cree que levantado el racionamiento, por ejemplo en Bogotá, la crisis terminó?
Lo que ha hecho el alcalde fue algo muy importante: gastar su potencial político para cumplir técnicamente con Bogotá. Habría podido tomar la decisión de no hacer el racionamiento y jugar con candela. Hoy no puedo asegurar nada, pero creo que tenemos suficiente agua para no tener próximamente más racionamientos.
Luz, energía. ¿Cree que estamos al borde, como han advertido algunos expertos, de un apagón?
Se lo hemos advertido al Gobierno: si no hace lo que tiene que hacer, que es pagar los subsidios, vamos a tener un apagón financiero. Y no es por asustar, es que ya pasó hace un mes en Puerto Cabello: 40.000 colombianos, por tres días, por solo 1.600 millones de pesos que no entraban al sistema eléctrico, se quedaron apagados. Eso es lo que casi pasa también en Boyacá y puede pasar en La Guajira, en el Putumayo, el Chocó y, desde luego, en la Costa.
El ministro de Minas, Edwin Palma, dice que el Gobierno no pagará la deuda de Air-e, que cubre la Costa. ¿Si no la paga el Gobierno, quién la va a pagar?
Le quiero decir que Edwin Palma era el interventor de Air-e. Ya lleva en el Gobierno más de seis meses y se ha dado cuenta de que hacen falta 2 billones de pesos. Él dice que no los va a pagar. Pero cuando el Gobierno intervino la empresa, todo lo que se haya generado desde ese momento lo tiene que pagar. Va a ser un litigio que tristemente puede terminar muy mal, porque si no se pagan esos recursos, puede haber ese apagón financiero en la costa Atlántica. Y más cuando el alcalde de Medellín ya le dijo al Gobierno: si no le paga a Afinia, nosotros le devolvemos esa empresa al Gobierno y estrenaríamos un Electricaribe 3: el 20% del mercado volvería a quedar como la vena rota más grande del Gobierno, inmanejable hacia el futuro.
¿Es posible que bajen las tarifas eléctricas por decreto, como quiere el Gobierno?
Lo de las tarifas es con técnica, no con ideología. La muestra de esto es que desde el primer mes que llegó al gobierno el presidente Petro dijo que iba a bajar las tarifas a las malas y no lo logró. Ya lleva 30 meses y no lo ha podido hacer, porque esto es de oferta y demanda. Aquí el problema que tenemos es que no está entrando más oferta y los proyectos se están apagando. No hay seguridad jurídica y los inversionistas se están yendo. Ya se fueron los portugueses. Ya vieron ustedes cómo Enel le vendió a Ecopetrol Windpeshi; y cómo el 49 % de la empresa eólica de AES se la están vendiendo también a Ecopetrol que, siendo una gran empresa, no sabe de esto y mientras aprende tendremos grandes dolores de cabeza en el sector energético y de gas.
¿Qué implicaciones tendrá todo esto para los usuarios?
El problema grave que tenemos es que no estarán entrando proyectos sino por allá en el 26 y el 27. Luego tendremos escasez de energía y de gas, porque perdimos la soberanía energética.
Hablemos del gas. Ya nos advirtieron que el gas barato se acabó en Colombia y que estamos condenados a importarlo quién sabe por cuántos años más...
Ya estábamos trayendo gas, hace rato, para las térmicas. Pero ahora ya lo estamos haciendo desde el exterior para los hogares y los vehículos. El Presidente, por razones ideológicas, decidió marchitar a Ecopetrol, una empresa que ha sido bandera de Colombia, además de ser la caja para las inversiones sociales del país. Pero aquí decidimos hacer una transición energética diferente al resto del mundo, que se hace con gas. Lo que pasa es que el Presidente detesta el gas y decidió que no íbamos a seguir haciendo exploraciones para aumentar nuestras reservas, no solo de gas, sino de petróleo. Estamos viendo que, además del 4 % del mercado que normalmente se traía a través de Spec, la empresa importantísima que tenemos en Cartagena, ahora lo tenemos que traer importado. Y le dio la orden al presidente de Ecopetrol de que lo hiciera. Pero además dijo una mentira: que había gas muy barato. Si lo hubiera, no se traería importado y se lo compraban a Ecopetrol. Pero, peor, dijo que el gas está en Panamá y antes, que lo traeríamos rápidamente desde Venezuela. La verdad es que seguiremos teniendo incrementos, porque el gas importado es más costoso que el nacional y hoy nacional no tenemos.
Desde el primer día nos dijeron que gas nunca iba a escasear en Colombia y mírenos, a los tres años de gobierno, pasando aceite...
(Risas). Es muy triste que el Gobierno, cuando tuvimos la noticia de los nuevos yacimientos en la parte costera colombiana, haya dicho que no le interesaba eso. Es una ventaja comparativa que tiene que aprovechar Colombia. Si este país desapareciera del planeta, no afectamos el cambio climático. Representamos tan solo el 0,6 % de la generación de C02 en el mundo, y estamos haciendo un sacrificio inoficioso, más aún cuando vemos cómo viajan el Presidente y sus funcionarios en aviones que sí contaminan. Estamos viendo una cantidad de gastos inoficiosos. Los vehículos eléctricos y de gas los deberíamos estimular y, en cambio, les pusimos sobretasas. Es una especie de doble moral.
O doble rasero, como dicen por ahí…
Exacto. Igualmente nos dijo que nos íbamos a salvar a través de paneles solares, que de la noche a la mañana no se logran. Hasta ahora estamos trayendo planes pilotos, muy pequeños. Lo están haciendo empresas como EPM, que él detesta. El Gobierno Nacional brilla por su ausencia en proyectos mayúsculos en ese tema. Y esos paneles no son la solución, porque muy seguramente por las noches tendríamos que comprar acumuladores y el costo sería excesivo, cosa que no se va a poder dar en edificios y en territorios alejados.
Pasemos a su rol de presidente del Consejo Gremial. Le pregunto: ¿es partidario de pelear con los Estados Unidos o de negociar, en el tema de la guerra arancelaria?
Sería una locura pelear con los Estados Unidos, eso es Goliat y David. Es nuestro principal socio comercial, más del 30 % de nuestras exportaciones e importaciones son de allá. Tenemos una balanza comercial positiva pequeña. Y no es que no tengamos que crear otros mercados, pero ese hay que cuidarlo. Ahí tengo que felicitar a la canciller Laura Sarabia: ella no es que sea la más experta en el tema, pero se está rodeando de los conocedores. Hicimos una mesa de trabajo donde el 95% eran integrantes del Consejo Gremial y llegamos a diferentes puntos de vista. A mucha gente le encantaría que peleáramos, pero no vamos a caer en eso. Tenemos que proteger nuestra industria y preservar el mercado americano, porque no se puede compensar de la noche a la mañana.
Dice que la canciller lo hace bien. ¿Y la ministra encargada de Comercio Exterior? ¿Aguanta tener ministra encargada en esta coyuntura?
Hemos hablado con el Gobierno de la necesidad de nombrar en propiedad a un titular en Comercio Exterior. Que tiene que conocer excelentemente no solo el tema de exportaciones e importaciones y aranceles, sino toda la normatividad. Pero sabemos que cuando uno presiona una cosa, simplemente el Presidente hace todo lo contrario. Ojalá que no se equivoque y que podamos tener los mejores negociadores.
¿Han tenido apoyo en el embajador de Colombia en EE. UU.?
El embajador García-Peña estuvo sentado con el Consejo Gremial para revisar también lo que viene hacia el futuro. Esto de los aranceles, clave, pero más importante, la descertificación. Tenemos que hacer todo lo necesario para avanzar en ese proceso. También es fundamental que el Gobierno entienda que no puede seguir con trinos a la madrugada.
¿Qué opina el Consejo Gremial del anticipo
de retefuente del año 2026 al 2025? Los expertos dicen que ese error ya se cometió en el 2023 y que salió carísimo. Y el gobierno entrante quedaría pelado...
Sacamos ya un comunicado y vamos a entregar todo lo necesario, con sustento técnico, para defender y evitar ese error. Primero, están tratando de hacer una reforma tributaria escondida del Congreso de la República. Eso es una falta de respeto con la institución, porque bajo el nombre de ley de financiamiento hace unos meses un proyecto fue negado por las comisiones económicas, lo que fue muy importante porque mostró la independencia que debe existir entre el Congreso y el Ejecutivo. Reforma que en este momento hubiera sido gravísima, porque habría terminado de fundir nuestra economía después de una pandemia. No aguantaría el sector productivo. Este mecanismo que ya demostró su fracaso consiste en gastarse la plata del siguiente año en este.
¿Entonces qué es lo que le pide el Consejo Gremial al Gobierno?
Que hay que priorizar, disminuir el gasto inoficioso y no ponerse a gastar, como lo está haciendo en este momento, en manifestaciones. Si teóricamente la consulta llegara a pasar el umbral del 13,3 millones, volvería al Congreso. Necesitamos a un gobierno gobernando y no haciendo política.
¿Usted también cree que la campaña por la consulta popular es un anticipo por debajo de la mesa de las elecciones presidenciales?
Exactamente. Él quiere nivelar las cargas porque sabe que está bastante lejos. La gente tiene en su imaginario que no ha funcionado la ‘paz total’, ni se ha dado ese cambio fundamental en beneficio de los colombianos. Desde el Consejo Gremial estamos peleando inteligentemente. No contra el Presidente, nosotros no hacemos oposición, sino mostramos alternativas viables para que no se equivoque el Gobierno y sean beneficiarios los usuarios de cada uno de los rincones del país
¿Qué opina de lo que se ha llamado una guerra de poderes entre Laura Sarabia y Armando Benedetti?
Hemos sido muy prudentes en ese aspecto. Pero esta guerra interna puede ser muy nefasta, no solamente para el Gobierno, sino también para la economía. Ojalá podamos seguir actuando de manera técnica, para buscar alternativas y no personalizar esas peleas en las que están ellos allá.
¿Cómo son realmente las relaciones entre los gremios y el Gobierno? Porque el Presidente, cada vez que puede, acusa a los gremios de ser unos oligarcas, egoístas, ladrones...
Estamos mostrándole al Gobierno los caminos que vemos viables, con argumentos basados en estudios. Si hablamos, por ejemplo, de la transición energética, hablamos de que el gas es el elemento de la transición, así a él no le guste. Le estamos diciendo al Gobierno que a nosotros lo que más nos importa es Colombia, y por eso mantendremos esos vínculos. Lo fácil hubiera sido romper los puentes. Sí estamos preocupados, porque muchas veces se cometen errores, como la reforma tributaria, la reforma laboral, lo que se ha hecho en la salud. Pero nosotros, con argumentos comprobables para plantear soluciones, estamos demostrando que no somos los oligarcas y que la inversión privada es clave para desarrollar este país. Así que volvemos a lo mismo: la técnica por encima de la ideología.
Usted ha insistido en esta entrevista, como muchos economistas serios lo hacen, en que hay que bajar el gasto público. Pero vemos dos ejemplos actuales de lo contrario. Uno, que el Presidente se va a embarcar en una consulta que vale 700.000 millones de pesos; el otro, que estamos llenos de gastos en el extranjero, no solamente abriendo embajadas y nombrando funcionarios, sino instalando unas vitrinas en ciudades muy importantes, costosísimas, para promocionar a Colombia. Esos no son gastos para hacer en momentos de austeridad y en los que deberíamos más bien estar concentrados en una vacunación masiva contra la fiebre amarilla…
Estamos diciéndole al Gobierno que es el momento de apretarse el cinturón. Que como él criticó los gastos de anteriores gobiernos, tiene que empezar a ajustar los de él. ¿Cómo es posible que este es el gobierno que más contratación de prestación de servicios haya tenido en la historia? ¿Cómo es posible que estemos gastando en una cantidad de proyectos minipequeños, que realmente no están solucionando la problemática general? Hay es que pagar los subsidios y la opción tarifaria, para que no se vaya a apagar este país. En cualquier momento podemos llegar a una recesión inducida, por falta de estímulos al sector productivo colombiano. Y lo más importante, seamos consecuentes con lo que queremos realmente, que es no tener peleas entre los privados y los públicos, los ricos y los pobres, sino que podamos todos jalar del mismo lado, porque lo que hoy ha logrado el Gobierno es dividir cada vez más al país. Necesitamos seguridad, no solamente jurídica, sino en todos los rincones; dar a las Fuerzas Militares los recursos como prioridad para recuperar la tranquilidad. Y tenga la seguridad de que en el Consejo Gremial no nos vamos a callar. Los países donde se callaron los gremios, donde se callaron las personas importantes, cuando ya fueron a hablar, sus países ya eran dictaduras disfrazadas de democracia. En el Consejo Gremial no tenemos miedo y seremos los defensores de nuestra democracia, porque esa es la parte fundamental de nuestra razón de ser.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO