‘Grupos ilegales están instalando gobernabilidades en territorios’: Armando Novoa, jefe negociador del Gobierno

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Armando Novoa, jefe negociador del Gobierno, explica por qué se armó el lío con la extradición de Giovanny Andrés Rojas, alias Araña, y describe la peligrosa forma como algunos grupos ilegales se han enraizado en los territorios.

Doctor Novoa, entre tantos grupos violentos con los que hay conversaciones, uno se pierde. ¿Usted es representante del Gobierno en qué mesa?

Estoy en la mesa con una de las disidencias de las Farc, grupos residuales que se consolidaron luego del acuerdo de paz del 2016. Concretamente, las que se llaman ‘Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano’. Son las que están, digámoslo así, bajo mi responsabilidad. Y que agrupa dos estructuras. Es una especie de coalición armada en donde está lo que se llama ‘Comandos de la Frontera’, que tiene presencia en Putumayo, y la ‘Coordinadora Guerrillera del Pacífico’, que está por los lados de Nariño. Esas dos estructuras actúan en forma unificada en la mesa de diálogos bajo mi coordinación. Hay otras disidencias, las que están por el lado de Caquetá, del Guaviare, del Catatumbo…

Entonces vamos al caso concreto del señor ‘Araña’, de los ‘Comandos de la Frontera’…

Que tienen presencia en lo que se llama el Bajo Putumayo, región fronteriza con Ecuador. 

Usted tiene fama de hombre serio. Por eso me extrañó mucho la manera como se planteó este conflicto, porque al señor ‘Araña’ fueron a capturarlo con una circular roja de Interpol, incumplible, y usted no solo se atravesó, sino que alegó que eso iba a romper la confianza dentro del grupo... 

Así es. Es cierto que las circulares rojas de Interpol son vinculantes frente a las autoridades judiciales de Colombia y ante esta circular, como dijo la señora Fiscal, lo único que había que hacer era cumplirla. 

¿Y bajo qué argumento no la cumplieron?

En unos de sus apartes, dice la ley de paz total que una vez instaladas las mesas deberán garantizarse la seguridad y la integridad de los miembros de las delegaciones. Esa circular llegó prácticamente en el momento en que estaba terminando nuestra reunión. Acabábamos de dar una rueda de prensa, habíamos informado a la opinión pública de los avances de la mesa. Cuando el señor estaba saliendo de la rueda de prensa se encontró con varios miembros que se identificaron como del CTI, que tenían como misión notificarle de la circular roja de Interpol. Lo que ocurrió en ese instante es que el señor Rojas, alias Araña, requirió de manera inmediata mi presencia. Procedí a llamar a Otty Patiño y él se presentó en el lugar, porque el tema para nuestra delegación era supremamente grave. 

Me sorprende que cumplir una orden de Interpol pueda complicarle a usted la confianza en el grupo, y no la del resto de colombianos en unas conversaciones en medio de las que ‘Araña’ siguió delinquiendo...

Esa es una buena pregunta, María Isabel. Es cierto que quien está sentado en una mesa y tiene suspendida la orden de captura no debe seguir delinquiendo.

Pero Otty Patiño, de manera desafortunada, respondió a ese reclamo que las personas sentadas en la mesa pueden seguir delinquiendo hasta cuando quieran, porque para eso se está haciendo la negociación... 

O tal vez es una respuesta incompleta, en el sentido de que quien está sentado en la mesa en representación de uno de estos grupos al margen de la ley tiene una medida de protección del Estado, que se traduce en la suspensión de la orden de captura. Como contrapartida, no puede seguir delinquiendo. Pero ellos son los jefes de estructuras armadas que están en procesos de negociación y que operan en territorios donde se sigue delinquiendo. Entonces, comparto la segunda parte de la respuesta de Otty, en el sentido de que la negociación busca lograr que ellos se separen del negocio del narcotráfico y de las actividades ilegales. Simultáneamente le recuerdo que en nuestra mesa no hay un cese bilateral de fuego. Hay un cese unilateral, decretado por ellos, que los compromete a no hacer acciones ofensivas contra la Fuerza Pública. 

Pero no extienden el compromiso a cesar sus actividades en torno a las economías ilícitas y al tráfico de cocaína...

Mi interpretación es que si el señor sigue delinquiendo, puede ser judicializado por las autoridades de Colombia. Pero ser capturado en medio de una mesa prácticamente dinamita la confianza, elemento vertebral en cualquier mesa de negociación. 

¿Pero usted qué hubiera pretendido, que le hubieran avisado? 

Yo hubiera querido que desde la Fiscalía se hubieran ponderado los avances que tuvimos en la mesa ese día, que fueron muy importantes, porque el señor Rojas se comprometió a liderar en el Putumayo un programa piloto de sustitución de cultivos ilícitos, en una extensión de 2.000 hectáreas. Putumayo tiene alrededor de 65.000 hectáreas de hoja de coca. Y me parece importante porque, de ponerse en marcha, sería prácticamente irreversible, ya que tiene que darse bajo unas condiciones y con unas medidas de acompañamiento de la Fuerza Pública, de la ONU, de la oficina del comisionado, con presencia de la Policía Nacional. Y aunque la circular roja de Interpol es vinculante, todo Estado, según la declaración de principios de Interpol, tiene autonomía para decidir en qué momento hace efectiva esa circular.

Aceptando a título de discusión que pudo haber sido inoportuna la ocasión, ¿usted cree que el presidente Petro va a aceptar esa extradición de ‘Araña’, o la va a negar? 

Él se pronunció en uno de sus mensajes en la red X, recordando lo que dice la ley de paz total al respecto. O sea que si hay un avance significativo en los diálogos de paz, sobre las personas que son objeto de órdenes de captura con fines de extradición el Presidente tiene la facultad de suspender la ejecución de la orden de captura. No de revocarla, sino de suspender sus efectos. No para protegerlos a ellos, sino el avance del proceso de paz. Y al contrario: si no hay unas demostraciones ciertas de que ese grupo va a dejar las armas, de que se va a separar de las economías ilícitas, no hay manera de que él eluda la decisión de hacer efectiva la extradición. 

¿Y usted cree que ese grupo de ‘Araña’ va a hacer eso?

Ese grupo está en un proceso de evolución lleno de altibajos. Pero percibo que, a pesar de que están metidos hasta la coronilla en el negocio de las economías ilegales y la coca, hay un agotamiento con la guerra en los territorios. Ellos tienen familias, hijos, y tener una vida miserable en la guerra, agota. Pero ‘Comandos de la Frontera’ es una estructura altamente narcotizada. Son guerrillas binacionales. Aunque se enraízan en los territorios, tienen características que van más allá de las fronteras del país. Este grupo funciona entre Colombia y en Ecuador y muy convenientemente se pasa de un sitio a otro de acuerdo con la presión de los organismos de seguridad.

¿Cree que si extraditan a ‘Araña’, se acaba este proceso? 

Pues el fin de semana estuvimos reunidos en Tumaco y tanto los delegados del Gobierno como los de la ‘Coordinadora EB’ reafirmamos el compromiso de reactivar la mesa. En abril se realizará la sesión número cuatro, con asistencia de los países garantes y de observadores militares. Se trata de llegar a un acuerdo mínimo en el gobierno del presidente Petro. Pero todavía está por definir qué tipo de acuerdo. 

Para concluir el capítulo ‘Araña’, ¿usted lo que dice es que no fue él quien siguió delinquiendo, sino su organización?

Creo que sí. Esa organización tiene unas finanzas robustas, hay muchísimas quejas en el departamento de violaciones a los derechos humanos, de reclutamiento de menores, de extorsión, de confinamiento. Y se las hemos hecho saber a ellos. Me acabo de reunir con el nuevo gobernador del Putumayo y le he dicho que si quiere jugar un papel importante en ese territorio, tiene que ponerse serio con este tema.

Doctor Novoa, ¿está contento haciendo su trabajo, está angustiado, está preocupado o vibra con el reto?

Todas las anteriores. (Risas). Estoy preocupado, estoy angustiado, también tengo momentos de alegría. Es un reto enorme, queremos contribuir de alguna manera. Esto no es propiamente la embajada de la FAO en Roma, ¿no? Pero me permite conocer esa realidad profunda de esa Colombia que tenemos de espaldas a los centros urbanos y veo ahí una problemática demasiado compleja, porque es que estos grupos en los territorios han construido lo que algunos llaman unas gobernabilidades criminales muy potentes. Controlan las economías, el empleo, administran justicia, crean sus propios sistemas de impuestos, tienen control de los gobiernos, controlan la democracia local. El hecho de que no tengan una ideología no significa que no tengan unos planteamientos de poder en el territorio.

Y están a punto de reconvertir a la población, o sea, de sacar a la que hay, o adoctrinarla y someterla, o que ingrese una población nueva y eso se vuelva de ellos...

En el caso por ejemplo de Nariño, están haciendo en algunas áreas de su influencia repoblamiento con gentes de otros territorios, hacia el lado de Tumaco, de la costa, pues la presencia de población afro, en esos lugares, es minoritaria. La presencia más significativa es de gente que viene de otros departamentos, a las que instalan allí y ellos son los jornaleros, los que hacen actividades administrativas, tienen caseríos completos, prestan todos los servicios. Es decir, están creando un estado ilegal de facto.

Gravísimo.

¿Cómo se enfrenta eso? ¿Cómo se debilita? Tal vez el éxito de la política de paz total debe medirse por el de lograr arrebatarles el territorio a las comunidades de esas gobernabilidades criminales, pero para eso se necesita una acción concertada del Estado, que es muy difícil. Yo, a veces, veo que hipotéticamente sería más fácil acordar con ellos que mover todo el andamiaje institucional para que brinde respuestas oportunas en el evento en que lleguemos a algunos acuerdos eficaces. Ese tema sobre el que poco se ha pensado es, claro, hay que combatirlos, claro, hay un fraccionamiento de las violencias. ¿Qué les proponemos alternativamente, no a ellos, sino a las comunidades? ¿Cómo logramos traer a las comunidades al Estado social de derecho? Y ahí veo muy pocas ideas luminosas. Porque es que ellos controlan la economía; y cómo se hace una reconversión de una economía ilegal a una economía legal cuando hay miles de personas que viven de esa economía ilegal. 

Entonces ahí viene mi última pregunta. No sé si a la hora en que esta entrevista se publique haya sucedido algo que se viene diciendo que sucederá: que van a cambiar a la ministra de Justicia porque el Presidente no le perdona que en el primer consejo de ministros televisado, cuando ella pensaba que las cámaras ya estaban apagadas, le dijo que había que replantear la ‘paz total’ porque a donde ella iba la gente se le quejaba de la seguridad. Pues parece que Petro no se lo perdona. Y se habla de varios fallidos ofrecimientos por parte del Presidente de su cargo. ¿Usted cree, como la ministra de Justicia, que eso de la ‘paz total’ hay que replantearlo?

Pues no. A ver, lo voy a decir con franqueza. Incluso en los sectores cercanos al Gobierno dicen que la ‘paz total’ fracasó, hay que cambiarla. Pero, entonces, vienen las preguntas: ¿qué es lo que ha fracasado? 

¿Cómo que qué? Todo. No hay día en que por ejemplo no maten militares y policías en emboscadas...

Pues es que tenemos conflictos que todavía no se solucionan en los territorios porque todavía no se ha logrado llegar a un punto de avance que logre hacer la diferencia. Pero, por ejemplo, en el departamento de Nariño, la tasa de homicidios ha disminuido significativamente; se mantienen índices de otros delitos, por ejemplo, de choques de Fuerza Pública con estos grupos.

Fuerza Pública a la tienen totalmente echada para atrás...

En el caso nuestro no, porque no hay cese bilateral de fuegos. Es necesario armonizar la política de paz con la política de Fuerza Pública y esa es una tensión que tenemos que enfrentar de manera recurrente. La ‘paz total’ tiene dificultades, pero en el caso nuestro y en el caso de una o dos mesas más, no vemos un fracaso total, por fortuna. 

¿En la del Eln?

Es que el Eln viró de un planteamiento político a un planteamiento que, a mi manera de ver, está cada vez más criminalizado. Dejó de ser un grupo en armas contra el Estado y ha derivado en otra cosa. Eso es parte de la crisis de estos grupos, que piensan que la vía de las armas todavía es viable en Colombia. Eso se acabó. Para bien o para mal, que Petro hubiera ganado las elecciones ha cerrado a mi manera de ver, y definitivamente, la posibilidad de una transformación social por la vía de las armas. Eso que plantea el Eln en el Catatumbo es un espejismo. En los otros territorios están tratando de enraizarse en esas comunidades con proyectos de poder local, y ahí es donde tiene que intervenir la fuerza del Estado con claridad. En eso estamos interviniendo nosotros. En Tumaco hicimos un evento con 7.000 líderes, acordamos un programa de sustitución de cultivos, 2.000 hectáreas, y de esa pelea en la mesa va quedando algo. Hay algunos de esos líderes allá, de esa guerrilla, si se puede llamar ahora así, que quieren un acuerdo de paz.

Llamémoslo grupo criminal, como es…

Llamémoslo grupos armados organizados al margen de la ley, que es como los denomina la ley y la Corte Constitucional. 

MARÍA ISABEL RUEDA

Especial para EL TIEMPO

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