Flick, ‘tacticista’ y paternalista... (Último tango, opinión)

hace 3 horas 9

Sin buenos jugadores, no hay táctica que valga. Carlo Ancelotti lo sabe mejor que nadie. Prueba irrefutable es su Real Madrid: es el actual campeón de España y de Europa, tiene el plantel más cotizado del mundo, pero pidió refuerzos urgentes a Florentino Pérez, para antes del 31 de enero, cuando cierra el mercado invernal. Quiere, mínimo, un central de categoría y un lateral derecho contrastado (interesa Alexander Arnold, del Liverpool). Si puede alguno más, impecable. Seguramente, Carletto se considera a sí mismo un entrenador competente, pero quiere más garantías en el campo.

Está claro, entonces: esto no es ajedrez, nadie puede jugar con fichas ni con muñequitos de metegol y ser campeón del mundo. Pero ahora, más que nunca, está comprobado que sin un buen técnico no hay proceso que prospere, aún con una nómina brillante. Cantidades de clubes y selecciones fracasaron teniendo excelentes futbolistas, aunque sin un conductor capaz de guiarlos al éxito. Porque no logró conjuntarlos, porque no tenía la táctica adecuada, por no conformar un equipo o bien por no ser capaz de armonizar el grupo humano.

Carlo Ancelotti celebra el paso a la final de la Liga de Campeones.

Carlo Ancelotti celebra el paso a la final de la Liga de Campeones. Foto:Angel Martinez. Getty Images

Un plantel de jugadores correctos bien conducidos puede igualar o superar a otro de mejores individualidades, pero mal dirigidos. Sobre todo, en la actualidad, donde la preparación física ha alcanzado un punto tal vez máximo: ya no se puede correr más rápido o con mayor intensidad llevando una pelota. Y solo con el factor físico cualquier equipo complica a su adversario. “Si a un equipo malo lo dejamos jugar, lo convertimos en bueno; si a uno bueno lo apretamos a fondo, lo reducimos a discreto o malo”, les decía a sus dirigidos don Raúl Pino, lúcido estratega chileno de los 70 a los 90, que dirigió a la selección boliviana e infinidad de clubes.

En el Mundial de 1930 ni se sabía quiénes eran los entrenadores de las selecciones; entonces no revestían ninguna importancia. Los equipos eran armados por los delegados al torneo, o bien estos designaban al capitán y este formaba el cuadro; de táctica ni se hablaba, apenas algunos lineamientos generales como “hay que atacarlos”, o bien “salgamos a esperar a ver cómo se desarrolla el partido”. El llamado “entrenador” era una especie de hermano mayor que daba unas afectuosas palmadas antes de entrar al campo y profería alguna frase animosa como “vamos que hoy ganamos”. Nos lo contó Francisco Varallo, delantero argentino en aquella primera Copa Jules Rimet: “Figuraba como técnico Francisco Olázar, pero él no se metía para nada, ahí los que mandaban eran Monti, Paternoster, Nolo Ferreira... Eran los mayores y daban las indicaciones, jugá por derecha, hacé esto o aquello...”.

Recién muchos años después el entrenador fue perfilando su gravitación, hasta convertirse en director técnico, luego en estratega y, en los últimos tiempos, en conductor de grupos, esto último tan esencial en este tiempo que nadie se arriesga con un profesional que tenga “problemas de vestuario”. Ya no existe duda alguna sobre la importancia capital del DT. Nadie quiere equivocarse porque después todo el proyecto queda en sus manos. Él deberá encontrar los jugadores más capaces, la mejor táctica y llevar las riendas con buen ambiente y firmeza.

La elección del técnico ha pasado a ser la decisión trascendental de cualquier institución. En ello se basa casi toda la razón del éxito en el fútbol actual. Y el mapa de la felicidad apunta hoy a Barcelona. La hinchada azulgrana ha encontrado, por fin, al mesías: Hansi Flick. No es que sea un descubrimiento, el alemán es el iluminado entrenador que llevó al Bayern de Múnich al sextete en 2020 habiendo tomado al equipo interinamente tras una dolorosa goleada de 1-5 ante el Eintracht Frankfurt. Destituyeron a Nico Kovac y lo subieron “por unos partidos”. Arrasó. Ganó todo, le dieron la selección alemana para el Mundial 2022 y fracasó: se volvieron a casa en primera rueda. Insólitamente, estaba desocupado, lo fue a buscar el Barça y reapareció el Flick sorprendente.

Flick, DT de Bayern Múnich.

Flick, DT de Bayern Múnich. Foto:EFE

Aún sumergido en deudas y cimbronazos institucionales, el barcelonismo sonríe, ve un presente luminoso y un futuro inmediato espectacular por la nueva camada que componen Gavi, Pedri, Cubarsí, Fermín, Casadó, Balde y, sobre todo, Lamine Yamal, el chico de 17 que es ya la estrella del fútbol español (estrella de verdad, por juego, no por marketing). “No sé si Lamine podrá igualar a Messi, pero puede marcar una época, como Messi”, dijo anteayer el exmadridista Guti en El Chiringuito. Y a ellos hay que sumarles a Dani Olmo, Ronald Araújo, el momento estelar de Raphinha y la veterana sabiduría de Lewandowski.

Pero todo encaja porque está Flick, un sujeto sencillo, afable, de perfil bajo, que muestra un presente ilusionante: acaba de ganar la Supercopa de España al Real Madrid, es segundo del Liverpool en Champions, con todas las chances en Copa del Rey y tercero a 6 unidades del Atlético en Liga, aunque con toda la segunda rueda por delante. Tres torneos en el horizonte, si pega uno o dos más en su primera temporada, será fantástico.

Tiene un magnífico plantel, mucha juventud y ya ha logrado el funcionamiento, lo dicen los números, verdaderamente impactantes. Hasta ayer, antes de jugar con el Getafe, llevaba 21 victorias sobre 29 cotejos, con 88 goles marcados (3,03 por partido) y 74,71 % de rendimiento. Y el juego, ¿no…? Los dos clásicos recientes ante el club blanco le dieron un espaldarazo extraordinario a la reputación de Flick. Cuatro a cero en Madrid y 5 a 2 en Arabia Saudita, ambos con bailoteo y resultado corto. Pudieron ser más escandalosos. ‘Superpaliza’ y ‘Superbaño’ titularon respectivamente As y Marca, los dos diarios ultramadridistas, admitiendo la realidad. Las acciones de Hans-Dieter treparon hasta la estratósfera. Los mismos medios madrileños hablaron de que le dio un repaso táctico a Ancelotti.

Flick borró de un plumazo el clásico estilo del Barça de posesión, pases y más pases: juega directo, sale rápido del fondo, transición breve y ataque. Y aprovecha una delantera letal con Lamine, Lewa y Raphinha. El equipo genera muchísimo caudal en ataque y entre sus logros individuales está, sobre todo, Raphinha, embalado en un 2024-2025 notable con 20 goles y 10 asistencias, además de generar mucho desequilibrio para la diagonal de Lamine o el desmarque de Lewandowski. Flick archivó el ADN Barça y nadie dijo ni mu.

Barcelona

Barcelona Foto:EFE

Cuando todo está polarizado entre técnicos tacticistas o paternalistas, Flick rompe el molde: es ambas cosas. Y también exigente. Otro de los jóvenes de La Masía, Pau Víctor, dio una pista sobre el DT oriundo de Heidelberg: “Es muy estricto con la puntualidad, si dice a las 11 en el campo y llegas tres segundos después, para él has llegado tarde”. El arquero Iñaki Peña y el lateral Koundé aparecieron con retraso a una charla técnica y quedaron fuera de la convocatoria. Pero nadie se molesta, los jugadores están felices con el amable rigor del comandante, siempre sonriente.

Otro punto a favor es que llegó en medio de grandes turbulencias institucionales del club azulgrana, pero él, a lo suyo, nunca menciona el tema en las ruedas de prensa ni se queja de nada, se mantiene al margen. Si lo que un club de este porte busca es un entrenador de prestigio, trabajador, exitoso y con liderazgo positivo, el FC Barcelona acertó la lotería del fútbol.

Sin buenos jugadores, no hay táctica que valga. Carlo Ancelotti lo sabe mejor que nadie. Prueba irrefutable es su Real Madrid: es el actual campeón de España y de Europa, tiene el plantel más cotizado del mundo, pero pidió refuerzos urgentes a Florentino Pérez, para antes del 31 de enero, cuando cierra el mercado invernal. Quiere, mínimo, un central de categoría y un lateral derecho contrastado (interesa Alexander Arnold, del Liverpool). Si puede alguno más, impecable. Seguramente, Carletto se considera a sí mismo un entrenador competente, pero quiere más garantías en el campo.

Real Madrid vs. Barcelona

Real Madrid vs. Barcelona Foto:EFE

Jorge Barraza

Para EL TIEMPO

@JogeBarrazaOK

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