En una humilde vivienda en medio de empinadas montañas del municipio de San Pedro y donde hay presencia de hombres armados del frente de disidentes de las Farc 'Adán Izquierdo' vivían María Graciela y su hija Jessica Díez Agudelo.

En el territorio nacional se han venido realizando manifestaciones para clamar por las víctimas. Fotos: Milton Diaz El Tiempo
Foto:Milton Diaz / El Tiempo
Fue a eso de las 7:30 de la noche del pasado 26 de marzo, cuando ambas mujeres fueron atacadas con tal sevicia que quedaron sin vida en su propia casa.
Aunque se hablaba de disparos a la madre y a la hija, de acuerdo con la Policía Valle, las víctimas murieron por arma blanca o cortopunzante. El grado de crueldad tiene aún sorprendidos a habitantes de Monterredondo y del corregimiento Todos los Santos, en ese corazón del Valle del Cauca.
La misma comunidad descubrió los cadáveres. Vecinos cuentan que Jessica habría muerto por múltiples puñaladas en el rostro y en el cuello. Mientras tanto, la madre habría sido tenido graves heridas en el abdomen y en el pecho.
Por la saña de los crímenes, las autoridades señalaron que todo indicaría que tanto la madre como la hija conocerían a los atacantes. Expertos consultados por EL TIEMPO manifestaron que las múltiples heridas reflejan todo un grado de furia en un hecho de violencia de género, señalado como feminicidio.
La comandante de la Policía Valle, coronel Sandra Liliana Rodríguez, así como en la Gobernación recalcaron la importancia de que las mujeres denuncien cuando son acechadas, amenazadas y son víctimas de más violencias.
La oficial dijo que después de un consejo de seguridad se acordó trabajar en una estrategia contra la violencia de género, pero enfatizando en el componente de la prevención.
Miembros de la población del corregimiento Todos los Santos conocían a Jessica y a la madre, como personas dedicadas a cosechar la tierra y a vender productos lácteos. Estos campesinos contaron que los cuerpos fueron encontrados por ellos y que personas de la funeraria del pueblo los recogieron por la crítica situación de orden público, debido a la presencia de los disidentes.
Los cadáveres fueron llevados al casco urbano de San Pedro. Según la Policía Valle, estas mujeres fueron trasladadas al hospital Ulpiano Tascón Quintero sin signos vitales.
"Se realizó coordinación con personal de la Alcaldía y servicios funerarios para el traslado de los cuerpos hasta el centro asistencial, toda vez que en el sector se tiene injerencia del GAO-R 'Adán Izquierdo'. Móviles y agresores son materia de investigación", se lee en el reporte de la Fuerza Pública.
Estos casos revivieron los asesinatos de Diana Carolina Castro, de 35 años, y su hija de 16, el 29 de noviembre. También las mataron en su propia casa en zona rural del municipio de Pradera por lo que, de acuerdo con fuentes de la Fiscalía y de la Policía, sus agresores estaban decididos a no dejarlas vivas, a ninguna de estas mujeres, ni a la madre ni a sus hijas, ambas menores de edad. Pero ni la señora ni su hija mayor sobrevivieron, a diferencia de la pequeña.
Según la gobernación del Valle, las estructuras ‘Adán Izquierdo’ y ‘Dagoberto Ramos’, disidencias de las Farc al mando de 'Iván Mordisco', se disputan el territorio con la disidencia del frente '57 Yaír Bermúdez’.
Hay similitudes entre estos hechos en Pradera y San Pedro. Fueron cometidos en las viviendas de las víctimas. Sus hogares eran sus refugios, pero aun así, las asesinaron al punto de ser considerados feminicidios por las características de los crímenes.
La Ruta Pacífica de las Mujeres Colombianas ha venido analizando cómo las violencias hacia las mujeres ocurren en una sociedad en guerra.
Recalca: "Así, las violencias en una sociedad en conflicto armado no pueden versen aisladas de lo que pasa en el espacio de las familias, la violencia política y la violencias en la familia se apoyan, son equidistantes, ambas se nutren, aunque sus expresiones y manifestaciones guarden especificidades y territorialidades. Hacer visible su interdependencia es precisamente contribuir a hacer visible un problema que ha sido considerado de exclusiva competencia de las individualidades y de las mujeres".
Según este estamento, la violencia de género ha tomado un giro en zonas de conflicto armado. "Este fenómeno no solo afecta a las mujeres directamente involucradas, sino también a sus familiares y seres queridos, creando un ciclo de violencia que perpetúa el terror en las comunidades".
Esa violencia habría alcanzado a estas madres e hijas en zonas rojas, en el campo de San Pedro y Pradera.
"Entre enero y septiembre de 2024 se registraron 208 feminicidios en las 10 regionales de incidencia de la Ruta Pacífica de las Mujeres, lo que refleja un aumento preocupante en la violencia de género. Esta violencia es el resultado de relaciones de poder patriarcales y estructuras sociales que permiten la discriminación y desigualdad, asimismo como las dinámicas de control territorial utilizadas por parte de grupos armados que exacerban esta situación, utilizando la violencia sexual como una táctica para intimidar y controlar a las comunidades". Es otro aparte del informe.
Para la Ruta Pacífica, llama preocupantemente la atención de que 67 casos en el país, el sujeto feminicida pertenecía a un grupo armado o sicarial y en 35 más, las víctimas fueron asesinadas por una persona conocida. "Estos hechos, además, indican que el objetivo de los agresores era acabar con la vida de las mujeres y niñas, pues en 54 de los casos, el medio de eliminación utilizado fue el arma de fuego".
Municipios violentos tuvieron más feminicidios
Hay que tener en cuenta que al mirar las estadísticas y los mapas de feminicidios en Cali y en el departamento con información de los observatorios de Género del Valle del Cauca (Ogen) y de Seguridad de la capital de la región que los mayores casos de violencias en los hogares han mostrado un aumento a la par con los mismos feminicidios en municipios con elevadas cifras de violencia urbana, a donde también han llegado los grupos armados ilegales con ataques sistemáticos que traen consigo el empleo de explosivos y hostigamientos.
El Ogen reportó que entre el primero de enero y el 30 de diciembre de 2024 se incrementaron los feminicidios en Cali, Buenaventura, Jamundí, Pradera, El Cerrito, Cartago, La Unión y Riofrío, municipios. Claro está que, como lo señaló la Policía Metropolitana de Cali, los homicidios en la capital del Valle bajaron en ese 2024 en un 7 por ciento con 67 vidas salvadas, las dinámicas de venganzas e intolerancia adentro de los hogares se mantienen. En ese 2024, los feminicidios subieron. Se pasó de 11 casos en 2023 a 12, en el año siguiente.
En Tuluá que se ha agitado por grupos armados como disidentes y también por la banda 'la Inmaculada' en las calles del casco urbano y algunas zonas rurales, la violencia en general bajó entre 2023 y 2024, al tiempo que descendieron los feminicidios. En 2023, Tuluá arrojó 129 homicidios, de los cuales, 11 víctimas fueron mujeres. En 2024, el Instituto Nacional de Medicina Legal sumó en sus reportes 100 homicidios y siete asesinatos de mujeres en este municipio del centro vallecaucano. Allí, con base en los informes del Ogen, los feminicidios también bajaron de un año a otro. En 2023 se cometió un feminicidio, mientras que el año pasado no hubo ninguno.
Analizando todos los feminicidios en el último año en el Valle aumentaron en un 67 por ciento. En 2024 se registraron 30 frente a 18 de 2023.

Campaña 'No es hora de callar' contra las violencias de género en el país.
Foto:Mauricio León. Archivo EL TIEMPO
Sobre Buenaventura, en 2023 hubo uno solo y en 2024 se cometieron tres. Pero este año, la violencia se disparó en Buenaventura. Ya para abril, la cifra iba en 60 homicidios. Entre esos casos, el asesinato de Brenda Ordóñez, de 23 años y en estado de embarazo, fue catalogado como feminicidio. Sus restos fueron hallados enterrados en el barrio Los Ángeles. Sin embargo, como lo manifestó Fabio Cardozo, quien ha estado en las mesas de negociación con las bandas 'Shottas' y 'Espartanos', el caso de Brenda sería ajeno a las bandas, pero está dentro del contexto violento de la ciudad puerto con todas sus carencias económicas y sociales. La pareja de Brenda es sospechosa.
Pero, de acuerdo con la Ruta Pacífica, los feminicidas no solo son parejas o exparejas sentimentales. También son desconocidos o tienen vínculo con algún allegado a las mismas víctimas.
En Jamundí también se ha visto ese incremento de la violencia en proporción con los feminicidios. Medicina Legal informó 110 homicidios en 2023, ocho de los cuales eran mujeres. De esos últimos asesinatos, no hubo ninguno como feminicidio, en ese entonces.
No obstante, en 2024, el panorama cambió, al punto de que los disidentes de las Farc del frente 'Jaime Martínez' arremetieron con motos y carros bomba, además de disparos contra la Fuerza Pública y los mismos civiles en el casco urbano y en corregimientos de la parte alta rural. En ese último se cometieron 125 homicidios, de los cuales, 13 eran mujeres. Entre esa cifra cuatro fueron tipicados como feminicidios.
En este diagnóstico se incluye el aumento de los casos de violencia intrafamiliar en el Valle en 2024 con 5.720 casos, mientras que el año anterior se contabilizaron 4.749.
Ya entre enero y el 18 de abril de este 2025, los feminicidios en el Valle bajaron en un 77 por ciento. De 13 reportes durante el mismo lapso de 2024, la cifra llegó a ser de tres. En Trujillo y Buenaventura hay contención (2024, un caso y 2025, otro caso). Cali, por el contrario bajó de siete feminicidios a uno solo. Aunque los homicidios en Cali fueron creciendo entre enero y marzo, en abril, según la Policía, empezó el descenso.

Maribel Carlosama Ortiz con la mamá, cogiendo habichuela y ají.
Foto:Archivo particular
Dos hermanas y una cruenta emboscada
La vida de los cerca de 20 mil habitantes de Restrepo -un poblado del centro occidente vallecaucano en medio de montañas, donde se siembran piña, café, cebolla, habichuela, ají y tomate- transcurre entre esas estrechas calles, donde muchos se conocen y se encuentran a la vuelta de la esquina y donde toda tragedia jamás se olvida.
Una de ellas, los asesinatos de Maribel Carlosama Ortiz, de 21 años, y de su hermana que tenía 14 años: Nicole Dayana Orozco Ortiz.
El nombre de la menor es revelado y autorizado por la madre que en cuatro años ha venido clamando por justicia en nombre de sus únicas hijas, cuyas vidas se las arrebataron por disparos a quemarropa.
Sus cuerpos fueron hallados con múltiples heridas y dejados abandonados a su suerte en una carretera del área rural del municipio de La Cumbre. La tragedia se remonta al 18 de septiembre de 2020, un día antes de la celebración en aquel año del día del Amor y la Amistad.
Mónica María Ortiz guarda como sus más grandes tesoros las fotos, los videos y los últimos mensajes que sus hijas le escribieron por WhatsApp horas antes de los crímenes.
De Maribel, la joven de ojos penetrantes de color castaño, recuerda cómo cuidaba su cabello oscuro y liso. Ella había realizado estudios técnicos de contabilidad y en manualidades para organizar eventos, aunque le gustaba la agricultura.
De hecho, creció ayudándole a doña Mónica a cosechar habichuelas y ají en fincas donde las contrataban y a donde Maribel solía ir porque no era fácil encontrar un empleo en contabilidad, de acuerdo con la mamá. A la joven, oriunda de Restrepo, también le gustaba la danza y empezó en un grupo casi después de aprender a caminar.
- Mari se inició como a las 3 años de edad y Nicole, a los 4.
La pequeña, la bebé de doña Mónica, como aún la llama, era la talentosa de la familia en tocar el clarinete y el saxofón. Cuando ocurrió el crimen estaba finalizando séptimo grado y se alistaba para continuar el octavo con ansias de seguir con sus amigos de colegio. Le gustaba participar en un grupo de danza, luciendo trajes de colores para interpretar ritmos folclóricos. Era una de las fundadoras. Su sueño truncado por la muerte fue el de estudiar veterinaria porque le gustaban los animales.

Nicole Orozco Ortiz.
Foto:Foto suministrada por la mamá, Mónica Ortiz.
-Son cuatro años, mis amores, de esta partida y sin pedirme permiso. Pero este dolor es demasiado. No hay palabras para expresar el dolor que siento en mi corazón.
El mensaje es uno de los escritos de doña Mónica con fotos de sus hijas y con música de fondo, como una manera de continuar sintiéndolas a su lado.
En algunas de esas fotografías, Nicole luce un vestido típico de campesina con rosas entrelazadas en su cabello negro.
En las fotos de Maribel hay una posando con traje de cumbia. Tenía un vestido blanco con bordados del tricolor de la bandera nacional que también adornaba su cabeza.
En estos cuatro años desde el asesinato, dos hombres han permanecido recluidos en cárceles de Cali y Jamundí, cumpliendo medidas de aseguramiento, mientras avanzaba los procesos penales en su contra.
Julio César Mosquera Cerón desde que fue detenido en 2020, casi un mes después del asesinato de las hermanas, ha estado tras las rejas del Complejo Carcelario y Penitenciario con Alta y Media Seguridad de Jamundí (Cojam), y Víctor Alfonso Vélez Castaño fue llevado a la cárcel de Villahermosa, en la capital del departamento. Mosquera es el padrastro de Vélez.
Y en esos mismos cuatro años, las autoridades han ido armando el rompecabezas para ir detrás de los culpables, primero, la Policía Metropolitana de Cali que desde aquel septiembre de 2020 inició la persecución que duró casi un mes para dar con el paradero de los dos hombres señalados como autores materiales, tras analizar más de 50 horas de grabación obtenidas de diferentes cámaras privadas e institucionales, y luego con la Fiscalía que acusó a los capturados de feminicidio agravado en concurso homogéneo con feminicidio agravado, fabricación, tráfico y porte o tenencias de armas de fuego, accesorios o municiones.
Hoy, casi cinco años después del asesinato de las hermanas, el Juzgado Primero Penal del Circuito con funciones de Conocimiento condenó a 536 meses de prisión, que equivalen a 44 años y ocho meses, a Mosquera Cerón y al hijastro.

Rechazo hacia las violencias de género en el país.
Foto:Jaiver Nieto Álvarez / ETCE
Las semanas previas a los asesinatos
Maribel había estado en una discoteca dos semanas antes sin saber que sus días los tenía contados y su pequeña hermana. Allí, Víctor Vélez se le presentó y desde entonces quiso acercársele, de acuerdo con allegados de las víctimas porque habría tenido un plan de sevicia, al parecer, por una disputa entre dos familias.
Inclusive, el hombre había insistido en varias oportunidades para que salieran, a pesar de que el condenado es casado.
El hombre fue luego a la vivienda de las hermanas, en el centro de Restrepo, conociendo a la mamá de ambas. Vélez era mayor que Maribel con una diferencia de 17 años.
Así transcurrieron los días hasta que Vélez, de acuerdo con las declaraciones recogidas en cuatro años por la Fiscalía, le dijo a Maribel que como se acercaba el día del Amor y la Amistad, el sábado 19 de septiembre de aquel 2020, que se vieran el día antes. El lugar acordado fue en Buga, distante 26 kilómetros de Restrepo.
Ese día, el 18 de septiembre, como lo dijo la mamá, "le había dicho que la cita era ese viernes porque le iba a regalar algo por amor y amistad. Que ella bajara a Buga y que él la recogía".
-Mamá, ¿va a ir conmigo?
-Mami, no la puedo acompañar porque trabajo.
-¿Será que mi hermanita me acompaña?
-Dígale a Nico.
En efecto, cuando llegó ese 18 de septiembre, las hermanas salieron hacia Buga y allí se encontraron con él. Se estaba desplazando en un carro particular, un Chévrolet de color azul.
En una declaración juramentada conocida por EL TIEMPO, de una de las familiares del condenado Víctor Alfonso Vélez Castaño, este había insistido en que intercediera por él ante su esposa para que le permitiera usar el carro. Vélez es casado.
-Víctor me llamó ese viernes, 18 de septiembre, en horas de la mañana y me pidió que llamara (a la esposa) para que le prestara el carro para recoger a unas primas de Julio (el padrastro también condenado) al aeropuerto. Entonces, le pregunté que cómo así que para el aeropuerto y él me dijo que le hiciera el favor de llamarla para que le prestara el carro para ir al aeropuerto. Yo le dije que no la fuera a meter en problemas y ya.
Las horas siguieron avanzando hasta llegar la noche. En ese entonces, estaban arreglando la vía y Víctor Vélez con las hermanas no tomaron el trayecto de la carretera de Buenaventura a Restrepo.
-Él (Víctor) le había dicho a mi hija (Maribel) que no se venían por ahí porque había mucho trancón y que daban la vuelta por Yumbo, que él le iba a regalar un teléfono avanzado. Por eso se vinieron por Yumbo para salir a La Cumbre (otro municipio).
-Le decía que le iba a dar un regalo como amigo, que no era para nada más.
Además, la joven tenía novio, una relación de cinco años que habría generado una disputa con otra mujer.
Así lo narra la madre. Fue cuando llegaron el centro comercial Único, en Yumbo. Allí se detuvieron a comer un sandwich. Maribel le envió a la mamá, las últimas palabras e imágenes de su hermanita y de ella con vida.
Eran las 7:31 de la noche de ese viernes fatídico del 18 de septiembre de hace cuatro años. Doña Mónica Ortiz recibió mensajes por WhatsApp.
-Estamos esperando comida.
-No, me trae comida.
-Le llevamos. Jajaja. Pero es sandwich.
A las 7:47 de la noche, doña Mónica recibió otro mensaje con la foto de su hija adolescente, comiendo.
A las 8:05 de la noche hubo más comunicación.
-Ya vamos para allá.
-Gracias a Dios. ¿Por dónde vienen?
-Apenas salimos.
-Me está avisando, hija. Buen viaje.
Esas palabras fueron a las 8:09 de la noche y los últimos mensajes fueron enviados a las 8:40, quedándose grabados en la memoria y en el alma desgarrada de la madre.
-Desde que mis hijas salieron de aquí nunca perdimos comunicación hasta las 8:40 de la noche. Me mandaban ubicación, me mandaban fotos de tal parte y del otro.
Luego, la madre empezó a preocuparse porque Maribel ya no se comunicaba.
"El teléfono se va a buzón. Volvimos marcamos, entraba la llamada y no contestaban", dijo la señora que emprendió la búsqueda con otras allegados.
A eso de las 10:30 de la noche de ese 18 de septiembre de 2020, la familia halló los cuerpos en un barranco, en la vereda Río Grande, de La Cumbre.
Maribel Carlosama sufrió dos heridas. Un disparo fue en las costillas y el segundo, cerca de la cabeza, comenzando la columna. Su hermana adolescente murió por dos disparos. La madre contó que uno de ellos había sido en el rostro y a poca distancia. El segundo fue en el tórax.
Víctor Vélez, según la Policía, vestía de blanco con gorra y tenis rojos. El padrastro habría participado en los asesinatos.
"Más de 50 horas de grabación obtenidas de diferentes cámaras privadas e institucionales permitieron ubicar a las víctimas en compañía de un hombre en el municipio de Buga y su recorrido hasta el lugar donde ocurrieron los hechos en la vereda Río Grande, zona rural de La Cumbre, Valle del Cauca", fueron las palabras del entonces comandante de la Policía Metropolitana de Cali, en octubre de 2020, general Manuel Vásquez.
Esas pesquisas llevaron a los uniformados detener a Víctor Vélez en el barrio Belalcázar, en el centro de Cali. Allí, también fue hallado el vehículo en el que se movilizaron las víctimas y en la habitación del detenido, según la Policía, estaban la gorra y los tenis rojos que llevaba el día del asesinato, como quedó grabado en videos de las cámaras de seguridad.
Un reporte de la misma Policía de la época indicó: "Otra acción se registró en la vía a Restrepo – Valle, donde fue capturado un segundo hombre, padrastro del primer victimario y quien habría sido el determinador de las muertes. Cabe resaltar que estas personas registran antecedentes judiciales por hurto".

No más violencia hacia la mujer.
Foto:Archivo EL TIEMPO
Las condenas
Transcurrieron cuatro años hasta que el 29 de noviembre de 2024, el Juzgado Primero Penal del Circuito con funciones de Conocimiento determinó las condenas para ambos hombres involucrados.
"Condenar a Julio César Mosquera Cerón, de Cali (Valle), y a Víctor Alfonso Vélez Castaño, de Restrepo (Valle), de condiciones civiles y personales conocidas, cada uno, a la pena principal privativa de libertad de 536 meses de prisión, como autores penalmente responsables del punible de feminicidio agravado en concurso homogéneo por ser dos víctimas, y en concurso heterogéneo con el delito de fabricación, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios partes o municiones, en hechos ocurridos en las circunstancias de tiempo, modo y lugar que dan cuenta los registros", se lee en el acta del fallo, en audiencia virtual.
"Segundo, condenar a Julio César Mosquera Cerón y a Víctor Alfonso Vélez Castaño por un tiempo igual al indicado como pena principal, a las penas accesorias de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas, y privación del derecho a la tenencia y porte de arma de fuego", dice la sentencia.
"Tercero, no conceder a Julio César Mosquera Cerón y a Víctor Alfonso Vélez Castaño, el subrogado de la suspensión condicional de la ejecución de la pena, lo mismo que la sustitución de la prisión intramural por la prisión domiciliaria con base en las razones expuestas en la parte motiva. Se ordena notificar de la presente decisión a los centros carcelarios donde se encuentran detenidos los sentenciados (...), con el fin de que cumplan en esos lugares la sanción que aquí se les impone".
Esto significa que el padrastro de Vélez Castaño pagará su condena en la cárcel donde se encuentra, la de Jamundí. El hijastro, por su parte, deberá permanecer en la hacinada cárcel de varones de Villahermosa, en Cali.
Durante la audiencia, el juez sostuvo que contra esta decisión procede el recurso de apelación ante la Sala Penal del Tribunal Superior de este Distrito Judicial.
El defensor de los condenados interpuso recurso de apelación, mismo que sustentará en el término de ley, "igualmente, el procesado Víctor Alfonso Vélez Castaño manifiesta que interpone recurso de apelación a través de su apoderado, razón por la cual se concederá la alzada ante la Sala Penal del Tribunal Superior de Cali, en el único evento en que sea sustentado en el término legal conforme el artículo 179 del C. P. P.".
Igualmente "se ordena notificar de la decisión al sentenciado Julio César Mosquera Cerón, quien se encuentra detenido en el centro carcelario Cojam".

Maribel Carlosama Ortiz.
Foto:Foto suministrada por la mamá, Mónica Ortiz.
La dolorosa verdad, según la familia
-Sé que estas condenas no me van a devolver a mis hijas, pero hubo un poco de justicia.
La madre de Maribel y de Nicole aún siente que no todos los culpables están presos y condenados. De hecho, las mismas autoridades señalaron que estos capturados y hoy condenados fueron catalogados como los autores materiales, pero faltan los intelectuales, los que fraguaron el plan del asesinato a sangre fría de las hermanas.
Todo indicaría, según declaraciones en el proceso judicial, que los hombres en estos homicidios habrían tenido una motivación personal: rencillas y amenazas previas de terceros hacia la misma familia de las víctimas.
Pero estas amenazas no tendrían que ver ni con deudas o por razones económicas. Se presume que detrás de este hecho habría sentimientos de rencor hacia la mayor de las hermanas, debido a una relación sentimental desde que tenía 16 años hasta los 21 de su muerte y que habría despertado la disputa con terceros. Víctor Vélez y Julio Mosquera tendrían vínculo con quienes habrían sido parte de esa disputa.
Aún estas versiones siguen en indagación. Pero, la madre de Maribel y de Nicole teme que con las dos condenas, "todo llegue hasta ahí y no estén todos los culpables". Por eso pide que el caso no sea cerrado aún.
"Inclusive, nosotros no hemos recibido ninguna reparación económica", manifestando que son pocos los medios para sostenerse. Su hija mayor y ella se ayudaban entre sí, en los cultivos de habichuela, tomate y ají, como jornaleras.
En la actualidad, la madre contó que a veces le pagan por pintar casas.
Habla uno de los feminicidas: dio confesión clave
"Aproximadamente, a principios de septiembre, yo fui a Restrepo, un día sábado. Llegué a la casa de mi mamá (...). Salí con Julio, el marido de mi mamá, a quien le dicen 'Popeye' y fuimos a una discoteca, yendo para una vereda llamada La Palma. No recuerdo el nombre de la discoteca. Cuando llegamos, Maribel ya estaba en la discoteca. Me la presentaron y me dijo que estaba rumbeando con la mamá y con unos amigos".
Estas palabras forman parte de la declaración judicial que rindió Víctor Alfonso Vélez Castaño, un hombre que en Cali era taxista y cuya familia vive en el municipio de Restrepo.
Lo hizo como indiciado, mucho antes de ser condenado junto a su padrastro, Julio César Mosquera Cerón, el pasado 29 de noviembre, a 44 años de prisión, como autores materiales de uno de los más despiadados feminicidios conocidos en el Valle del Cauca.
Este es el relato que rindió Vélez Castaño, nacido el 27 de marzo de 1985 (39 años) en el interrogatorio cuando era indiciado. El taxista empezó diciendo para el registro que su estado civil es unión libre y que su nivel educativo es quinto de primaria.
Luego, procedió con los hechos:
- Julio me la presenta y me dijo que Maribel era la novia del patrón de Julio y que le iban a hacer una sorpresa, que necesitaba que yo les hiciera una carrera, pero no me dieron fecha ni hora. Le pregunté a Julio en qué consistía la sorpresa porque no quería meterme en problemas, que si era algo malo, no. Y él me contestó que no era para nada malo y que entre menos preguntara, mejor. Julio me entregó un equipo celular, como Huawei, para que Maribel se comunicara conmigo porque ella sabía cuál era el número de este teléfono. Era un abonado de Tigo. Esa noche, simplemente nos presentamos, simplemente y ya.
Al respecto de quién era la joven y quién era su supuesta pareja, en la narración continúa: Julio no le dijo nada a ella. Yo le pregunté a Julio quién es el patrón y me dijo que no preguntara, que entre menos supiera mejor. Hasta donde tengo entendido, Julio trabajaba en una parcelación, como jardinero en el lago Calima.
El lago Calima es uno de los atractivos turísticos del municipio de Calima El Darién, vecino del natal Restrepo de Maribel y Nicole.
- Después nos fuimos para la casa. Yo ese día iba en moto Hero Splendor, color rojo con negro, que es propiedad de mi mujer. Esa noche (el día cuando se conocieron en la discoteca a comienzos de septiembre de 2020) me quedé en Restrepo, en la casa de mi mamá y me devolví a Cali en la tarde. Yo el domingo, en horas de la tarde, fui a la casa de Maribel, me comuniqué con ella por WhatsApp, ella me dio la dirección, y fui para conocerla y para invitarla a comer. Estuve afuera de la casa de ella, me presentó a la mamá y a la hermana que vivía con ella (...).
En el relato, Víctor Vélez señala que una familiar de él lo habría llamado a eso de las 10 o 10:30 de la mañana de ese 18 de septiembre de 2020.
- Me llamó a decirme al teléfono celular (...) a decirme que si ese día podría hacer la carrera para recoger a unas muchachas en el aeropuerto, pero no me dijo qué muchachas, que eran familiares de Julio, favor que pedía el señor Julio, quien es el compañero sentimental de mi mamá. Yo le dije que llamara a mi esposa (...) para pedirle el favor de que nos prestara el carro que es propiedad de mi suegra (...)".
El carro es un Chévrolet Swift, de color azul (...). Ese carro no lo manejo normalmente, sino que es de la casa. Pensé usar ese vehículo porque el taxi que yo trabajo no tiene permiso para salir de la ciudad, me dijeron que debía recoger a dos muchachas.
Ya por la tarde, tipo 2 o 2:30, me llamó Julio al teléfono que me había dado, que para que recogiera a Maribel en Buga, que me pusiera en contacto con Maribel. Ya me puse en contacto con Maribel. Le dije que iba en camino. Mi esposa iba a ir conmigo y, entonces, yo le dije que iba era a trabajar, que no tenía que ser desconfiada y, cuando ella me llamó, yo ya iba por Yumbo.
La narración sigue: Lo que Julio me dijo fue que me pusiera de acuerdo con Maribel y al llamarla, ella me dijo que la recogiera en Buga, en Transcalima, en la terminal de transporte. Todo fue escrito por WhatsApp. Yo llegué a recogerla a Buga a eso de las 4 o 4:30. Cuando ella llegó a Buga me escribió que iba con la hermanita. Le pregunté que si querían comer algo. Buscamos porque no conozco mucho Buga.
-Subimos hasta el Batallón y nos devolvimos. Maribel me dice que vamos para el centro, buscamos un parqueadero en el centro de Buga y me dice que quería comprar unas cosas. Yo la acompañé. Yo entraba con ellas, como perrito faldero. Ellas compraban con plata de ellas.
El temido recorrido, según relato de un condenado
- En ese momento, recibo llamada al celular que él me dio. Me pregunta que dónde estábamos y le dije que haciendo compras, y entonces le tomo una foto de mi celular para que viera que no eran mentiras. Esa llamada fue como una hora después de recogerlas en el terminal (de Buga) (...). Salimos para el parque que queda cerca de los juzgados y la Fiscalia. Mientras Maribel compraba yo salí del almacén a comprarme un granizado con la hermana, no me di cuenta cómo se llamaba la hermana, ni recuerdo cómo se llamaba la mamá. Con eso le digo todo.
Y prosigue: Yo me fui a una panadería a comprarme un Vive 100. Al regresar, le escribí a Julio que no tenía plata para los viáticos, que estaba corto de plata, y él me envió por Gane $ 100.000 y los reclamé en Buga (...). Después nos fuimos, recogimos el carro, les pregunté qué querían hacer. Maribel me dice que diéramos una vueltica en Buga. Yo le dije que me cogía la tarde. Cuando íbamos por la salida de Buga, ella me dice que cojamos por otra vía, por Palmira, porque había mucho trancón. Le dije que no había problema, cogí la carretera para Yumbo.
De acuerdo con la investigación y las grabaciones de las cámaras que captaron el Chévrolet azul en su recorrido desde Buga, con ambas hermanas, justamente, siendo transportadas por Víctor, tomaron dirección hacia el municipio de Yumbo.
Allí se detuvieron en un centro comercial, en el Único del municipio industrial. Mientras comían, las hermanas, en especial Maribel, le enviaban mensajes y fotos a su mamá. Esas fueron las últimas palabras que cruzaron después de esa noche, entre las 7:31 y las 8:40 p. m. del 18 de septiembre de hace cuatro años.
- Cuando íbamos por el peaje, como cerca del aeropuerto, les dije que tenía hambre, que si querían comer algo, les dije que arrimáramos al (centro comercial) Único a comer algo. Así lo hicimos, nos sentamos en Sandwich Cubano a comer. Fui al baño porque orino mucho por mi diabetes. Me llamó, de nuevo, Julio a preguntarme que dónde estábamos, le dije que comiendo en el Único. Me pregunta que a qué hora arranca para Restrepo. Le dije que en 20 minutos porque me estaba cogiendo la tarde. Ya después de terminar de comer, arrancamos para Restrepo y nos fuimos por la vía La Cumbre por acuerdo entre Maribel y yo para evitarnos el trancón.
Fue en zona rural del municipio de La Cumbre, en la vereda Río Grande, que fueron hallados los cuerpos por la misma familia de ambas hermanas.
- Pasamos por Santa Inés, La Cumbre. Me dijo que compráramos una memoria de música para escuchar en el carro y todo estaba cerrado. Por allá, la vía es muy oscura. Entonces, no se puede manejar rápido. No paramos al fin en La Cumbre, desde que salimos de Yumbo. De pronto, tanqueé en Pavas, pero no estoy seguro.
Ellas no se bajaron del carro. Seguimos el camino. En el trayecto se veía que Maribel chateaba en el celular. La hermanita estaba sentada en la parte de atrás, en la mitad entre los dos.
La parada final
- Íbamos hablando normal. Maribel le subió al equipo en Pavas. Tanqueamos en el transcurso del camino. Después de pasar por el basurero de Pavas, en la vía, una persona para en la mitad de la carretera. Me hace señas con la linterna, yo reduzco la velocidad y paro. Asumí que era un policía. Al parar, veo que es el señor Julio. Lo reconocí por la voz, la estatura y su morfología, porque llevaba puesto un pasamontañas. Al detener el vehículo, Julio les dice a las jóvenes que se bajen del carro. Ellas se bajan sin forcejeo de nada ni maltrato de nada y de allí me fui a Restrepo.
En el mismo testimonio, Víctor Vélez aseguró que cuando se detuvieron al ver a Julio César Mosquera estaban a entre 30 y 40 minutos de llegar a Restrepo.
- Cuando paramos, vimos a Julio a pie y cuando se bajaron las muchachas pasó una moto. Cuando yo arranco, vi un carro, automóvil que se dirigía hacia donde estaba Julio. Esto es de Restrepo a La Cumbre. Yo estaba en sentido contrario, de La Cumbre a Restrepo. En el lugar donde yo las dejé con el señor Julio no había viviendas, ni negocios, ni había luz. Era oscuro.
Durante el interrogatorio, le preguntaron a Víctor Vélez si su padrastro, "al salir del centro comercial Único, le dio alguna instrucción que debiera seguir o hacer una vez él saliera a la vía. Esto contestó: "No me dijo nada. Tampoco me dijo que saldría en la vía. Es más, pensé que era un policía el que me estaba parando".
A Vélez también le preguntaron si sabía si el padrastro tenía un arma de fuego y respondió: "No, la verdad no le vi nada y tampoco sé si tiene un arma de fuego (...)".
- Me dijo: "Buenas noches, mijo; páseme el celular". Yo le pasé el celular que me dio. Después, él les dice a las muchachas bajarse del carro. Maribel se bajó sola. Luego pregunta Julio que si había alguien más en el carro y Maribel le dice: "Mi hermanita". Maribel como que también lo reconoció porque habló de manera muy tranquila. Maribel le dice a la hermanita que se bajara del carro y ella se baja. Cuando ellas se bajan, Julio me dice que ya podía ir y yo le dije que ellas qué y él me dice que ellas se quedan con él. Yo vi que ellas se quedaron con Julio y nunca observé que ellas estuvieran asustadas y tampoco preguntaron nada. Luego, yo arranqué en dirección a Restrepo".

Andrea Bejarano con su hermana.
Foto:Archivo particular
'Tenía que encontrarla y él debía responder'
Al día siguiente de la desaparición de la caleña Andrea Bejarano en tierras españolas, su esposo, también vallecaucano y con quien compartía una relación desde 2013, habló con una de las familiares de la joven madre de un niño de 8 años.
El hombre había dicho por teléfono que Andrea no había regresado a su hogar en Burgos, ese 16 de marzo. Tres días después, su cuerpo fue encontrado a 40 kilómetros de Burgos, una provincia de España de la comunidad autónoma de Castilla y León. Está situada en el norte de la península Ibérica.
El principal sospechoso que luego confesó, según la familia de la víctima, fue el esposo.
- Ella se fue. No llegó a dormir.
-¿Cómo qué se fue? Dejar a su hijo, nunca.
De inmediato, en esa llamada telefónica del 17 de marzo, el hombre, un militar de 43 años, le recordó a una de las familiares de Andrea que ambos habían estado conversando para llegar a un acuerdo de separación en buenos términos, sobre todo, pensando en el hijo de la pareja.
Aunque seguían en la misma vivienda de Burgos, en España, los esposos tenían diferencias desde hace un poco más de un año.
- Eso lo sé. Solo necesito saber, ¿qué pasó el domingo cuando Andrea desapareció? -insistió la persona que desde Cali anhelaba tener respuestas sobre Andrea.
La respuesta que recibió fue una discusión, ese domingo. Pero, el esposo le habría dicho a esta familiar que Andrea había salido de la casa que está en alquiler y que no regresó. Así lo señaló en entrevista para EL TIEMPO.
En ese momento, sentí que algo estaba mal. Mi hermana hacía todo lo que fuera por el niño y no lo iba a dejar. También era una persona responsable con su trabajo. Ella tenía turno el lunes (17 de marzo).
Esa intuición fue similar a la que tuvieron los detectives del caso al escuchar a la familia de Andrea por teléfono.
Andrea Bejarano trabajaba en el área de laboratorio del Hospital Universitario de Burgos (Hubu), desde mucho antes de la pandemia por coronavirus, enfermedad que azotó al mundo en 2020.
Ese lunes 17 de marzo, ella había quedado de entrar a su turno de las 3:00 p. m. Pero no lo hizo. Transcurrida una hora, una compañera empezó también a preguntar qué había pasado con Andrea, porque no era usual que faltara a su empleo.
- Avisamos al supervisor de guardia y a partir de ahí, la poca información que tuvimos se la trasladamos a la asesoría jurídica y a la dirección de enfermería hasta hoy", sostuvo la supervisora en el laboratorio, Amparo García, al dar declaraciones al medio BurgosConecta.
Las horas seguían avanzando. En Cali, la madre de Andrea, quien era la menor de seis hijas, se mostraba cada vez más preocupada. En su corazón se albergaba un mal presentimiento. Fue así que llamó repetidas veces al esposo de la caleña, pero este nunca contestó.
Otra de las hermanas también insistió al hombre, quien había ido a trabajar. Esa situación generó más dudas porque si su esposa estaba desaparecida, cómo podía ir a su trabajo sin buscarla.
-¿Qué pasó con el teléfono de Andrea.
- No está. Pero está apagado.
- No importa. Yo puedo decirle a un amigo que nos ayude a ubicar el dispositivo para encontrarla.
Sin embargo, horas después, el esposo mandó una foto del teléfono de la caleña que, en ese momento, estaba desaparecida, al tiempo que toda su familia desde la capital del Valle del Cauca empezó una campaña en medios de comunicación de Burgos y otros españoles para encontrarla. El caso salió hasta en televisión española.
-El teléfono estaba en una mesa de noche. Me envió esa foto.
Esa imagen fue remitida luego a los detectives del caso, primero como desaparición y ahora, como un feminicidio.
Pero surgieron más preguntas. ¿Por qué el esposo tenía el teléfono con el cual, Andrea solía tener frecuentes videollamadas con su familia en Cali, si ella, aparentemente, se habría ido de la casa, como habría sostenido el esposo, en un comienzo? No era lógico.
Además, de acuerdo con la familia de Andrea, el esposo habría dicho inicialmente que ella había mostrado un decaimiento de ánimo, cuando ella no era así y más, porque ella anhelaba rehacer su vida junto a su hijo.
En ese momento, cuando en el hospital de Burgos seguía la búsqueda y hasta organizaciones de rescatistas se habían comunicado con la familia de Andrea Bejarano para utilizar perros que pudieran olfatear su rastro, uno de los detectives que siempre estuvo presto sin importar la hora para hablar con una de las hermanas de la joven, había informado que el lunes 17 de marzo el esposo había rendido declaración y al día siguiente también.
Solo que esta última se prolongó por más horas hasta la madrugada del 18 de marzo, hora de España, cuando el esposo habría confesado su presunta responsabilidad en la desaparición de Andrea, pero luego vino la peor noticia, la caleña había sido asesinada y él, presuntamente, sabía dónde estaría el cuerpo.

Andrea Bejarano estuvo desaparecida desde el 16 de marzo.
Foto:Archivo particular
Ya el miércoles 19 de marzo, la familia de Andrea Bejarano tenía la confirmación de que el cadáver había sido hallado donde el esposo había dado las indicaciones.
El subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, explicó que "Andrea Bejarano, como su presunto asesino, son oriundos de Colombia, pero tienen nacionalidad española y arraigo en el país". También dijo que solo se llegó al sitio donde el cuerpo estaba enterrado, pero era una extensa zona a la que no se hubiera llegado sin alguna orientación.
De acuerdo con lo informado por la familia de Andrea a EL TIEMPO, la caleña murió por asfixia y este feminicidio habría ocurrido, al parecer, en la propia vivienda. Luego, el cadáver fue removido de la escena del crimen hasta el sitio donde estaba oculto.
-Nosotros queremos justicia. Aún no nos han entregado el cuerpo. Ya le practicaron la autopsia y esperamos tenerlo la próxima semana. Vamos a cremarla para llevarla a Cali.
Una de las hermanas sigue contando que Andrea esperaba justamente que la madre de ella y otros miembros de su hogar viajaran en dos semanas a Burgos. Quería verlos para empezar a gestionar una nueva vida para ella. De hecho, habían transcurrido meses desde que se había reencontrado con la madre y sus hermanas.
Sobre si el esposo había mostrado señales de violencia en su vida marital, en la familia de ella dijeron que físicamente no, pero sí acudía a ofensas verbales.
-Se exaltaba y mostraba una obsesión por Andrea, quien le había buscado ayuda a él, a través de una terapeuta-, dijeron en la familia.
-Él aceptó la ayuda y mi hermana pensó que iba a cambiar. Mi hermana era una persona muy noble.
Sin embargo, todo se vino a pique ese domingo 16 de marzo por una discusión.
Después de conocida la muerte de Andrea, la familia de ella se enteró de que la caleña había formulado una denuncia en contra del esposo hace un buen tiempo. Pero, al parecer, Andrea había desistido para no afectar el trabajo de él.
-No se nos pasó por la cabeza que el esposo pudiera estar involucrado. No nos imaginábamos sufrir por la pérdida de Andrea. Yo pedía a Dios que le diera compasión para que él dijera la verdad, dijera dónde estaba. Estamos sorprendidos de cómo la Policía actuó tan rápidamente para encontrarla y cómo él confesó.
Quizás se sintió acorralado. Yo hablé con la mamá de él que vive en España y le dije que me excusara por cómo le hablé, pero era la angustia por hallarla. También hablé con una amiga de la familia de él y él le preguntaba sobre qué tanto yo sabía. Eso me hacía pensar mucho más en mi hermana.
La familia de Andrea espera la máxima condena por el delito de feminicidio. Este viernes, el esposo sería procesado.
-Mis padres tratan de mantenerse fuertes. Nosotras también. Oramos mucho.
Dos tragedias y un causante

Share Jardín - Tatiana Grueso FN
Foto:EL TIEMPO
La muerte y el horror se cruzaron en el camino de Tatiana Andrea Grueso Calderón y de Olga Lucía Peñuela Bojacá. Ambas mujeres eran madres y ambas fueron asesinadas con tal grado de crueldad, causándoles múltiples heridas con un cuchillo.
Tatiana vivía en Bogotá y Olga Lucía, de 37 años, tenía a su familia en el municipio de Caicedonia, en el norte del Valle del Cauca. Ambas poblaciones, distantes por 388 kilómetros (alrededor de ocho horas por carretera).
El único denominador común en sus vidas fue Diego Murillo Ramírez, de 32 años. Al principio, se mostró ante ellas como un hombre encantador y seductor. Sin embargo, con el tiempo, la violencia y las amenazas se hicieron evidentes.
Ambas víctimas comenzaron a temer por su seguridad cuando intentaron alejarse de él. Finalmente, Murillo Ramírez fue investigado por sus asesinatos. Los hijos de las mujeres—el niño de Tatiana y la adolescente de 14 años, hija de Olga Lucía—fueron testigos de estos macabros crímenes.
A este feminicida, con una primera condena, le habían fijado una pena de 18 meses y tres meses de prisión.
Era la madrugada de ese sábado, 16 de mayo de 2015, cuando Diego Murillo Ramírez asesinó a Tatiana Andrea. La joven tenía 22 años, en ese momento, cuando quien era su esposo, la atacó en el barrio Guacamayas, de la localidad de San Cristóbal, en el suroriente de Bogotá.
El rostro de Tatiana había quedado desfigurado y no solo había sido estrangulada. Su cuerpo tenía múltiples heridas causadas por un arma blanca o un cuchillo.
El victimario, después de asesinarla, cubrió su cuerpo con una cobija y la dejó durante tres días desde el crimen en la cama que ambos solían compartir como pareja. Pero como, el mismo padre de la víctima, Gustavo Grueso, había revelado en entrevistas a medios de comunicación, entre ellos, a Citytv, el hombre habría obligado al niño de ella a dormir junto al cadáver de la madre.
De acuerdo con declaraciones de la familia, al parecer, Olga Lucía no desconocía el pasado turbulento de Diego Murillo Ramírez. Según la madre de quien se convirtió en la segunda de las víctimas. Se habían conocido en Bogotá y luego, la pareja viajó en febrero de 2024 a Caicedonia.
La señora también comentó, en ese entonces: "Ellos vinieron a vivir acá, en donde yo resido, pues todo pasó normal, pero hace un mes (se calcula que era noviembre) se habían dejado", explicó la mujer y afirmó que le había advertido de la situación: "Un día le dije: 'Mami, pero ¿usted cómo hace para estar con ese muchacho?', a lo que ella le dio risa y me dijo: 'No, mamá, a mí no me va a hacer nada'".
Sin embargo, ocurrió el crimen el 5 de diciembre de ese 2024, en plena vía pública, en la carrera 15 con calle 13, en el barrio Gutiérrez y Arango, frente al parque de Las Palmas, en Caicedonia. Fue atacada 20 veces con cuchillo y delante de su hija, de 14 años.
Gravemente herida fue trasladada hasta el hospital Santander ESE, de Caicedonia, donde minutos después En ese momento, el padre de Tatiana recibió una llamada telefónica, comentándole que en esta localidad, una mujer y madre de familia fue asesinada y que Diego Murillo Ramírez era, de nuevo, el sospechoso. Todo coincidía con el asesino condenado de su hija.
"Me doy a la sorpresa de que en solo cinco y seis años es libre; le dan casa por cárcel a un asesino de estos y ya hay una nueva víctima. Asesinó a una mujer que se llama Olga Lucía", manifestó.

Desde el 2018, van casi 200 feminicidios en el Valle del Cauca.
Foto:Sebastián Silva / Archivo EFE
“No le bastó haberla asesinado, sino que hacía que mi nieto durmiera con su madre asesinada”, había dicho don Gustavo.
Transcurrieron tres días, mientras que la familia de Tatiana se angustió por ella, preguntando, primero a quienes eran las personas más cercanas y luego tratando de reconstruir sus últimos pasos con testimonios de con quién ella había hablado.
Fue cuando llegaron a la vivienda del barrio Guacamayas, donde no lograban tener respuesta, pese a los insistentes llamados. El padre de la joven, Gustavo Grueso, y otros familiares la encontraron en avanzado estado de descomposición. La sangre por las heridas ya estaba coagulada.
El único sospechoso en esa época era el esposo, con quien Tatiana había formado un hogar desde diciembre de 2014 y el hijo pequeño de ella.
Murillo fue condenado en ese 2015 por la jueza 39 de conocimiento a 18 años y tres meses de prisión, al aceptar su responsabilidad en el asesinato de su pareja sentimental.
Aunque recibió esa pena, la familia de Tatiana no se explica cómo este hombre tuvo beneficio de casa por cárcel, a pesar de que el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) y en la Fiscalía habían informado que estaba condenado. Le habían fijado su condena en una cárcel.
Estuvo preso en La Modelo, en Bogotá
En un comienzo, estuvo en la cárcel y penitenciaría de media seguridad La Modelo, de Bogotá, pero su defensa había solicitado traslado de cárcel.
Después pasó a la cárcel y penitenciaría de media seguridad de El Espinal, en Tolima, pero bajo la modalidad de casa por cárcel hasta que salió. Se habla de que fue en 2021.
Sorprende, porque la ley 1761 de 2015 tipifica el feminicidio, como un delito autónomo, cuyas penas son de hasta 60 años de prisión. Esta ley no da derecho a rebajas.
La nueva pregunta que surgió era dónde estaba Diego Murillo. La respuesta es que en 2024, Murillo había estado en Tolima y luego se había dirigido a Bogotá, donde conoció a la vallecaucana Olga Lucía Peñuela Bojacá. Al parecer, sostuvieron una relación que duró siete meses.
El mismo modus operandi
Murillo habría atacado a Olga Lucía con el mismo modus operandi. Presuntamente, la apuñaló repetidas veces, como a Tatiana Andrea.
La vallecaucana murió después por la gravedad de su estado y pese a los esfuerzos de los médicos del hospital Santander por salvarla.
Desde ese momento, luego de que las autoridades recogieron testimonios y tenían la descripción de Murillo Ramírez, empezó su seguimiento por parte de la Policía. Murillo se movilizaba en una motocicleta y se habría ocultado, inicialmente, en poblaciones más pequeñas del norte del Valle del Cauca.
A toda persona le mostraban la foto del condenado por el feminicidio de Tatiana Andrea Grueso desde que el Juzgado Tercero Penal Municipal con función de Control de Garantías de Sevilla, otro municipio en el norte del Valle del Cauca, emitió orden de captura por el delito de feminicidio con circunstancias de agravación, cuya víctima era Olga Lucía Peñuela.
Este hombre, de cabello oscuro, ojos castaños, cejas pobladas y que mide entre 1,70 y 1,80 metros de estatura, se volvió uno de los más buscados por las autoridades. Esas pesquisas empezaron a dar cuenta de que Murillo había salido del Valle del Cauca. La gran pregunta era hacia dónde se dirigía. Hay quienes decían que había tomado dirección al Eje Cafetero, hacia Quindío, y otros comentaban que se dirigía a Tolima, región que conocía porque había vivido antes en El Espinal.
Fue el pasado 3 de marzo de este 2025 que la Policía informó sobre la captura de Diego Murillo Ramírez. De hecho, fue la Policía de Tránsito y Transporte que lo detuvo durante labores de registro y control, a la altura del paso de La Línea, entre Armenia e Ibagué. Su captura se produjo en territorio del departamento del Quindío, cuando se movilizaba en un vehículo, según las autoridades. Se habla de que Murillo iba hacia El Espinal.
Ahora, empezará un nuevo juicio en contra de Diego Murillo Ramírez. No solamente, la familia de Tatiana Andrea Grueso quiere justicia, como lo manifestó a EL TIEMPO, el pasado 18 de diciembre, también la madre de Olga Lucía Peñuela.
Esperan que se haga justicia y que el feminicida, ya con una condena, no salga de nuevo, a las calles. Se mantiene el temor de ser un presunto asesino en serie. Inclusive, se han conocido versiones de que el hombre se habría acercado a otras mujeres a quienes habría amenazado.
'No pidió perdón por Luz Mery'

Foto:Juan Pablo Rueda
ContenidoLa decisión de un juez de declarar culpable al empresario Andrés Gustavo Ricci, por el cargo de feminicidio agravado contra Luz Mery Tristán para luego de dictarle una sentencia de 45 años y nueve meses de prisión, fue el inicio de la catarsis a casi dos años de zozobra y dolor por la tragedia que significó para la familia de la expatinadora vallecaucana y el repudio que generó en todo un país.
Es parte de una lucha para lograr justicia, luego del escabroso asesinato, ocurrido en la noche del 4 de agosto de 2023 en aquella vivienda, la número 6, de un exclusivo condominio en zona de El Mameyal, lucha que estuvo tambaleando, cuando el abogado de Ricci solicitó vencimiento de términos para que él recobrara su libertad.
EL TIEMPO habló con Victoria Eugenia Tristán, hermana de la víctima, quien siempre reiteró el deseo de la familia por la máxima condena contra Ricci.
¿Qué explicaciones dio Andrés Ricci durante el juicio y a ustedes como familia sobre el hecho de que cuando las autoridades llegaron a la vivienda habían transcurrido 24 horas desde el asesinato? ¿Por qué Ricci no auxilió a Luz Mery Tristán y qué estuvo haciendo durante esas 24 horas?
Sí, una cosa, él declaró y la declaración de él fue contundente en decir que mató a mi hermana y eso ayudó a que el juez también tomara la decisión de declararlo culpable.
Él (Andrés Ricci) dice que habían tenido una discusión temprano, como tipo antes 10 de la noche y que Luz Mery había reaccionado, que se quería suicidar y que salió corriendo al otro cuarto y se encerró. Aunque la chapa estaba sin llave, él dijo que decidió fue abrir la puerta dando tiros.
Pero él decía que había sido un solo tiro y se demostró que la pistola que él tenía, demostraba que tenía que haberle dado cuatro veces. Entonces, él dice que una vez oyó silencio, que porque Luz Mery le había hablado detrás de la puerta diciéndole que no, que la dejara tranquila, pues él dijo que decidió dejarla tranquila, y siguió bebiendo y metiendo perico.
Esa fue la explicación que él dio para defenderse. Pero, ¿qué hizo Andrés Ricci durante todo ese tiempo? No llamó a pedir ayuda para ella. Fue un día completo con el cadáver en esa habitación...
Lo que había dicho era que al otro día, a las 2 de la tarde, vio que ella no estaba en línea en el teléfono y se preocupó porque no había estado en línea.

Luz Mery Tristán.
Foto:Archivo particular
Entonces, dijo que decidió ir a mirar y ahí fue que a las 3:00 de la tarde o 3:30 llamó a un amigo de él y le dijo: 'Creo que maté a Luz Mery'. Y ahí pues, apareció el yerno. Dicen que ellos no entraron a la vivienda, que después llamaron al abogado y que ya el abogado les dijo que tenían que llamar a la Policía.
Entonces todo esto tomó un tiempo. Eso llevó a que a las 10 de la noche, creo yo, tomaran la decisión de que la Policía entrara.
O sea que Ricci argumentó que disparó, aparentemente, para abrir la puerta de la habitación donde ella se encontraba y donde supuestamente ella se había encerrado...
Correcto. Y el CTI (Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía) cuando llegó se dio cuenta de que la chapa no tenía llave. Entonces, él solamente hubiera podido empujar la puerta y la había podido abrir.
Las autoridades encontraron que el cuerpo de Luz Mery tenía apoyada una pierna sobre la cama...
Lo que pasa es que mi hermana, por defenderse de él, tenía un pie sobre la cama y el cuerpo tirado hacia atrás en la puerta, tratando de sostener con su cuerpo la puerta para que él no entrara y él ahí fue que decidió dar los cuatro tiros.
La manera cómo quedó el cuerpo, el disparo que recibió y los otros tres con vainillas en el suelo, desvirtuaron la tesis del suicidio de Luz Mery Tristán
Sí.
Definitivamente, si ella trató de defenderse y estuvo empujando la puerta con su cuerpo, el tema de disparar para abrir la puerta no tenía ningún sustento...
Aparte de eso, él escribe dos notas suicidas que, supuestamente, eran de mi hermana, pero durante el juicio se demostró que la caligrafía era la de él, las había escrito él.
Lo afirmado por el abogado que representó a la familia Tristán, era que este feminicidio fue intencional y ella estaba tratando de escapar de él...
Correcto.
¿Por qué tantas armas en la casa? Las autoridades hallaron cinco. ¿Todas eran de él?
Correcto. Varias no tenían permiso. Pero lo que logró demostrar la Fiscalía es que primero ellos tuvieron una discusión.
¿Por qué fue esa discusión antes del asesinato?
Mi hermana había hablado con una de sus mejores amigas temprano, porque ella había estado en el complejo de ella en la pista. Entonces, ella había estado con el chofer de él y él le preguntó que con quién chateaba. 'Mándame todos los mensajes con los cuales venías chateando'. Luz Mery dijo, no, este man otra vez se rayó. Cuando él llega, porque declara a un amigo de él que él lo lleva a la casa, él estaba con bastante licor y me imagino que ahí empezó la pelea.
De hacerle reclamo de que lo que había hecho en la pista, sobre con quién estaba hablando. Lo mismo de él, pero el caso es que parece que él coge un objeto y le da en el ojo derecho a mi hermana, dañándole todo el ojo, porque la necropsia dio cuenta de que el golpe lo tenía antes de su muerte y parece que ella tenía unas laceraciones (señaló las manos), como tratándose de defender.
De ahí ella sale corriendo a la otra habitación porque él coge el arma y ahí es donde ella pone el pie para que él no pudiera abrir la puerta, y él ahí dispara cuatro veces.
Anteriormente, ¿Andrés Ricci mostró reacciones agresivas?
Él era una persona que nosotros le decíamos que tenía una celopatía muy avanzada, muy arriesgada y a veces uno lo veía que se disfrutaba y ahí se le aparecían fantasmas diciendo que estaba mirando a mi hermana. Yo puedo decir que tuve dos o tres momentos donde yo lo vi un poco más agresivo, pero realmente no se me pasaba por la mente que él pudiera llegar a matarla.
¿Cuánto tiempo duró la relación?
Ellos arrancaron en el 2017, pero con altos y bajos. Mi hermana le terminaba mucho por esa celopatía. Él era muy celoso, entonces mi hermana no aguantaba, le terminaba, pero él volvía y la buscaba, y la volvía a conquistar.
En ese tiempo hubo abusos, golpes o agresiones, no solo verbales y psicológicos, sino también físicos?
También sufría por agresiones más verbales, pero físicas creo que yo pude observar una vez que mi hermana llegó aquí golpeada. Desde ahí yo cambié la relación que tenía con Andrés Ricci porque antes yo era muy cercana a él. Ya puse como una pared, traté de decirle a mi hermana que no era lo ideal y sí me di cuenta después, chats que él le había escrito a ella muy duros. Definitivamente, unas palabras grotescas (...), palabras que no voy a repetir porque eran bastante fuertes".
¿Cuánto tiempo había transcurrido de la relación, cuando usted empezó a ver esas señales de violencia?
Nosotros en diciembre del 2022 nos fuimos para San Andrés, pero unos meses antes había pasado lo del golpe, entonces yo honestamente, ella sabía que yo no iba a volver a viajar con ellos. Entonces, ella me llamó, que quería darme un regalo de Navidad, que para ir a San Andrés y yo me imaginé que el regalo de Navidad era con las amigas, porque yo no sabía que yo había vuelto con él.
Entonces, me montó como en la película y ya lo último cuando yo le había dicho que sí, supimos que iba a ver a Andrés. Y temíamos lo que pasó, el man (Andrés Ricci) por allá en San Andrés se rayó y empezó a ver fantasmas, de que un muchacho estaba mirando a mi hermana, la dejó tirada, empezó a hablar grotescamente delante de nosotros.
Esa fue la primera vez que yo lo vi a él realmente actuando de una manera cínica y como decía mi hermana, se le veía lo rayado que estaba y él la dejó allá en San Andrés. Pero, gracias a Dios nos quedamos con mi esposo. Ella se quedó con nosotros (...) y ya fue cuando yo le dije a Luz: 'Ahí no es'.
Luego, él volvió y la conquistó. Se fueron a Europa y por casualidades del destino, ambas coincidimos en Europa. El primero de abril yo estaba en París y ella estaba en París. Ella estaba emocionada, me decía: 'Mira que él está muy cambiado, aquí no puede conseguir perico, no puede conseguir nada, entonces mira como es diferente'. Incluso, fue en París donde le propuso matrimonio, pues la vi tan contenta que yo lo acepté, luego de ahí ya regresa a Cali, y el día del cumpleaños de él, que fue el 19 de julio, tuvimos un evento en la casa de él y otra vez lo vi que estaba consumiendo droga, porque yo lo notaba, y el primer síntoma era que él no comía (...) y su actitud era agresiva, entonces él se me acerca y él empieza a insultar a las mujeres, dejando como referencia implícita a mi hermana. Yo me enojé muchísimo.
Al otro día hablamos, el 20 de julio de 2023, y le dije: 'Dios, no te casés, no te casés con ese man, que ese man no te va a hacer feliz. Yo realmente pensé que él iba a seguir con su celopatía y que no la iba a ser feliz. Le dije que volvió a consumir droga y entró el tema de la disculpa. Le dije: 'No te casés', pero de ahí a pensar que la fuera a matar, no.
¿Ella qué contestó cuando usted le hizo esa recomendación?
Ella me decía: 'Nenita, tú siempre me has apoyado, no dejes de apoyarme ahora'. A mí me partía el corazón porque éramos muy unidas y no quería desprotegerla. Era aquí estoy yo para las buenas y las malas, aquí está mi apoyo, pero no estoy de acuerdo.
¿Hubo alguna denuncia que Luz Mery Tristán haya formulado o buscó ayuda e inclusive para él?
Denuncia no hubo. Ayuda sí. Durante el juicio nos dimos cuenta de que Luz Mery, había pasado había recurrido a un psiquiatra porque ella, primero que todo, ella quería ayudarse a ella misma o a tomar la decisión de dejarlo o también ayudarlo a él, porque eso era lo que ella quería.
Lo que más quería en el corazón era ayudarlo a él a que dejara la droga y que fuera una persona como la que pudo compartir en Europa sin droga, una persona más calmada, no en el extremo de cuándo él consumía.
¿En toda esta etapa del juicio, Andrés Ricci se mostró arrepentido?
Absolutamente nada. Nunca se mostró así. Siempre fue esa cara, inclusive ayer, uno de los periodistas me dijo que había estado en la audiencia que no mostraba un sentimiento, nada. El tema es que yo decía que un médico amigo mío, hace un tiempo, él lo atendió varias veces y cuando yo fui a consulta, él me dice: 'Vicky, yo lo atendí a él y él es un sociópata.
Él no tiene remordimientos, ni te va a mostrar'. Para él (Ricci) fue una equivocación. Para él fue un momento de rabia, pero él no tiene arrepentimientos y de verdad, lo demostró durante todo este tiempo que nunca llamó a pedir un perdón, una disculpa, que lo sentía. Él único llamado o razón que envió fue un día, diciendo que recogiéramos una ropa que le había comprado a Luz Mery de Carolina Herrera para que no se perdiera, como si a nosotros nos interesara la ropa. Para nosotros fue muy triste.
¿Cómo era la relación de Ricci con los hijos de Luz Mery?
Al principio, ellos fueron muy reacios en aceptarlo porque veían sufrir a la mamá con esos celos y se opusieron demasiado. Es más, Mario era opuesto a esa relación, pero se dieron cuenta de que era una batalla perdida, que era mejor estar con la mamá apoyándola y la apoyaban, pero realmente no estaban de acuerdo (...).
Lo más triste fue cuando llamamos a Valentina a decirle lo que le había pasado a la mamá y ella respondió: '¿La mató no es así?'. Es decir, dentro del corazón de ella sí albergaba una duda de que a este señor se le 'corriera la teja' y matara a su mamá.
Un médico le dijo a usted que Ricci mostraba señales de un sociópata, ¿de ese rasgo se habló durante el juicio?
No porque la idea no era demostrar que era un sociópata, sino que cometió un feminicidio agravado. Demostrar que es un sociópata es muy complicado, yo estoy dando la opinión de un médico que lo vio, pero no era un psiquiatra, fue la sensación que él obtuvo de él.
¿Qué se les dice a las mujeres que pueden estar padeciendo una situación similar a la que vivió Luz Mery Tristán?
Yo les llamo red flags. Hay tantos indicios con respecto a una persona que maltrata no solamente físicamente y no psicológicamente y a veces, los disculpamos por ese enamoramiento o por esa incapacidad de tomar una decisión de dejar a la persona. Yo creo que hoy en día Colombia está viendo lo que le pasó a mi hermana y hoy las mujeres tienen que entender que esas personas no cambian.
Esas personas van a seguir maltratándolas, tanto físicamente como psicológicamente y ellas son las encargadas de buscar ayuda a fundaciones, psiquiatras, psicólogas, que las ayuden de una manera a tomar la decisión, pero si no toman la decisión pueden llegar a terminar como mi hermana y para uno como familia es desastroso.
Genaro González aún piensa que en la cocina o en cualquier rincón de su humilde morada del barrio San Judas aparecerá Michel Dayana, la menor de sus cuatro hijas, riendo con él y con sus demás hermanas.
Pese a que todo un país le dio su respaldo a don Genaro cuando se alistaba a la Navidad del 2023, clamando al igual que él justicia por el asesinato de la adolescente, de 15 años, para don Genaro no hay ningún alivio, así Hárold Echeverry haya sido capturado y condenado, luego de que confesó el atroz feminicidio y el hurto de la motocicleta en la que trató de huir de las autoridades.
Es un drama tan similar al que hoy vive la familia de Sofía Delgado, la niña de 12 años, asesinada por un hombre investigado por violación y que aceptó haberla matado, golpeándola con una pala.
El dolor por Michel desde la Noche de las Velitas
Don Genaro dice que su corazón está roto desde que su niña salió esa Noche de las Velitas de 2023, a eso de las 8:00 p. m. para ir a la tienda a comprar dulces y la libra de papa y un jugo para una vecina, en este sector del sur de Cali.
Los últimos momentos de vida de Michel fueron cuando la menor iba de regreso de la tienda, un poco retirada de su casa. Caminaba por el andén y luego cuando cruzó hacia donde estaba una bodega del taller donde Echeverry era vigilante, nadie la volvió a ver. Don Genaro, confundido y preocupado, llevando en la mano la foto de su hija y preguntando a cuanta persona tenía enfrente, también lo hizo con ese vigilante, quien solo le dijo: “No la he visto”.
Esa tienda de abarrotes quedaba a tres cuadras de la casa de Michel, quien fue grabada por cámaras de seguridad, cuando caminaba de regreso a su vivienda con el encargo que le había hecho don Genaro.
Fue un punto que el rastro de Michel desapareció, a pocos metros de un taller donde trabajaba Hárold Echeverry, quien está preso en la cárcel de Valledupar, luego de que el 2 de febrero de 2024, el Juzgado Quinto Penal del Circuito de Cali lo condenó a 47 años de prisión por el delito de feminicidio agravado y hurto calificado y agravado por la moto que se robó para huir de la Policía.
Su condena la recibió en la cárcel de Cómbita, el 11 de febrero de este 2024. Fue capturado el 11 de diciembre de 2023, en Villavicencio, a donde llegó en esa moto hurtada.
Hárold Echeverry, quien era vigilante en un taller de carros, en el barrio San Judas, a pocas cuadras de la vivienda de Michel, cometió el asesinato en este local. El hombre trató de desmembrar el cadáver para desaparecer todo rastro de la niña, de 15 años, a quien mató de un golpe en la cabeza.
Luego tomó la vía Panamericana que pasa por las principales ciudades del Valle del Cauca hasta unirse con el Eje Cafetero.
Transcurrieron más de cinco horas hasta que Echeverry llegó al corregimiento Chicoral, en su natal Tolima.
Allí, según la Policía, cometió un error. Llamó a un tío y le dijo que se dirigía al Meta.
Su objetivo era llegar a Venezuela, con el fin de que las autoridades no lo capturaran por el feminicidio de Michel Dayana.
Echeverry también tenía un juicio pendiente por violación de una menor, en 2022, pero salió libre por vencimiento de términos en 2023. No obstante, la Fiscalía no pudo probar que este hombre habría abusado de Michel, pues en el intento de desaparecer el cuerpo desmembrándolo, se perdió la evidencia posible.
La tragedia en un hogar de Candelaria
Cristian Delgado y Lady Zúñiga también sienten el alma y el corazón desgarrados porque un hombre identificado como Brayan Campo Pillimué, que al igual que Hárold Echeverry trabajaba en un local a pocas cuadras de su vivienda, le segó la vida a Sofía Delgado, su hija de 12 años.
Campo tenía un negocio de venta de artículos y alimentos para mascotas: Croquetas y Accesorios Chimuelo, un establecimiento que le quedó a Sofía en el mismo trayecto cuando salió de casa de su abuela, en el barrio La Victoria, en el corregimiento de Villagorgona, del municipio de Candelaria. Se dirigía a su vivienda por un shampoo para mascotas.
Sin embargo, como lo informó la Fiscalía General de la Nación, luego de la imputación de cargos a Campo, "las actividades de policía judicial permitieron establecer que la víctima salió de la casa de los abuelos a recoger en su lugar de residencia un champú para su mascota, y al pasar frente a un establecimiento de venta de alimentos y artículos para animales, que pertenecía a Campo Pillimué, fue interceptada por esta persona e inducida a ingresar al local con el supuesto de que le regalaría un collar".
Posteriormente, el hombre bajó la reja del inmueble y la golpeó en la cabeza causándole la muerte. Horas después envolvió el cuerpo en costales y lo trasladó en una motocicleta a cañadulzales, ubicados en la vía que conduce de Candelaria a Florida. El hallazgo fue un cañaduzal, el 17 de octubre.
Al igual que Echeverry, Brayan Campo tenía un proceso pendiente de violación a una niña. El proceso venía desde el 2018. Como el asesino confeso de Michel Dayana González, en el caso de Sofía Delgado no se ha podido probar si la niña fue violada, pues Campo trató de desaparecer el cadáver, con intento de incinerar los restos de la pequeña.
Por ello, la Fiscalía le imputó cuatro delitos: feminicidio agravado, secuestro simple agravado, secuestro simple tentado agravado; y ocultamiento, alteración y destrucción de material probatorio.
En el curso de la investigación se conoció que, minutos antes del crimen de la niña de 12 años, el hoy imputado presuntamente intentó secuestrar a otra menor de edad, también de 12 años, quien logró escapar del sitio.
Con esta información y elementos de prueba obtenidos, se ordenaron diligencias de registro y allanamiento al establecimiento de comercio y a la vivienda de Campo Pillimué. Allí fueron encontradas evidencias que lo vincularon al crimen. En ese sentido, fue capturado el 16 de octubre de 2024 por unidades de la Sijín de la Policía Metropolitana de Cali.
"Al día siguiente, el cuerpo de la víctima fue encontrado por expertos forenses. El Instituto Nacional de Medicina Legal estableció la plena identidad y señaló que habría sido incinerado en el punto donde fue hallado", informó la Fiscalía, tras la audiencia de imputación de cargos contra Campo, en Palmira, cargos que el capturado aceptó hasta que en este 2025 fue condenado a 58 años de prisión.
Soñaba con ser ingeniera o abogada
La menor de cinco hermanos de una familia oriunda de Buga, en el centro del Valle del Cauca, soñaba con ser abogada o ingeniera.
Ella era Luisa Fernanda Saldarriaga Leal, una joven alegre que había celebrado su cumpleaños número 17, el pasado 27 de noviembre.
Fue en ese mes que la familia se había trasladado a Tuluá, también en el centro del departamento, pensando en Luis Fernanda.
EL TIEMPO habló con sus familiares. Uno de ellos contó que la menor le pedía a la mamá trasladarse de Buga porque quería estudiar en otro lugar. No obstante, en marzo de este 2025 habían decidido devolverse a su ciudad de origen, la del Señor de los Milagros, luego de pagar arriendo en Tuluá. Habían acordado el regreso a finales de marzo.

Luisa Fernanda Saldarriaga nació en Buga.
Foto:Archivo particular
"Nosotros estábamos el año pasado en Buga y nos fuimos para Tuluá. Vivimos allá. Nos fuimos en noviembre y el 29 de marzo (de este año) nos vinimos otra vez para acá (Buga), porque ella nos íbamos y veníamos, nos íbamos y nos veníamos. Decía: 'Ma, es que estoy aburrida por acá. Yo quiero ir a Buga, yo quiero estudiar en Buga. Me amaño más en Buga".
Pero en las primeras horas del 28 de ese mes, estando en Tuluá, Luisa le dijo a la mamá: "Ma, yo me voy a Buga. Por la tarde nos vemos o más tarde porque dos amigos vienen por mí, nos vamos a ir a callejear, a pasear".
Ni la madre, quien es ama de casa, ni otros familiares sabían con qué amigos se iba a encontrar y a dónde se dirigía exactamente. "Ella era muy callada", dijo una de las familiares.
Luisa Fernanda les había dicho que deseaba terminar sus estudios de bachillerato. Ella cursaba sexto grado. "Quería ser ingeniera o abogada. Por Luisa nos vinimos porque decía que estaba aburrida allá (en Tuluá)".
¿Dónde estuvo Luisa Fernanda Saldarriaga Leal?
Las autoridades vienen recogiendo testimonios, tanto de la familia como de allegados, así como dedicándose a análisis exhaustivos de grabaciones hechas por cámaras de seguridad en Tuluá y en el trayecto hacia Buga, que dura unos 30 minutos en recorrerlo.
A su vez, se evalúan los mensajes por Messenger, enviados por Luisa Fernanda Saldarriaga a la mamá y a la familia. Los había escrito hasta el 31 de marzo. En esa época, los Saldarriaga ya estaban en Buga, pues como lo informaron a EL TIEMPO, se habían regresado el 29 de marzo.
Pero surgía la pregunta de dónde estaba Luisa y en ese momento, comenzó la búsqueda desesperada por redes sociales y en medios de comunicación locales para dar con el paradero de la menor, de 17 años. En la descripción de ella, los familiares señalaron que vestía blusa de color blanco, pantalón corto, sandalias y un bolso negro.
Al día siguiente de los mensajes de la joven, el primero de abril, la Policía tuvo información de que un cuerpo de una mujer había sido encontrado sin vida adentro de una maleta, en zona de la laguna de Sonso. Fue hallada en un sector de la vereda Puerto Bertín, en el corregimiento de El Porvenir, de Buga.
La investigación
Transcurrieron 15 días más por la realización de las pruebas forenses para determinar de quién se trataba. La joven tenía tatuajes en su cuerpo, uno de ellos, lo que parecía una muñeca y fueron claves para que la familia en esas dos semanas lograra precisar la identidad de la víctima. Fue así cómo Luisa Fernanda fue reconocida.
El coronel Pedro Pablo Astaiza Cerón, comandante (e) de la Policía del Valle, informó: “Se tienen indicios de los presuntos responsables de este hecho, quienes, al parecer, estarían involucrados, de acuerdo con los elementos materiales probatorios y la evidencia física recolectada, con el homicidio de esta joven”.
La investigación se viene adelantando con pesquisas de la Policía Valle y del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía.
De hecho, los indicios de los que habló el coronel Astaiza estarían apuntando a un círculo de la víctima, de personas conocidas. Entre esas pistas estaría alguien que la joven conoció mucho antes de su desaparición.
Hasta ahora el caso de la muerte no se ha catalogado como un feminicidio, pero todo indicaría que fue así. En la secretaría de la Mujer, Equidad, Género y Diversidad Sexual de Buga reiteraron el rechazo a este y los crímenes contra las mujeres y toda víctima de género.
Sin embargo, como lo manifestaron en la familia a EL TIEMPO: "La Policía no volvió a llamar y no nos ha dicho nada".
¿Dónde se puede denunciar violencia de género?
Si usted o alguna mujer de su entorno es víctima de violencia psicológica, física, económica o sexual, puede comunicarse con la línea nacional 155.
Así mismo, puede denunciarlo en las líneas de la Fiscalía General de la Nación en el número a nivel nacional 018000919748, desde su teléfono celular marcando el 122 o en Bogotá en el 601 5702000.
En caso de estar en Bogotá, puede llamar a la línea púrpura de la Secretaría de la Mujer, 018000112137.
En la Policía Metropolitana de Cali se puede denunciar a la Patrulla Púrpura en el número 318 8611522.
En la secretaría de Mujer, Equidad de Género y Diversidad Sexual del departamento se hace un llamado para que las mujeres que sufran violencia de género acudan ante las autoridades que hacen parte de la ruta de atención de estos casos, que está conformada por comisarías de Familia, en casos de violencia psicológica, física y patrimonial.
También en la Fiscalía, en casos de violencia sexual, física, patrimonial y psicológica; institucionales de salud, por violencia física, psicológica y sexual, y a través del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), por violencias psicológica, física, patrimonial, y sexual contra niñas y adolescentes.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali
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