La tabla periódica de los elementos químicos es una de las herramientas más importantes en la química moderna. Este instrumento es utilizado generalmente por científicos para facilitar la comprensión y estructura de los elementos que la componen.
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Muchos de estos elementos químicos destacan por su extrema rareza y escasez. Entre uno de los elementos más escasos de nuestro planeta: el astato.
El astato es un elemento radiactivo y el más pesado de los halógenos que se puedan encontrar en la Tierra de manera natural. Su símbolo químico At y su número atómico es 85, este elemento se ha convertido en un misterio para los científicos.
El nombre astato proviene del griego ‘αστατος, astatos’, que significa inestable y fue descubierto por primera vez en 1940 por Dale R. Corson, K. R. MacKenzie y Emilio Segrè en la Universidad de Berkeley.
Este elemento se produce a partir de la degradación de uranio y torio. Es el elemento más raro de la corteza terrestre, ya que solo se encuentra en la cadena de desintegración de varios elementos más pesados y su duración es de apenas unas pocas horas.
Se han descubierto cuatro isótopos de astatina existentes de forma natural: sin embargo, ni el isótopo más estable, la astatina-210, ni la astatina-211, de gran utilidad médica, se encuentran en la naturaleza y únicamente pueden producirse sintéticamente.
Según explica el portal ‘Ciencia de Sofá’, determinar cuál es el elemento más escaso del planeta implica un análisis de su producción natural y estabilidad. Dos elementos radiactivos destacan en esta discusión: el francio y el astato.
Asimismo, menciona que el francio se genera a partir de la desintegración de uranio y torio, siendo el isótopo más común, el francio-223, el resultado de estas cadenas de descomposición.
La vida del francio es extremadamente corta, solo 22 minutos, lo que significa que la cantidad de francio presente en la corteza terrestre es muy limitada, estimándose en aproximadamente 30 gramos.
En contraste, el astato se produce en cantidades aún más reducidas a partir de la descomposición del uranio-235 y 238, con probabilidades de formación de apenas 0.006% y 0.004% respectivamente.
Actualmente, los investigadores estiman que en toda la corteza terrestre hay alrededor de 0.2 gramos de astato, lo que se traduce en aproximadamente 20 gramos en todo el planeta.
Además, el astato podría ser utilizado para tratamientos médicos, ya que debido a su alta radiactividad al unirlo con moléculas que se dirigen específicamente a las células cancerosas, los científicos pueden concentrar la radiación en el tumor, minimizando el daño a los tejidos sanos.
ALEJANDRA HERNÁNDEZ TORRES
REDACCIÓN ALCANCE DIGITAL
EL TIEMPO