Esta es la Buenaventura resiliente, la de líderes y pobladores que siembran cultura de paz entre niños y jóvenes

hace 18 horas 64

“Palenque es un territorio protegido donde sembramos semillas de tradición para construir la paz de nuestra región y la nación. Cuando nos veíamos como familia no nos matábamos entre nosotros mismos. Había respeto con el vecino por el compartir con los compañeros para que los muchachos no se vean como enemigos. Nos vemos como primos y estamos salvando vidas”.

Buenaventura, en marcha por la paz este 10 de abril.

Buenaventura, en marcha por la paz este 10 de abril. Foto:Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO

El maestro Jary Aragón habla, mientras teje en 15 minutos sombreros con hoja de palma de coco para él y el centenar de  niños a quienes enseña música y a bailar los ritmos con la cadencia del mar del Pacífico, ese junto al cual creció en medio de la hilera de casas que antes era de colores llamado Juan XXIII.

'Debemos vernos como familia para evitar muertes'

Es uno de los sectores habitados desde hace más de medio siglo por familias humildes y donde repiten el clamor de dejar atrás las balas que han vuelto a pasar por encima de tejados de este y de otros barrios de Buenaventura, cansada de la violencia. 

Jary Aragón nació hace 55 años en el Juan XXIII, de la comuna 7 para luego ir a vivir en el barrio El Jardín, de la vecina comuna 6. Allí, en su propia casa creó la fundación Palenque El Primo Hermano. "Nos vemos como primos y a nuestros mayores les decimos tíos", comenta el maestro, coreógrafo, bailarín, gestor y escritor de poemas. 

“A quien yo conozco son primos, personas que se vuelven cercanas, ayudan a seguir con estas semillas”, añade el maestro que en cada diciembre organiza una fiesta de regalos para niños ante un pesebre en su vivienda con donaciones de cada nuevo ‘primo’. Esa celebración es el 26 de diciembre porque es el día del cumpleaños de una hermana que falleció hace un poco más de una década. 

El maestro Jary Aragón y su semillero.

El maestro Jary Aragón y su semillero. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

“Prefiero no ir a llorar al cementerio y ese día le hago la gran fiesta con música, con chirimía, con de todo. Esto es por amor a Buenaventura, por amor a los niños para que sean mejores personas el día de mañana”. De hecho, los sueldos de este docente que ha recorrido algunos colegios públicos de Buenaventura los ha destinado a comprar instrumentos para su semillero. “Un diciembre tenía los bombos malos y no me compré ni un calzoncillo, aunque me decían que cuidara mi imagen, pero si no están los bombos, se pierde la tradición”.

En la fundación Palenque Primo Hermano hay unos 180 niños y jóvenes, talentos para cantar, bailar o interpretar marimbas, cununos, chirimías y bombos.

'Sembramos cultura de no violencia'

Ellos son semilleros de la Fundación Gerardo Valencia Cano de Buenaventura.

Ellos son semilleros de la Fundación Gerardo Valencia Cano de Buenaventura. Foto:Santiago Saldarriaga / EL TIEMPO

Entre tanto, en una de las calles del barrio Alberto Lleras Camargo, niños y adultos, entre hombres y mujeres, bailan un currulao. Las mujeres lucen pañoletas de colores sobre sus cabezas, moviendo la cintura junto a sus parejas. Todos danzan a pie limpio en el pavimento. 

"Somos constructores de paz, es la mejor herencia que podemos dejarle a nuestra niñez". El líder Luis Yasmani Grueso se muestra orgullo de verlos bailar, repitiendo que con ellos se siembra "la  cultura de paz y no violencia". Y agrega: "Por eso día a día desde nuestra Fundación Gerardo Valencia Cano creamos escenarios propicios para la construcción de paz". 

Piensa que la paz debe construirse con la gente de a pie, la gente que vive inmersa en el conflicto armado. Aunque está amenazado, como uno de los fundadores del espacio humanitario Puente Nayero, un sector que nació de familias deseosas de huir de la violencia desde la masacre del río Naya, entre Valle y Cauca, perpetrada por el bloque Calima de los paramilitares en aquella Semana Santa de 2001, decidió trasladarse al Lleras Camargo para continuar con la misión de enseñar que nada se logra con disparos ni explosivos. 

'No más guerra'

Otro de los líderes es Danny Mauricio Vanegas, a quien de cariño lo reconocen como Maury. Representa la pujanza de quienes conforman la Asociación de Jóvenes Emprendedores de Paz (AJEP), creada en 2017 y la cual, “tiene como misión crear espacios para desarrollo de habilidades, capacidades y potencialidades en liderazgo alternativo comunitario en espacios para la niñez, la adolescencia y la juventud, a través del arte”.

Maury ha hecho parte de espacios con emprendedores culturales, con el espaldarazo de Compromiso Valle y ProPacífico, por el fortalecimiento de los emprendedores y empresarios afrodescendientes. "La clave del desarrollo es la articulación. Por eso, juntos estamos construyendo caminos. Seguimos firme y confiando que desde nuestro trabajo social salvamos vidas en contextos diversos y difíciles”, anota.

Por la labor de la asociación, jóvenes han impulsado emprendimientos barriales, como AJEP Producciones. Es un espacio más que de composiciones, de expresiones sociales y una de las canciones que marca el paso a ritmo de música urbana se llama No más guerra.

El festival tuvo deporte.

ProPacífico viene apoyando iniciativas culturales y para promover el deporte en Buenaventura. Foto:Juan Pablo Rueda / EL TIEMPO

Estos pobladores es la gente de la Buenaventura resiliente y deseosa de un progreso que no llega, pese a que es el puerto más importante del país que mueve millonarias toneladas de carga internacional. 

Buenaventura en guerra de bandas

Buenaventura en guerra de bandas Foto:

Buenaventura, una Colombia chiquita con necesidades

"Acá vivimos en una Colombia chiquita con todos los problemas. No hay ni agua durante 24 horas que debería ser una de las necesidades básicas satisfechas, pero no es así. En Buenaventura no hay avances y el clamor se ha prolongado por décadas", comenta uno de los líderes en el barrio La Independencia, recordando, como lo hace el sacerdote Jhon Reina, ese grito de la gente que salió a las calles durante 22 días a mediados de 2017, en un paro cívico exigiéndole al Gobierno no más abandono, un clamor que se repitió en la marcha del pasado 10 de abril en este mismo barrio, donde un joven asesinó a otro, Vladimir Bravo, cuyos sueños fueron derribados, tras ser blanco de dos disparos.  

El padre Reina señala que no se ha cumplido la mayoría de los 171 compromisos establecidos en mesas para levantar el paro cívico de hace ocho años, pero como miembro del comité de este proceso ciudadano, insiste en que Buenaventura no puede seguir bajo el estigma de la violencia por unos pocos. Reitera que los buenos son muchísimos más entre los 400.000 bonaverenses.

"Acá queremos seguir trabajando y uno lo hace por la familia. Vale la pena", comenta Paola, una vendedora de cholados y raspados en el malecón de Buenaventura, un sitio turístico rodeado de establecimientos, entre restaurantes y bares, que se resisten a dejarse vencer por los embates del orden público, tratando de seguir trabajando más allá de las 6 o 7 de la noche, aunque en otros barrios, la comunidad trata de no demorarse en llegar a sus viviendas después de la jornada de trabajo.  

Ese llamado por el progreso y de empuje es el que también comparte el líder Ricardo Mosquera, quien está al frente de la agremiación de juntas de Acción Comunal en Buenaventura. De hecho, Mosquera recalca la importancia del mercado campesino del barrio Matías Mulumba, el único sin extorsiones por bandas, para esa población de la zona rural que quiere seguir vendiendo fríjoles y otros granos, con bultos de cebolla y plátanos. 

Mosquera explica que tras la mesa sociojurídica entre las bandas, por esa intención de diálogos con el Gobierno Nacional desde hace dos años, se creó este mercado campesino. Y aunque, los diálogos han venido arrastrando tumbos desde entonces, pues nunca cesaron las extorsiones ni los desplazamientos intraurbanos, así como tampoco las muertes selectivas que se agravaron en este 2025, el mercado campesino se mantiene abierto.

Pero aún faltan condiciones para que los campesinos de toda Buenaventura lleguen a este lugar que funciona hace más de un año, sobre todo, porque el área rural de todo distrito especial alcanza los 6.033 kilómetros cuadrados de 6.078 en total, por lo que es uno de los municipios más grandes de Colombia. 

“En Buenaventura venimos hemos adelantando un trabajo con líderes y empresarios para sacar adelante proyectos que generen un impacto positivo en sus habitantes”, dicen en Compromiso Valle, apuesta social que se forjó después del impacto del estallido social durante el paro nacional, uno de los momentos más dolorosos y violentos en la historia de Cali y del departamento en aquel 2021. Buenaventura es uno de los objetivos para lograr más gestión en Compromiso Valle.

“Estas personas llevan años haciendo un trabajo social en ese nivel de vulnerabilidad. Vimos que debíamos hacer un trabajo muy importante junto a los líderes sociales. Terminamos haciendo esta unión con empresarios”, opina la directora ejecutiva de ProPacífico, María Isabel Ulloa, al recordar que el año pasado se llevó a cabo la primera edición del festival de la red de 39 iniciativas comunitarias.

"Mi papá ama lo que hace, ama la cultura. Es muy buen papá, un papá presente a pesar de ser un hombre con mucho trabajo y un papá que nos inculca los valores, lo que ha vivido. Yo quiero seguir trabajando, me parece muy lindo y me gusta”, dice Shary Julieth Aragón, hija del director de Palenque El Primo Hermano, ensayando como cantaora para una nueva presentación, junto con su hermano pequeño que no se separa de la marimba. "Amo la paz, amo a mi familia y a Buenaventura".

CAROLINA BOHÓRQUEZ 

Corresponsal de EL TIEMPO

Cali

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