“Nos acaban de avisar que en Uksim hay tres baqueanos nada más y se está viniendo con todo”, contó Andrés, que llevaba un handie prendido en su camisa. Es uno de los organizadores de la brigada. “¿Quién está disponible para un pasamanos de aguas?”, gritó Marcos.
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El agua estaba contenida en botellas de todos los tamaños, en bidones, incluso que habían servido para acumular nafta. Algunas se destinaban al consumo, pero otras, para apagar el fuego. Rápidamente cargaron tres autos, se cubrieron las caras y salieron. Tres horas después el foco todavía seguía activo. No volvieron a la base.
Abajo Humayanek acababa de regresar a su casa. Debió evacuar su propiedad cuando el fuego empezó a avanzar. “Si nos dicen que tenemos que volver a evacuar tenemos todo listo. Desde que empiezan los incendios, estás siempre en estado de alerta porque esto depende del viento”, describió.
Si nos dicen que tenemos que volver a evacuar tenemos todo listo. Desde que empiezan los incendios, estás siempre en estado de alerta porque esto depende del viento
La escena se repetía a lo largo de la ruta nacional 38 que cruza varias de las localidades afectadas por el fuego: había carpas a donde llegaban vecinos autoconvocados. Suelen tener una mesa con comida y muchos bidones de agua, con los que intentan apagar el fuego.
Estos brigadistas colaboran para apagar los incendios en lugares de Argentina donde los bomberos no llegaron o por los que ya pasaron y vuelven a prenderse. Están organizados. Hay diferentes roles.
Están quienes se ocupan de conseguir donaciones, los que no se animan a entrar al fuego y manejan, quienes deben cuidar la base o los que se encargan de rastrear a todos los que salieron.
“Activemos el pasamanos de este lado”, gritó una de las brigadistas. Está sobre un camino ancho, arriba del monte. Había cerca de 20 personas que intentaban controlar el fuego con las botellas que llegaban desde abajo. Tenía guantes, antiparras y toda la cara manchada. “Hace cuatro días que estoy. Es así, vamos a donde se necesita. Hoy el fuego empezó fuerte desde Aguas Azules, donde estuvimos ayer y ahora ya llegó hasta acá”, relató.
“El manejo ejemplar está en los vecinos y en la solidaridad de la gente. Hay un montón de gente que colabora de un montón de maneras. El Estado sigue ausente y eso pasa hace mucho años”, agregó.
Marcos, de 38 años, acababa de bajar. “Estuvimos primero en Aguas Azules, ahí es un infierno. Y acá estamos desde la mañana”, dijo.
Le acercaron una mandarina y le dieron unos borceguíes. ”Una vecina hizo una colecta porque yo estaba con estos derretidos”, indicó, mientras mostraba los suyos. Vive a unos pocos kilómetros de donde intentaban controlar el fuego. “Si esto se extendía llegaba al barrio, por eso están frenando acá. Estás en tu casa y de golpe ves toda la llama como empieza a levantar. Hace unos días estaba a dos kilómetros y ahora ya lo tenemos acá”, contó.
Una vecina hizo una colecta porque yo estaba con estos derretidos
“Estamos pidiendo que declaren la emergencia nacional”, remarcó.
El martes, la administración de Javier Milei informó que enviaron recursos: dos helicópteros, tres aviones hidrantes y 48 brigadistas.
Al pedido se sumaron esta mañana los diputados de la Coalición Cívica “a los fines de fortalecer la capacidad estatal de respuesta para el combate de incendios, la restauración de las zonas dañadas, la prevención de nuevos focos y la asistencia integral de las familias afectadas”. Reclamaron por la “falta de agilidad en la respuesta y disponibilidad de recursos para combatir el fuego” horas antes de que Milei anunciara que viajará a la provincia.
LUCILA MARIN
LA NACIÓN (ARGENTINA)/ GDA