¿En riesgo latente el Valle de Cocora por convertirse en un lugar de diversiones? Expertos hablan de lo que sucede

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El Valle de Cocora, en Salento, Quindío, es considerado como una joya para el departamento, no solo porque estas montañas guardan una variada biodiversidad tanto de fauna como de flora, sino también por ser la cuna del árbol nacional.

En medio del bosque de niebla y de estos predios se levantan cientos de palmas de cera del Quindío -Ceroxylon quindiuense- especie declarada como árbol nacional en 1985 y que por años ha sido el hábitat del lororejimarillo y otras especies más.

Aunque algunas de las fincas de Cocora hacen parte del Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) y otras son áreas de reserva forestal de la Ley 2 de 1959, ambas vigiladas por la Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ), otras están por fuera de estas figuras de protección y desde hace unos 6 o 7 años vienen instalando letreros y spots fotográficos o incluso atracciones como una deslizadora que puede ser usada por niños y adultos.

Reserva de palmas en Salento

Reserva de palmas en Salento Foto:Johan Carvajal.

Estos parques se han convertido en un atractivo del lugar y son visitados por cientos de personas, pero al mismo tiempo son cuestionados por muchas otras, pues aseguran que el Valle de Cocora ha dejado de ser el hogar de la palma de cera y ahora parece más un parque de diversiones con Jeeps Willys, marcos de fotos, mariposas, casas cafeteras, globos, entre otros más.

Están convirtiendo en un circo uno de los lugares más mágicos de Colombia. Han llenado de artefactos para fotos de Instagram un lugar con una belleza natural absolutamente única en el mundo. No hay foto más perfecta que con las palmas en su máximo esplendor, pero es mi opinión, seguro hay muchos que prefieren la foto con el jeep, la puerta o el columpio”, dijo en un video desde la zona, el reconocido influencer de viajes, Camilo Duque.

El creador de contenido que acumula más de 1 millón de seguidores en sus redes sociales dejó clara su postura frente a estos espacios. 

Las majestuosas palmas de cera del Valle del Cocora.

Las majestuosas palmas de cera del Valle del Cocora. Foto:iStock

“Este escenario, con sus palmas de cera es tan mágico que enamoró al mundo entero, pero cuando le pones todo esto, siento que se ensucia un poco, como que se le roba la magia natural que tiene, esta es mi opinión y no va en contra de nadie”.

Decenas de personas comentaron su publicación asegurando que comparten la opinión de Duque.

“Soy del Quindío y amo el Valle de Cocora, recuerdo que cuando era pequeña iba y solo estaban los restaurantes, ahora me siento triste, imagínate tener un escenario único en el mundo y que la gente prefiera tomarse fotos en un columpio”, dijo Natalia Peláez.

El director (e ) de la CRQ, Julio César Cortés, le dijo a EL TIEMPO que la autoridad ambiental sólo puede ejercer control si transgreden las determinantes ambientales (Ley 2 o DMRI) que cobijan la zona.

“Verificamos que no se afecten estas áreas, hemos identificado algunas en donde han realizado actividades en uso restringido o prohibido lo que ha dado lugar a procesos sancionatorios. Tenemos dos procesos sancionatorios en curso en Cocora, uno de ellos en uno de estos (parques)”, dijo Cortés.

Salento es uno de los municipios más visitados del Eje Cafetero. En este queda el Valle de Cocora donde crecen las palmas de cera.

Salento es uno de los municipios más visitados del Eje Cafetero. En este queda el Valle de Cocora donde crecen las palmas de cera. Foto:Alexis Múnera

Entre tanto, el secretario de Turismo de Salento, Edison Espinoza, dijo que el Valle de Cocora “ha tenido unos cambios y ha evolucionado, no sé si para bien o para mal, pero muchas personas han dicho de la aglomeración de estructuras en Cocora. Hemos hablado con los dueños de predios para regular pero no podemos prohibirles”, dijo el funcionario.

En medio de la controversia, el biólogo e investigador de la palma de cera, Johan Carvajal Hanrryr, le explicó a este medio que muchas de las palmas que están en estos predios turísticos están llegando al final de su ciclo de vida.

“Hay mucha desinformación acerca del Valle y de la palma en el sentido en que se enfocan solo en la parte turística, pero Cocora es una vereda gigante, y el foco ha estado en el sector más visitado. En ese sector, lastimosamente las palmas están condenadas a la muerte, aunque siguen jugando un papel importante en la ecología del sitio. Están a punto de morir porque están aisladas y la palma necesita un bosque a su alrededor”, dijo el investigador.

Carvajal aseguró que algunas fincas han venido realizando labores de siembra pero “es demasiado tarde (para la parte turística) porque una palma necesita 200 años o más para que crezca. Sólo la semilla se puede demorar entre 7 meses y 8 años en germinar, y para que empiece a generar flores puede demorarse 80 años. Hemos perdido mucho tiempo en ese sector turístico, no obstante, hay otros predios públicos de conservación y hay privados que tienen unos bosques grandísimos y están convirtiéndolos en reservas de la sociedad civil”.

Carvajal lleva 24 años investigando sobre la palma de cera y dirige la Estación Biológica y Experimental de la Palma de Cera, una reserva dedicada a la conservación y estudio de esta especie. Incluso tiene un proyecto para acelerar el crecimiento de estas palmas.

“Las semillas que se demoran 8 meses las he hecho germinar en 45 días. Ya tengo algunas que tienen la altura de una palma de 90 años pero en realidad tienen 17 o 18 años. No puedo decir que vengo a salvar la palma porque no sé qué pase con esas semillas, que no son modificadas genéticamente pero sí fisiológicamente con hormonas”.

En su reserva ubicada en zona urbana de Salento ya tiene palmas de entre 15 y 35 metros que ya están floreciendo y fructificando.

El Papa Francisco, en su tradicional oración del 'Ángelus' expresó su preocupación por la situación que atraviesa la región del Catatumbo.

El Papa Francisco, en su tradicional oración del 'Ángelus' expresó su preocupación por la situación que atraviesa la región del Catatumbo. Foto:

Laura Sepúlveda - para EL TIEMPO - Armenia

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