El papa Francisco, de 88 años, cumplió este miércoles de Cenizas -inicio de la Cuaresma, el período de penitencia de 40 días que precede la Pascua- veinte días de hospitalización en el policlínico Gemelli, en medio de un clima de creciente preocupación e incertidumbre por lo que vendrá ya que su pronóstico sigue reservado.
Aunque el parte médico de este miércoles fue positivo: por segundo día consecutivo no volvió a tener crisis respiratorias y, además de haber incrementado la fisioterapia respiratoria que viene haciendo, sumó ejercicios de actividad motriz, retomó su actividad laboral y por la mañana volvió a llamar a Gabriel Romanelli, el párroco argentino de la única iglesia católica de la Franja de Gaza. Datos que provocaron un nuevo respiro de alivio en cientos de miles de católicos que siguen en vilo esta larga internación, que hablan de una recuperación con respecto del lunes pasado, cuando volvió a sonar una alarma roja tras una doble crisis respiratoria, debida a abundante catarro.
El papa Francisco. Foto:AFP
“El Santo Padre también hoy se mantuvo estacionario sin presentar episodios de insuficiencia respiratoria. Como programado, durante el día realizó oxigenoterapia de altos flujos y por la noche se reanudará la ventilación mecánica no invasiva”, consignó el parte, que aludió, así, a la máscara que cubre nariz y boca conectada a un aparato que significa un nivel de asistencia superior a las cánulas nasales. “El Santo Padre ha incrementado la fisioterapia respiratoria y la motriz activa”, agregó, sumando un dato que nunca antes había sido mencionado, cuyo fin es evitar que esta larga hospitalización tenga ulteriores consecuencias.
“En consideración de la complejidad del cuadro clínico, el pronóstico sigue reservado”, añadió el parte, que fue difundido por los médicos que lo atienden poco antes de las 19.30 locales. Y que describió una jornada con mucha más actividad que en la víspera. “Esta mañana, en el departamento privado ubicado en el décimo piso, el Santo Padre ha participado del rito de la bendición de las cenizas, que le fueron impuestas por el celebrante y luego recibió la eucaristía. Sucesivamente, se dedicó a algunas actividades de trabajo”, informó. “Siempre en el curso de la mañana ha llamado al padre Romanelli y en la tarde alternó reposo a trabajo”, concluyó.
Consultada por LA NACION, Annalisa Bilotta, médica del Hospital Internacional Salvator Mundi, no dudó en decir que “también hoy ha sido una jornada positiva”. Subrayó, en efecto, la ausencia de crisis respiratorias, así como la actividad de fisioterapia respiratoria y, además, motriz. “Pero los médicos siguen más que prudentes porque es un cuadro complejo, hay diversas patologías, por lo que mantienen el pronóstico reservado”, comentó. Una expresión que, como aclararon varias veces en los últimos días de ansiedad en las estrellas, quiere decir que el papa “no está fuera de peligro”.
Papa Francisco el pasado 5 de febrero de 2025. Foto:AFP
los médicos siguen más que prudentes porque es un cuadro complejo, hay diversas patologías, por lo que mantienen el pronóstico reservado
Fuentes del Vaticano insistieron con que todo se enmarca en la evolución ordinaria de una neumonía: “Hace falta tiempo y hay variaciones de paciente a paciente”. “Es prematuro decir que está funcionando la terapia y por eso los médicos insisten en que el pronóstico es reservado”, explicaron.
Las mismas fuentes filtraron que el jefe máximo de la Iglesia católica, que desde que fue internado el 14 de febrero tuvo cuatro crisis respiratorias agudas que hicieron temer lo peor, nunca dejó de estar alerta, orientado y colaborativo, como indicaron los partes. Y, pasados los episodios agudos, estuvo de buen ánimo, de buen humor, siempre alimentándose con comida sólida y moviéndose, con las limitaciones y la asistencia ya conocida -en silla de ruedas- debido a su problema en la rodilla derecha.
Pero igual preocupa que, pasados veinte días de terapias muy pesadas con diversos antibióticos, el papa siga en un cuadro estacionario pero complejo, con una neumonía bilateral que no parece ceder.
“Normalmente si una terapia con antibióticos es correcta en una o dos semanas derrota la infección (no la viral). Pero los partes médicos en este sentido no han comunicado novedades. Y la hipótesis es que otros microrganismos muy difundidos en el ambiente hayan aprovechado de la extrema condición de debilidad del sistema inmunitario del papa”, dijeron al Corriere della Sera Marco Falconi, profesor de enfermedades infecciosas de la universidad de Pisa, y Massimo Girardis, director de terapia intensiva del policlínico de Modena.
Más la internación se prolonga, más riesgos hay de complicaciones de tipo hospitalario, como la posibilidad de contraer nuevas infecciones
Marco FalconiProfesor de enfermedades infecciosas
“Más la internación se prolonga, más riesgos hay de complicaciones de tipo hospitalario, como la posibilidad de contraer nuevas infecciones llamadas nosocomiales o daños vinculados a la inmovilidad. Ayer, sin embargo, a pocas horas de las dos crisis respiratorias (del lunes), el Papa reanudó la rehabilitación específica tanto respiratoria como motriz”, destacaron los mismos especialistas.
Un globo con una imagen del papa Francisco fuera del Hospital Universitario Gemelli de Roma. Foto:Filippo MONTEFORTE / AFP
¿Semana Santa sin el papa?
El factor tiempo, todos coinciden, es clave. Y en el Vaticano preocupa la aproximación a una Semana Santa con un Pontífice ausente, un escenario que de todos modos no sería novedad ya que ocurrió con san Juan Pablo II (1978-2005) en lo que fue su última Pascua, en 2005, cuando ya estaba muy mal de salud, debido al implacable avance del mal de Parkinson.
Ya el año pasado, siempre por su bronquitis crónica y el temor a resfriarse y con el fin de cuidarse en vista de las celebraciones pascuales, el papa no había presidido el tradicional Vía Crucis desde el Coliseo, que siguió por video desde su residencia de Santa Marta.
Lo cierto es que en estos veinte días internado y ausente del Vaticano -veinte días que no ha habido imágenes del Papa, algo lógico estando enfermo-, la Santa Sede demostró que la maquinaria funciona igual, sin la presencia física de su monarca absoluto. Francisco recibió en dos oportunidades a su número dos, el cardenal Pietro Parolin -secretario de Estado- y a su número tres, el arzobispo venezolano Edgar Peña Parra, sustituto, justamente para asegurarse de que todo siguiera su curso.
El papa Francisco en un evento el pasado 3 de febrero. Foto:AFP
En este marco, en este miércoles de Cenizas el papa fue reemplazado por el cardenal Angelo de Donatis, penitenciero mayor, en la tradicional procesión en el Aventino y posterior misa de inicio de Cuaresma en la Basílica de Santa Sabina. De Donatis pronunció un sermón “preparado” por Jorge Bergoglio para la ocasión, que reflexionó sobre el significado de las cenizas y la experiencia de la fragilidad “que nos recueda el drama de la muerte”. Fuentes vaticanas aclararon que esas palabras tenían que ver con la temática del inicio de la Cuaresma, tiempo de penitencia e introspección, “y no necesariamente con su situación”.
El Vaticano difundió, por otro lado, la catequesis que estaba prevista para la audiencia general de este miércoles, anulada por la internación y también preparada tiempo atrás. E informó que el domingo próximo, cuando se celebrará el Jubileo del Mundo del Voluntariado, presidirá en su lugar la misa solemne en la Plaza San Pedro el cardenal checo-canadiense Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Este sistema de reemplazos podría funcionar también durante la Semana Santa. Aunque faltan 40 días para eso, la situación, según los más que prudentes partes médicos, es impredecible. Los más optimistas recuerdan aún esa recuperación extraordinaria que tuvo Francisco después de su internación por neumonía de fin de marzo de 2023, cuando sorprendió a todos por su “remontada” y reaparición durante la Semana Santa. Pero esa vez había estado internado sólo tres días, tenía 86 años y menos deterioro físico. Aunque la determinación del papa, un “combatiente”, podría hacer milagros, aseguran algunas fuentes.
En un clima de “carpe diem” -vivir al día, sin programar demasiado y resolviendo paso a paso-, naturalmente se intensifica un ambiente de pre-cónclave, con diarios italianos lanzando candidatos y listas de papables y especulaciones en cuanto a una posible renuncia del papa del fin del mundo.
Oraciones por el papa Francisco. Foto:AFP
“Nadie puede bajarse de la cruz de Cristo. Nunca. Nos lo enseña san Juan Pablo II, que no lo hizo ni siquiera después del atentado de 1981 y mucho menos 24 años después, cuando la enfermedad lo obligó a quedarse en cama hasta el final, sin voz, sin poder hablar, sin fuerzas, sirviendo a la Iglesia con el corazón, con el ánimo y la mente lúcidos”, recordó el cardenal Estanislao Dziwisz, arzobispo emérito de Cracovia, de 85 años, en una entrevista con el diario La Repubblica.
Dziwisz, que fue secretario privado de Karol Wojtyla durante casi cuarenta años -y que nunca digirió la renuncia de Benedicto XVI (2005-2013)-, fue más allá: “Estoy seguro de que hará lo mismo el papa Francisco, por cuya recuperación está rezando todo el mundo: él guiará la Iglesia hasta que Dios quiera, manteniéndose firmemente abrazado a la cruz, sin dar ningún paso hacia atrás”.
Preguntado ante las versiones de renuncia en caso de empeoramiento de la salud de Francisco, el cardenal Dziwisz fue tajante: “San Juan Pablo II, más allá de las voces que corrían hace veinte años dentro y fuera del Vaticano, sirvió la Iglesia hasta el final desde su habitación del Palacio Apostólico. Lo mismo está haciendo el papa Francisco desde el Gemelli. Queremos creer que no se rendirá nunca: como Wojtyla, también Bergoglio sabe que la cruz de Cristo no debe ser nunca abandonada y que todo está en manos del Señor. Y nos lo está demostrando con una maravillosa fuerza e inagotable voluntad de servicio. No podemos hacer otra cosa que agradecérselo porque no sólo la Iglesia, sino todo el mundo necesita de él”.