El enfoque de la gestión migratoria es uno de los puntos más importantes en juego en la elección presidencial de los Estados Unidos. Mientras el candidato republicano Donald Trump promete hacer la “mayor deportación en la historia” del país, fortalecer las fronteras y extremar las medidas para el ingreso, tanto legal como ilegal, la demócrata Kamala Harris aboga por una reforma integral, sin descuidar el componente de seguridad.
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En cualquier caso, sea quien sea el próximo inquilino de la Casa Blanca, los países de América Latina, incluyendo a Colombia, deberán prepararse para políticas más restrictivas en migración.
“La diferencia más grande está en el orden y responsabilidad de las políticas para afrontar la migración. Harris se ofrece una opción mucho más organizada y apegada a la ley, mientras que Trump ofrece un caos de política pública”, señala Sebastián Bitar, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes y doctor en relaciones internacionales.
La actual vicepresidenta busca volver a presentar el proyecto de ley fronterizo que fracasó dos veces en el Senado y que proponía, entre otras cosas, establecer una herramienta del cierre de la frontera al superar cierta cantidad de ingresos, así como la asignación de fondos para controlar la presencia de migrantes ilegales en Estados Unidos.
Trump, por su parte, alega que la entrada irregular ha elevado la criminalidad en Estados Unidos, pedirá instaurar la pena de muerte a migrantes que asesinen estadounidenses, eliminaría la ciudadanía de nacimiento para los hijos de inmigrantes ilegales, expandiría el veto a personas que provengan de países “plagados por el terrorismo” y reversaría varias políticas aprobadas durante la administración Biden.
Trump: ¿impacto humanitario, no a la exención de la visa y difícil cooperación?
Para el especialista en derecho internacional, Enrique Prieto, regresar masivamente a los inmigrantes supondría un impacto humanitario de imprevisibles proporciones que se sentiría en suelo colombiano. “Implicaría un impacto en servicios básicos”, dice.
En el último año y medio, más de 700.000 migrantes y solicitantes de asilo han cruzado el Tapón del Darién huyendo de la violencia, la persecución y de crisis humanitarias, de acuerdo con Human Rights Watch. Ello incluye cerca de 477.000 venezolanos, 60.000 ecuatorianos y 41.000 haitianos.
Y cabe recordar que Colombia es sede de al menos tres oficinas del programa de Movilidad Segura, para facilitar el traslado legal de venezolanos, haitianos y cubanos presentes en el territorio nacional con un estatus regular migratorio. Según datos de la embajada de Estados Unidos en Colombia, más de 123.000 personas han solicitado acogerse a este programa y, según Migración Colombia, más de 2.000 han logrado viajar al país norteamericano.
“La propuesta de Trump de deportaciones masivas es imposible de cumplir, extremadamente costosa, inhumana y tendría un efecto negativo muy grande en la economía de los Estados Unidos”, comenta Bitar.
Por otro lado, la estrategia de mano dura y exigencias de control estricto de fronteras de Trump podría poner en conflicto a Colombia y Panamá que, a pesar de las diferencias ideológicas de sus gobiernos, han tenido acercamientos positivos para abordar la crisis del Darién y para lo cual han convocado a Estados Unidos al mecanismo tripartita.
“Un segundo mandato de Trump reafirmaría su política de “América Primero”, con un claro distanciamiento de organismos multilaterales como la ONU y la OEA. Esto podría aislar aún más a Colombia en temas que requieren acción global, como la crisis migratoria venezolana, y limitaría el respaldo internacional para enfrentar desafíos internos”, sostiene el consultor y estratega político Álvaro Benedetti.
Otro tema que se complicaría más es la eliminación de la visa de turista para los colombianos. El canciller Luis Gilberto Murillo, cuando se desempeñaba como embajador de Colombia en ese país, inició acercamientos para que el gobierno americano considerara la exención de este documento.
“Recordemos que en la primera presidencia de Donald Trump en Estados Unidos uno de los cambios para renovar la visa fueron las entrevistas”, indica Prieto.
Harris: ¿cooperación regional y mayor respaldo?
En cambio, si bien Kamala Harris enfrentaría una enorme presión por controlar el flujo de migrantes, esta lideraría una política mucho más moderada. “Su historial como senadora, apoyando políticas de ayuda exterior condicionadas al respeto por los derechos humanos, sugiere que, bajo su administración, Colombia recibiría un respaldo más equilibrado en temas de paz y fortalecimiento institucional, sin la constante presión de la mano dura militar”, subrayó Benedetti.
Incluso, dice, se abrirían mayores espacios para Colombia en iniciativas de cooperación regional para enfrentar problemas comunes como el de la migración.
“Para Colombia es indispensable lograr la mejor cooperación posible en temas migratorios con quien sea que gane las elecciones. Los flujos de migrantes por el Darién siguen creciendo y Colombia no tiene la capacidad de atender a esa población sin cooperación internacional”, señala Bitar.
Buscando el voto latino, en un evento realizado en septiembre, Harris hizo referencia a la promesa de deportaciones masivas de Trump, recordando que dichas iniciativas únicamente han causado separaciones de familias. No obstante, ello no quiere decir que la actual vicepresidenta no se haya pronunciado con respecto a impulsar mayores restricciones en la frontera.
La demócrata está impulsando un enfoque bipartidista con la intención de aumentar la seguridad fronteriza, pero también establecer vías legales para que los inmigrantes elegibles puedan permanecer y hacer una vida en Estados Unidos.
De acuerdo con el Instituto para la Política Migratoria (MPI, por su sigla en inglés), se estima en 1'641.000 personas la diáspora de colombianos en suelo estadounidense, contando a indocumentados y documentados. De ellos, 923.000 nacieron en Colombia y otros 718.000 ya nacidos en Estados Unidos u otros países.
JUAN PABLO PENAGOS RAMÍREZ
Periodista de Política