Un destino emergente está cautivando a turistas y viajeros nacionales: Macanal, un municipio del departamento de Boyacá, situado a unas tres horas por carretera desde Bogotá.
Su atractivo principal es el embalse La Esmeralda, un lago artificial rodeado de montañas, cascadas y senderos naturales que está comenzando a ser comparado con Guatapé, en Antioquia, uno de los destinos más visitados del país.
Según información publicada por 'Blu Radio', el embalse La Esmeralda es la joya natural de Macanal. Se puede recorrer en lancha de manera segura, permitiendo disfrutar de vistas panorámicas del entorno.
Las aguas tranquilas y los paisajes montañosos crean una atmósfera de serenidad ideal para quienes buscan desconexión total del ritmo urbano.
Oferta cultural y religiosa
Más allá de su riqueza natural, Macanal también ofrece una experiencia cultural significativa. Destaca la Parroquia San Pedro de Alcántara, una iglesia histórica que conserva las tradiciones del municipio y refuerza su identidad local.
El patrimonio arquitectónico y las costumbres del pueblo aportan un valor adicional a la visita.
Para los turistas más activos, Macanal presenta alternativas de aventura como kayak, cuatrimotos y ciclismo. Además, hay cascadas escondidas, miradores naturales y caminos ecológicos que permiten explorar el entorno en profundidad.
Cómo llegar desde Bogotá
El viaje por carretera desde la capital colombiana hasta Macanal dura entre tres y cuatro horas, dependiendo del tráfico. La ruta recomendada parte de Bogotá por la Autopista Norte, pasando por Chía, Tocancipá y Gachancipá.
Desde allí se continúa hacia Guateque y luego por la vía 56 hasta llegar a Macanal. Este recorrido permite disfrutar del paisaje del Valle de Tenza.
Macanal está consolidándose como un nuevo epicentro turístico en el centro del país. Su facilidad de acceso, variedad de atractivos y ambiente tranquilo lo posicionan como una alternativa atractiva frente a destinos tradicionales.
El artesano que tejió la “Ruana de la paz” para el papa Francisco
El artesano Julio Ramón Cristancho, originario de Nobsa, Boyacá, confeccionó una ruana especial para el papa Francisco, la cual fue entregada al pontífice el 6 de septiembre de 2017, durante su visita apostólica a Colombia.
La prenda, denominada la “Ruana de la paz”, fue tejida con lana 100 % natural y llevaba bordados relacionados con la fe, la reconciliación y la cultura boyacense.
Cristancho explicó que elaboró tres ruanas: dos como modelos de prueba y una destinada directamente al papa.
La ruana incluía símbolos como una paloma de la paz y un mensaje alusivo a su Santidad. Foto:César Melgarejo / EL TIEMPO.
Aunque no logró entregarla en persona debido a las restricciones de seguridad, la gestión de un periodista y el apoyo de la Secretaría General del Nuncio Apostólico facilitaron su entrega en la Nunciatura Apostólica de Bogotá.
La ruana incluía símbolos como una paloma de la paz y un mensaje alusivo a su Santidad. El proceso de elaboración tomó dos meses y fue realizado con lana seleccionada del taller familiar que lidera el artesano.
Cristancho detalló que utilizó lana de oveja blanca, la más fina y limpia disponible, como muestra de respeto hacia el sumo pontífice.
La confección no solo tuvo un objetivo religioso, sino también cultural. Según el tejedor, el bordado de la ruana buscaba unir la espiritualidad del papa con las raíces del pueblo boyacense, resaltando valores como el respeto, el encuentro y la identidad regional.
*Este contenido fue escrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de conocimiento público divulgado a medios de comunicación. Además, contó con la revisión de la periodista y una editora.
JOS GUERRERO
EQUIPO ALCANCE DIGITAL