El sitio de Florida que quedó como pueblo fantasma por el huracán Milton

A medida que el huracán Milton avanza hacia la costa oeste de Florida, donde se espera que toque tierra el miércoles por la noche o el jueves a la madrugada como un ciclón de categoría 4, los habitantes de las distintas áreas del estado evacuan y se protegen en refugios para superar una vez más los desastres que ocasiona la naturaleza. Fort Myers Beach es uno de ellos. 

Kevin Guthrie, director ejecutivo de la División de Emergencias de Florida (FDEM, por sus iniciales en inglés), junto a Ron DeSantis, gobernador del estado, emitieron ayer una evacuación obligatoria para este pueblo playero de Florida. Los dos representantes pidieron que se retiren todos los vehículos recreativos, eléctricos, contenedores de basura y otros objetos que se transformen en un proyectil durante la tormenta. 

Esta no es la primera vez que el lugar se ve afectado por ciclones tropicales. En 2022, sufrió los efectos del huracán Ian. Este año, apenas se terminaba de recomponer por el paso del huracán Helene, que dejó tras de sí cientos de víctimas, casas destrozadas y escombros todavía no recogidos.

Por estos motivos, el pequeño territorio ubicado dentro del condado de Lee se fue convirtiendo de a poco en un pueblo fantasma a medida que sus habitantes decidieron ponerse a salvo y alejarse del ojo de la tormenta. En 2023 tuvo un censo de 5.200 habitantes, mil personas menos que su censo de 2010, que fue de 6.200. 

El medio de noticias estadounidenses Telemundo también advirtió que la mayoría de las gasolineras y las estructuras de la zona desaparecieron, las calles están cubiertas de la basura y los restos que dejaron los vientos de Helene y muestran condominios abandonados. 

Los habitantes de Fort Myers Beach se preparan para la visita de Milton

Los residentes del área de Florida se preparan para la llegada del huracán Milton. Si bien la orden de evacuación es obligatoria, algunos decidieron desafiar al ciclón y permanecer dentro de sus comercios y hogares para proteger su lugar de los futuros desastres. 

Con la ayuda de voluntarios, los habitantes cubren las entradas de los edificios más cercanos a la playa con cientos de bolsas rellenas de arena. También bloquean las puertas y protegen las ventanas con muebles que evitarían daños mayores.