La confirmación de que el software espía Pegasus fue comprado por el Gobierno de Estados Unidos y entregado a autoridades colombianas, a través de los mecanismos usuales de colaboración en defensa e inteligencia contra amenazas terroristas y de narcotráfico, le dio una voltereta total al panorama planteado por el presidente Gustavo Petro, hace casi dos meses, cuando denunció el aterrizaje de esa cuestionada tecnología en Colombia.
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La revelación hecha por EL TIEMPO el jueves, un día después de que funcionarios de Estados Unidos le informaran el asunto a la Casa de Nariño, deja en jaque tres señalamientos realizados por el Presidente y por varios de sus alfiles: que el software supuestamente se había obtenido en una operación subrepticia ordenada por el gobierno del presidente Iván Duque, con dineros ilegales, y con el supuesto fin de espiar a la campaña Petro Presidente y a los líderes del llamado estallido social.
La Fiscalía debe aún determinar la plena exactitud de las explicaciones de Washington y aclarar nuevas preguntas surgidas tras la revelación. Hasta ahora, la fiscal Luz Adriana Camargo ha dicho que no se han hallado evidencias de los supuestos seguimientos políticos mencionados por Petro.
Funcionarios de la administración de Joe Biden informaron que el programa informático, fabricado por la empresa israelí NSO Group, fue adquirido en el marco de la cooperación en la lucha contra el narcotráfico y con recursos destinados a esos rubros. A esto añadieron expresamente que el expresidente Duque fue ajeno a la transacción.
El Presidente, que más de dos años después de haber llegado a la Casa de Nariño sigue aplicando la estrategia del retrovisor, se quedó sin la bandera del supuesto espionaje político en su contra, que agitó en todos los escenarios en los últimos dos meses. Incluso, figuras del Pacto Histórico como el senador Iván Cepeda habían presentando denuncias formales contra Duque por supuesto lavado de activos y violación de comunicaciones.
Los mensajes del presidente Gustavo Petro sobre Pegasus
Este viernes, poco después de la declaración oficial del embajador Daniel García-Peña confirmando la primicia de este diario, el presidente Gustavo Petro habló en extenso del giro en el caso. Ya no habló de delitos ni de supuesto espionaje político en su contra. Tampoco hizo mención alguna a platas ilícitas en la adquisición de Pegasus.
En su discurso, en el aniversario 105 de la Fuerza Aérea, los cuestionamientos de Petro sobre Pegasus cambiaron de foco. Así, la narrativa cambió hacia una supuesta violación de la soberanía, afincada en el desconocimiento del expresidente Duque sobre la llegada del polémico software.
“No es lo mismo ciberdefensa que espionaje y en eso debemos trazar una frontera. No es lo mismo tener un software para cazar mafiosos que hacerlo sin orden judicial”, indicó el mandatario nacional. Y agregó: “Nuestra soberanía no es solo ondear nuestra bandera, es que las principales decisiones que se toman en Colombia lo hagan los colombianos. Si la toman otro tipo de personas, quienes quieren que sean, entonces hemos perdido soberanía”.
Indicó que las discusiones que se darán con Estados Unidos “serán intensas y complejas”. Este sábado en la noche, vía X, volvió a hablar del tema y afirmó que “solo es legal el uso de Pegasus en Colombia si las interceptaciones a teléfonos fueron ordenadas por la justicia colombiana”. Instó, además, a la rama a decir “si esas órdenes se dieron” y, de lo contrario, a “procesar a quienes lo permitieron”.
¿Habrá consecuencias diplomáticas con Estados Unidos?
Las noticias de Washington sobre Pegasus llegan justo unos días después de la victoria de Donald Trump como presidente de Estados Unidos y, señalan los analistas, enrarecen las relaciones del Gobierno con el mandatario electo y con el saliente Joe Biden. Esto porque los tiempos de la entrega del programa empezaron al final del primer mandato de Trump (2020) y se extendieron hasta el 2022, ya en plena administración demócrata. Por qué, a pesar de que Petro llevaba semanas dando versiones públicas erróneas sobre el espinoso tema, nadie de la administración Biden se comunicó con la Casa de Nariño ni con el canciller Murillo, quien además fue embajador en EE. UU., es una de las dudas más grandes en esta historia. Otra duda fuerte: ¿por qué los encargados de la cooperación de inteligencia del gobierno Biden decidieron no mantener el uso de Pegasus en Colombia una vez se confirmó el triunfo de Petro en las elecciones del 2022?
Las repercusiones diplomáticas están aún por establecerse, pero el discurso de Petro sobre la soberanía puede indicar hacia dónde podrían correr las aguas.
De hecho, la mayoría de los analistas consultados por este diario coincidieron en la posible afectación de las relaciones entre Bogotá y Washington, que ya de entrada estaban en observación por el regreso de Trump a la Casa Blanca.
El internacionalista Manuel Alejandro Rayran señala además que las explicaciones que hasta ahora se conocen “dejan inquietudes sobre la forma en que se hace la cooperación”, mientras que el también analista Manuel Camilo González advierte que “se puede complicar la confianza en la cooperación en seguridad entre Bogotá y Washington”, sobre todo con la entrada de un gobierno republicano que es favorable al recorte de fondos a ayudas internacionales.
El eventual uso de Pegasus para ubicar a objetivos criminales en territorio venezolano –una versión que ha sido fuerte desde el inicio del escándalo– también puede afectar las relaciones, dada la cercanía de la Casa de Nariño con el régimen de Nicolás Maduro.
Como todo lo que ha rodeado a este caso, las revelaciones causaron nuevas controversias entre afines al primer mandatario y sus contrarios. La oposición aprovechó para desacreditar el énfasis que había hecho Gustavo Petro en el tema Pegasus.
Solo es legal el uso de Pegasus en Colombia si las interceptaciones a teléfonos fueron ordenadas por la justicia colombiana
Fueron ampliamente críticos debido a que la polémica comenzó con una alocución, en pleno paro camionero, para revelar información reservada sobre la transacción financiera para la compra del software espía. A esto le sumaron que el Presidente enmarcó el caso en una supuesta vulneración a su campaña. “¿Entonces Biden espió la campaña de Petro y filtró las reuniones?”, dijo la representante Katherine Miranda de forma sarcástica ante lo dicho por el Presidente sobre el uso que se le habría dado a Pegasus. El expresidente Álvaro Uribe señaló por su lado: “Se necesitan más Pegasus. De frente al 2026. Se necesita cooperación internacional para derrotar la delincuencia o determinar que entren en serio al camino de paz”.
Los cercanos al Gobierno afirmaron que la situación era más grave de lo que se planteaba por el primer mandatario anteriormente. “Esto es gravísimo, peor a lo denunciado por el Presidente. ¿El Gobierno de EE. UU. invirtió 11 millones de dólares en un software espía sin conocimiento del mandatario colombiano?”, dijo la senadora María José Pizarro.
El politólogo Gonzalo Araújo señala que la imagen del presidente Petro sale golpeada, pues señalamientos sobre los que basó su narrativa de los últimos meses, que fueron recogidos no solo por sus alfiles sino por los medios oficiales, terminan sin sustento. Pero advierten que la imagen del expresidente Duque también se afecta.
En ese camino, el profesor Jairo Libreros señala que deben aclararse las dudas de cómo la llegada de un arma de inteligencia tan cuestionada desde hace varios años como Pegasus pudo llegar al país sin conocimiento del anterior mandatario: “Se debe saber quién dio la orden y cómo operó el equipo. Es necesario establecer la cadena de mando y los destinatarios finales de la información”.
JUAN SEBASTIÁN LOMBO DELGADO
Periodista de Política