El bullicio del mercado de Barranquilla se intensifica duranta cada temporada de precarnaval.
Entre los puestos cargados de colores y aromas, el alegre sonido de la música carnavalera que suena y retumba entre las colmenas de frutas, verduras, granos, abarrotes, y la gente que se mueve como hormiga, hay uno uno en particular ha resistido el paso del tiempo: el negocio de William Mejía Martínez.
Ser llama ‘Artesanías William’, un negocio que carga una historia de más de 50 años, en donde los barranquilleros consiguen artesanías, y algunas prendas y accesorios que se convierten en parte esencial de las danzas y comparsas del Carnaval de Barranquilla.
Su tienda es un punto de encuentro para cumbiamberos, padres de familia y turistas que buscan elementos auténticos para esta celebración.
Un negocio con una larga historia
William, nacido en el barrio Rebolo y ahora residente del barrio Monte, creció entre granos y tusas. “Mi papá vendía granos y mi mamá tusas, la hoja del maíz. Crecí corriendo y jugando en estos negocios hasta que ellos murieron. Un primo me ayudó, y ahí me fui quedando”, recuerda con nostalgia. Con el tiempo, el negocio evolucionó hacia la venta de artesanías.
William Rafael Mejía Barraza con su padre William Mejía en el negocio. Foto:Leonardo Herrera Delgans EL TIEMPO
Desde hace seis años, tras la remodelación del Mercado de Granos, Mejía se trasladó a un local frente a la plaza, calle 28con carrera 41 local 28, donde ha consolidado su reputación como uno de los principales proveedores de sombreros vueltiaos y otros elementos tradicionales.
Las incomodidades que generadas obras de remodelación del Mercado de Granos, cuyos trabajo realiza el Distrito y ya cumplen 6 años, no son inconvenientes para que los clientes lleguen a diario a visitar Artesanías William.
Su conocimiento sobre estos sombreros es profundo: “Con el tiempo aprendí a seleccionar los sombreros. Sé escoger los de quinceanos, los que vienen con pega, el 21 o el 23 vueltas que son los más finos”.
Temporada carnavalera, la mejor del año
La temporada de precarnaval es la mejor del año para William. Puede vender más de 100 sombreros vueltiaos, tejidos en caña flecha, además de otros que se utilizan para presentaciones de Garabato y Son de Negro.
Alejandro Beira es uno de los turistas que a diario llegan al negocio de William Foto:Leonardo Herrera Delgans EL TIEMPO
Desde la Lectura del Bando, este año fue el 18 de enero, cuando la Reina Central del Carnaval recibe las llaves de la ciudad y se oficializa la temporada carnavalera, hasta el martes de carnaval, este año cuatro de marzo; es la temporada alta que en este 2025 tendrá el negocio de William.
A su negocio llegan todo tipo de clientes. “Los padres de familia vienen a comprar elementos para manualidades que les ponen en las tareas a los niños; los cumbiamberos, buscando sombreros de calidad y precio; y los turistas, atraídos por la tradición del negocio”, comenta.
Conseguí mucha variedad, pero eran réplicas y muy caros. Quise tener uno original, y este me quedó preciso
Alejandro beiraTurista bogotano
Uno de esos turistas es Alejandro Beira, un bogotano que llegó al lugar buscando un sombrero ancestral. “Conseguí mucha variedad, pero eran réplicas y muy caros. Quise tener uno original, y este me quedó preciso”, afirmó satisfecho al mostrar el 21 vueltas que atesora entre sus manos.
La atención del negocio está garantizada por William Rafael Mejía Barraza, hijo de William, quien ha trabajado junto a su padre por más de 20 años. “Desde que salí del colegio estoy aquí. Vendemos de todo lo referente a artesanía: hamacas, mochilas, tinajas de barro, cucharas de palo, totumas, escobas, chinchorros”, enumera con orgullo.
Los productos que ofrecen provienen de diferentes rincones del Caribe, comprados directamente a artesanos de San Jacinto (Bolívar), Tuchín (Córdoba), Santa Marta (Magdalena) o Barranquilla (Atlántico). Durante la temporada de precarnaval, los artículos más demandados son los sombreros vueltiaos, las cotizas, los palos de garabato y las caretas. “Viene gente de todos lados: Estados Unidos, Italia, Francia, Alemania. Recibimos turistas toda la semana, gracias a Dios”, comenta William Rafael.
El negocio se ha adaptado a las necesidades del mercado, ofreciendo sombreros para todos los presupuestos. “El más barato te sale en 70 mil pesos; el de quinceanos sin pega cuesta 120 mil; el machito, 200 mil; el de 19 vueltas, 300 mil; el de 21 vueltas, 350 mil; y el de 23 vueltas, 400 mil”, detalla.
El negocio de William es uno de los más tradicionales en venta de artesanías de Barranquilla. Foto:Leonardo Herrera Delgans EL TIEMPO
La tradición que ha construido la familia Mejía es un reflejo de la riqueza cultural del Carnaval de Barranquilla.
Su negocio no solo ofrece productos, sino también una historia de resiliencia y pasión por las tradiciones del Caribe colombiano.
A medida que se acercan los grandes desfiles, el local de William se convierte en un epicentro de creatividad y preparación, donde cada sombrero, careta o mochila contribuye a dar vida a una de las festividades más emblemáticas del país.
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LEONARDO HERRERA DELGANS leoher@eltiempo.com y en X: @leoher70