El 26 de enero de 1972, el vuelo 367 de la aerolínea yugoslava JAT despegó de Estocolmo, Suecia, con destino a Belgrado, Yugoslavia, tras una escala en Copenhague, Dinamarca.
Entre los tripulantes se encontraba Vesna Vulovic, una joven azafata que, en ese entonces, tenía 22 años y se preparaba para servir la cena a los pasajeros cuando una explosión en la bodega de carga desató una tragedia en el aire.
El avión, un DC-9, se precipitó desde una altitud de 10.160 metros y se estrelló en una zona boscosa de la actual República Checa. La catástrofe cobró la vida de los 23 pasajeros y cuatro de los cinco miembros de la tripulación. Sin embargo, contra toda lógica, Vesna fue hallada con vida entre los restos del fuselaje, dando inicio a un enigma que sigue sin una respuesta definitiva.
Un error que la llevó al vuelo equivocado
Lo más irónico es que la joven no debía estar en ese vuelo. Un error en la asignación de tripulaciones hizo que ella fuera seleccionada en lugar de otra azafata con el mismo nombre. Ese equívoco la llevó a estar a bordo de un avión condenado a la tragedia.
Pese a la gravedad del accidente, Vesna sobrevivió y en 1985 recibió un reconocimiento del libro Guinness de los Récords como la persona que cayó desde la mayor altura sin paracaídas y vivió para contarlo.
Una explosión y una caída mortal
La investigación del accidente apuntó a una maleta con explosivos que habría sido colocada en la bodega de carga del avión, ya sea en Estocolmo o en la escala de Copenhague. Entre los restos del DC-9, los expertos encontraron el cierre de una valija que pudo haber contenido la bomba.
La explosión no desintegró el avión por completo, pero dañó fatalmente su estructura. La descompresión repentina, las bajas temperaturas y la violenta caída hicieron imposible la supervivencia para el resto de los ocupantes de la aeronave.
¿Cómo logró sobrevivir Vesna Vulovic?
Cuando la aeronave desapareció de los radares, la última señal registrada ocurrió a las 16:01 mientras sobrevolaba Hermsdorf, en Alemania, antes de ingresar al espacio aéreo checoslovaco. Minutos después, el avión impactó en una zona nevada cerca del poblado de Ceska Kamenice.
El cuerpo de Vesna fue hallado entre los restos de la parte trasera del fuselaje. Presentaba fractura de cráneo con hemorragia cerebral, tres vértebras rotas y múltiples fracturas en las piernas. Sin embargo, estaba con vida.
Los expertos que intentaron reconstruir su caída sugirieron que la joven fue arrojada al fondo de la parte trasera del avión por la explosión, donde un carrito de servicio cayó sobre ella, evitando que fuese succionada por la descompresión.
Luego, la cola de la aeronave impactó con la ladera de la montaña en un ángulo que amortiguó la caída, deslizándose por la nieve y reduciendo el impacto.
Otro testimonio sobre su salvación
Bruno Henke, un guardabosques que se encontraba en la zona al momento del accidente, fue quien halló a Vesna con vida. Su relato contradice la versión oficial, ya que aseguraba que la joven estaba en la parte media del avión, cerca de las alas, y no en la cola.
Henke relató que logró ubicarla gracias a sus gritos de dolor. La encontró boca abajo, con el cuerpo de una compañera encima y las piernas atrapadas dentro del fuselaje. Su experiencia como médico durante la Segunda Guerra Mundial le permitió brindarle los primeros auxilios y mantenerla con vida hasta que llegó la asistencia médica.
Vesna nunca recuperó la memoria del accidente, por lo que terminó creyendo en la versión del guardabosques. Con el tiempo, Henke bautizó a su hija con el nombre de Vesna en honor a la azafata que rescató de entre los escombros.
Un largo proceso de recuperación
Sobrevivir a la caída no significaba que el peligro había pasado. Su estado de salud era crítico y fue trasladada de inmediato a un hospital local, para luego ser remitida a Praga. Durante semanas estuvo en coma inducido, sometida a múltiples cirugías y con escasos momentos de conciencia.
Uno de los primeros recuerdos de su recuperación fue cuando vio a su madre, quien viajó desde Belgrado para acompañarla. En otra ocasión, al despertar, pidió un cigarrillo a uno de los médicos, quien le negó su petición.
Tras dos semanas de hospitalización, le leyeron la noticia del accidente. Enterarse de lo ocurrido fue devastador. “Casi me mata”, aseguró. Lo último que recordaba de aquel día era haber ayudado a los pasajeros a abordar en la escala de Copenhague.
Su rehabilitación fue un proceso arduo. Las fracturas en su columna la dejaron temporalmente paralizada de la cintura para abajo y, durante meses, estuvo en duda si volvería a caminar. Después de más de 10 meses de tratamiento y varias cirugías, logró recuperar la movilidad.
Fama, récord y militancia
Convertida en una figura de renombre, Vesna Vulovic alcanzó el estatus de heroína nacional en Yugoslavia. Fue recibida con honores por el líder del país, el mariscal Josip Broz Tito, y su fama trascendió las fronteras. En su región, se le dedicaron canciones y se convirtió en un personaje recurrente en los programas de televisión.
Las pocas veces que volvió a trabajar como azafata, los pasajeros la veían como un símbolo de buena suerte. Muchos querían permanecer cerca de ella, convencidos de que su presencia los protegería en caso de un accidente.
En 1981, su hazaña fue reconocida por el libro Guinness de los Récords, que la premió por haber sobrevivido a la caída desde mayor altura sin paracaídas. Sin embargo, su momento más especial llegó en 1985, cuando en un evento del salón de la fama de Guinness conoció a Paul McCartney. Vesna se había convertido en azafata con la esperanza de visitar Gran Bretaña con frecuencia, ya que era fanática de los Beatles, y su favorito era justamente el exbajista de la banda.
A finales de los años 80, su vida dio un giro inesperado. Fue despedida de JAT tras realizar críticas contra el presidente de Serbia, Slobodan Milošević. A partir de entonces, se convirtió en activista política y luchó contra su régimen hasta la caída del mandatario en octubre del 2000.
Recibió un reconocimiento del libro Guinness de los Récords. Foto:Guinness de los Récords
Vesna restó importancia a su hazaña y la vinculó con la resistencia de su pueblo.
En una entrevista con The New York Times en 2008, declaró: “Nosotros los serbios somos sobrevivientes. Hemos sobrevivido al comunismo, a Tito, a la guerra, la pobreza, bombardeos, sanciones y a Milošević. Simplemente queremos una vida normal. Quiero una vida normal”.
El 23 de diciembre de 2016, Vesna Vulovic fue encontrada muerta en su departamento a los 66 años.
Germán Wille
La Nación (Argentina) / GDA.
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*Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en la información publicada de La Nación (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.