¿Quién no ha escuchado alguna vez su canción favorita y sentido que su cuerpo se mueve por sí solo? ¿O quizá ha comenzado a bailar en la ducha, en la sala o incluso en medio de la calle sin percatarse? Bailar es una de las formas más naturales y placenteras de mover el cuerpo, y además, aporta múltiples beneficios tanto físicos como emocionales.
A diferencia de rutinas exigentes en gimnasios, correr o practicar deportes que pueden sentirse como una obligación, el baile es esencialmente placer. Según expertos, al bailar el tiempo pasa volando y el esfuerzo físico realizado no es percibido como algo agotador. Sin embargo, el cuerpo está trabajando intensamente.
Fortalece la autoestima y mejora la percepción corporal. Foto:iStock
Una hora de baile puede llegar a quemar entre 300 y 800 calorías dependiendo del ritmo y la intensidad de los movimientos realizados. Esto significa que, además de fortalecer los músculos y mejorar la condición física, es una excelente forma de perder peso sin necesidad de recurrir a ejercicios convencionales como levantar pesas o correr en una cinta.
El baile también aporta beneficios significativos en la postura y la flexibilidad. Diversos estilos como el ballet, la danza contemporánea e incluso el forró —un género musical y danza brasileña— requieren movimientos específicos que estiran y fortalecen el cuerpo, ayudando a prevenir dolores de espalda, mejorando la movilidad general y facilitando actividades diarias.
Asimismo, esta actividad es muy recomendable para mantener un corazón saludable. La danza aumenta la frecuencia cardíaca, mejora la circulación sanguínea y disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Quienes practican regularmente notan mayor resistencia y mejor capacidad para afrontar sus actividades cotidianas.
Bailar ayuda a expresar emociones y mejora la resiliencia ante la presión cotidiana. Foto:iStock
Además de los beneficios físicos, bailar impacta positivamente en la salud mental y emocional. Al movernos al ritmo de la música liberamos endorfinas y serotonina, hormonas que promueven la sensación de bienestar, combaten el estrés, disminuyen la ansiedad e incluso alivian síntomas asociados a la depresión.
La danza también ayuda a fortalecer la autoestima. Personas que empiezan a bailar regularmente suelen notar mejoras en sus movimientos y, con el tiempo, ganan confianza y se sienten más cómodas con su propio cuerpo. No importa tener un ritmo perfecto o técnica impecable, lo fundamental es disfrutar del momento.
Otro aspecto destacado del baile es su potencial para fomentar la conexión social. Clases de Zumba, bailes de salón o fiestas con amigos proporcionan espacios para crear vínculos, conocer nuevas personas y superar la timidez. La esencia del baile es disfrutar, no juzgar.
Contrario a la creencia popular, no es necesario poseer talento ni empezar desde temprana edad para beneficiarse de la danza. Esta actividad está abierta a todos, sin importar edad, tipo de cuerpo o habilidades individuales. Niños, adultos y adultos mayores pueden encontrar en el baile un espacio adaptado a sus preferencias.
Las opciones son variadas: desde géneros animados como Zumba, hip hop o axé hasta estilos más clásicos como ballet para adultos o baile de salón. Para quienes prefieren algo más relajado, una simple fiesta en casa puede ser una excelente alternativa.
Finalmente, lo esencial del baile no es seguir reglas estrictas o lograr una técnica perfecta, sino moverse, expresarse y conectar con la energía de la música. Más allá de lo físico, bailar es una forma artística, una vía de expresión y un momento único de conexión consigo mismo y con los demás.
Entonces, ¿por qué no poner algo de música ahora mismo y dejarse llevar por el simple placer de bailar? Los beneficios, sin duda, serán evidentes tanto en cuerpo como en mente.
O Globo (Brasil) / GDA
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*Este contenido fue reescrito con la asistencia de una inteligencia artificial, basado en información de O Globo (GDA), y contó con la revisión de un periodista y un editor.