El fútbol y el amor mandan en la televisión, por eso, el fútbol y la tele es nuestro matrimonio feliz y siempre es el mejor rating del año.
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La de James y sus súbditos en el partido Colombia-Argentina marcó 15,51 en Caracol y 4,42 en RCN, en total 19,93. La de Linda, Luisa y las superpoderosas en Colombia-Corea marcó 15 en Caracol y 4,5 en RCN, en total 19,5. Y los dos partidos fueron lo más visto del mes.
La selección de los hombres siempre marca muy bien. Esa ya es la costumbre, siempre que juega la transmisión es la mejor de la semana o el mes o el año. Y la otra costumbre es que Caracol golea a RCN.
Maravilloso que las mujeres alcancen ese rating. Eso demuestra que las mujeres han logrado sistemáticamente, en todas las selecciones, contagiar su poder, su oficio, sus ganas de hacer algo de la nada. Son grandes por ellas mismas, la ponen toda, nos hacen felices y orgullosos. Somos potencia mundial de mujeres.
De las transmisiones poco que decir, lo de siempre: locutores gritones que no se preparan, ni estudian, ni dan datos, ni cuentan historias, gritan y gritan y ya. En el mundial femenino es increíble la ignorancia que exponen en público. No se saben ni los nombres de las jugadoras, no saben pronunciarlos, no saben nada. Lo de los “periodistas” y “narradores” del fútbol en televisión demuestra que somos el país de “la ignorancia atrevida”.
Vamos a lo bonito, el fútbol es grande como pasión, orgullo, identidad y goce por los y las jugadores y porque contagia una emoción que nos junta y hace felices como colombianos.
Nos olvidamos de la porquería de Jesserum, González y demás pilluelos dueños del fútbol que nos hacen quedar como lo que somos: un país de cafres, de machos desagradables, de gente sin escrúpulos.
Juega la selección Colombia y huimos felices de “la información seria” según los periodistas: esa de la peliadera de Petro y los periodistas, de esas noticias de todo está mal, de esos políticos que pagan y pagan para que les pinten bella su nada.
Suena el sonsonete de Ryan Castro, “mami, prenda la radio, encienda la tele y no me molesten que hoy juega La Sele” y nos autorizamos para vestir de amarillo hasta a la abuelita, diseñar plan, juntarse con amigos o familiares con optimismo para sufrir y gozar. Se celebra el fútbol como nuestra mejor manera de encontrarnos como colombianos.
Esta pasión del fútbol, esto de somos el fútbol, esa alegría existe en todo el mundo. En todos los países de América Latina, la gente dice que “el fútbol es parte de su identidad”. Y esto es así porque ahí, viendo un partido, compartiendo con amigos, uno tiene esa felicidad de salir de la norma, de lo correcto, del comportarse para expresar esa “salvajería feliz” que dice Caparrós.
El fútbol y la televisión, el matrimonio feliz.