El fútbol, la picardía y el triunfo de la delicadeza (opinión)

hace 1 semana 22

Hubo un tiempo en que el fútbol era un campo de batalla soñado, el escenario de lo inconfesable, el tribunal de la inquisición al que se sometían, voluntaria y casi felizmente, el hereje y el fiel, esperanzados en la dictadura que ejercía la pelota.

Lo que pasaba en la cancha se quedaba allí porque se podía, porque el ritual solo se completaba en un voto de silencio que ocultaba todo pero no perdonaba nada: no hubo afrenta que no se cobrara, costara lo que costara, sobre el césped.

Pero los tiempos cambiaron y de pronto todo adquirió ese halo de delito contra la moral en el que cualquier vecino se siente con derecho a juzgar, a condenar y a reprochar, en una usurpación de la autoridad del balón que resulta francamente insoportable.

Se ha perdido la picardía

Los inquisidores han ido sumando pírricas victorias y han ido despojando de buena parte de su picardía al juego que tantas veces los sedujo. Será por eso, por hacerlos tan mortales, que ahora lo repudian tanto.

¡Que les corten la cabeza!

Francisco Chaverra

Francisco Chaverra hace la paradinha. Foto:Win Sports

A la hoguera fueron a parar las ‘paradinhas’ de Chaverra, Villarreal y Depay. Al retiro querían que fuera el chico Macías cuando pasó al lado de un rival argentino y algo le dijo, como si no se hubiera nutrido de esas provocaciones el juego desde tiempos inmemoriales. 

Al siquiatra quieren mandar a Durán y a Marino cuando en realidad todos los cazan con preguntas incendiarias y se escandalizan después -bola de hipócritas-, culpándolos de arrogancia, cuando su única falta será la autoconfianza de la que tantas veces carecimos los colombianos.

Marino Hinestroza

Marino Hinestroza Foto:Jaiver Nieto EL TIEMPO

Qué poca fe hay ahora en los mecanismos previstos en el reglamento, invisible pero implacable, para someter al atrevido: bastaba un central sin amarilla, un mediocampista sin miedo, un veterano con paciencia suficiente para ver pasar al insolente y en un juicio de 3 segundos cobrarle la alevosía.

La picardía hace parte de la esencia del fútbol

Hoy se teme más de lo que se juega. Y son los propios futbolistas los culpables al comprar ese código insulso de hermanita de la caridad que los hace ofenderse por cualquier tontería, por una palabra, un decibel, una jugada que deja en evidencia el talento de unos y la limitación de otros. ¡Como si no hubiera sido esa la esencia del fútbol hace más de 100 años! Otra vez la usurpación de la justicia de la pelota en manos de la alharaca de la moral.

Jhon Durán

Jhon Durán Foto:Al Nassr

Como en la vida, toda buena acción tiene su merecido castigo. Suerte que no vivió Maradona para ver cómo volvían a cortarle las piernas en las redes sociales, que Higuita no intenta más su escorpión o su ‘sentadinha’ porque iría al pelotón de fusilamiento por ‘conducta anti deportiva’ (¡válgame Dios!) y que a Materazzi no lo pueden condenar, con efecto retroactivo, por el insulto que dejó a Francia sin Zidane y sin título mundial.

No es que todo tiempo pasado fuera mejor. Es que el actual, con su pesada carga de delicadeza y sensibilidad, es insufrible. 

Opinión

Jenny Gámez

Editora de Futbolred

@JennyGamezA

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