La Casa de Nariño y el Capitolio Nacional protagonizaron este año una guerra fría sin precedentes recientes que podría subir el tono en el 2025. Los constantes señalamientos del presidente Gustavo Petro ante las decisiones que en derecho ha tomado el Legislativo, como hundir la reforma de la salud y la ley de financiamiento, tienen al Congreso y a la Presidencia en un constante tire y afloje que va en contravía de lo que señala la Constitución Política de 1991, en el sentido de que debe existir una colaboración armónica entre los tres poderes públicos. Las cortes tampoco se han salvado, pero ese es otro capítulo.
La más reciente crisis se desató la semana anterior, cuando las cuatro comisiones económicas, incluyendo las de Cámara, donde el Gobierno ha reinado, hundieron la reforma tributaria con la que pretendían recaudar 12 billones de pesos para cubrir el desfinanciado presupuesto de 523 billones de pesos. El hecho, normal en cualquier otra circunstancia, fue criticado duramente por el presidente Petro, quien calificó de “malditos” a los parlamentarios y, en otro hecho insólito, anunció la ruptura con las comisiones económicas, una decisión sin antecedentes que deja más interrogantes que certezas. ¿No enviará a sus ministros a esas células legislativas? ¿No volverán a presentarse proyectos allí? ¿Y el Presupuesto de 2026?
Juan Fernando Cristo y Guillermo Jaramillo en plenaria de la Cámara. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
En los primeros meses del 2025 se conocerán los alcances del anuncio o si se queda en palabras. “La relación termina completamente desgastada, fundamentalmente por la radicalización del discurso del Presidente porque muchos de los ministros y los componedores han intentado mejorar la relación, han buscado generar acuerdos y consensos, pero el discurso incendiario del Presidente en X no colabora. Obviamente, también hay una responsabilidad de la oposición, que ha buscado en algunos de los casos exagerar o incluso, equivocadamente, generar noticias falsas con respecto a algunas de las medidas del Gobierno, pero no en igual proporción a la de la Casa de Nariño”, dijo el analista Carlos Arias, docente de la Universidad Javeriana. Advirtió que esa confrontación podría ser natural en el tercer año, pero en el segundo es anticipada y dañina.
Señalamientos a Cepeda
Pero el foco de los señalamientos ha sido el presidente del Congreso, el veterano senador conservador Efraín Cepeda, quien hace dos años recuperó el Partido Conservador, entonces liderado por Carlos Andrés Trujillo, aliado del presidente Petro y de Olmedo López, cerebro del escándalo de corrupción de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo.
El viernes, por ejemplo, lo acusó de ser el jefe de ‘una banda’ que tumbó el artículo que les iba a bajar las tarifas de energía eléctrica a los usuarios de la Costa. Han sido dos semanas de constantes señalamientos, entre ellos, estar detrás de un golpe de Estado.
“Frenas el debate democrático, Efraín. Espero no termines tu vida parlamentaria como rémora de la historia: si quieres ser Presidente, no lo busques a través del golpe de Estado: te odiaría el pueblo colombiano”, aseveró el mandatario tras el hundimiento de la reforma política.
Cepeda también ha respondido y ha insistido en el respeto por la separación de poderes: “Si hay un colombiano demócrata que jamás impulsaría un golpe de Estado o cualquier vía de hecho, soy yo. Jamás he empuñado un arma, ni descalificado a las otras ramas del poder público por tomar decisiones adversas a mi querer, ni mucho menos interpretar un trámite congresional legal como un golpe de Estado. Le pido que se mesure y entienda que la separación de poderes existe y la vamos a defender porque no creemos en el unanimismo ni en el mesianismo. Así somos los demócratas”.
Efraín Cepeda, presidente del Congreso. Foto:César Melgarejo. EL TIEMPO
En defensa del otrora jefe del conservatismo salió su partido, que en un comunicado insistió en que “la separación de poderes no es un capricho que se pueda pasar por alto” y acusó al Presidente de estar detrás de una campaña de desprestigio hacia el Congreso.
En la misma línea se pronunciaron los senadores Carlos Fernando Motoa y Edgar Díaz, de Cambio Radical: “Esto denota un ego frágil que no admite cuestionamientos ni desacuerdos, y además evidencia el talante autócrata de un jefe de Estado que, creyéndose por encima de la Constitución y la ley, confunde la independencia de los poderes con golpes blandos de las altas cortes y del Legislativo”.
El presidente del Congreso, además, ha hecho llamados a la calma, pero estos no han tenido eco. “Presidente, en serio, institucionalmente le pido que se serene: en todos los congresos del mundo hay proyectos de ley que pasan y otros que no, no somatice el proceso legislativo, lo invito a que fundamente mejor los proyectos de ley, a que busque consensos y a que abra la posibilidad de que otros tengan razón. Deje de lado los sesgos y por favor no trate de asesinos a sus contradictores”, dijo Cepeda.
La senadora Clara López, una de las principales voces de la bancada oficialista, insistió en la necesidad de instalar la Comisión Accidental para el Diálogo Social, que ella promovió a través de una proposición que contó con el respaldo de varias colectividades.
“La resolución que la crea incluye a todos los partidos y la idea es dialogar y promover en nuestras bancadas cuidar la palabra en las sesiones, las redes y los medios de comunicación y buscar comunes denominadores para contribuir con acuerdos parciales al acuerdo nacional. Insistiré en su convocatoria a partir de febrero, pues el presidente Efraín Cepeda me ha nombrado coordinadora de la misma”, señaló la congresista.
Miguel Uribe habla del archivo de la reforma tributaria. Foto:EL TIEMPO
“Por favor, ponderación. El Congreso aprueba algunas leyes, niega otras, modifica, pero cada quien tiene que hacer su trabajo y los notarios son otra cosa, no el Congreso”, aseguró, por su parte, la senadora Angélica Lozano cuando el Presidente rompió relaciones con las comisiones económicas.
La teoría del golpe
Esta situación es todo un desafío para la institucionalidad y el Estado de Derecho, pues los señalamientos al Congreso por sus decisiones se suman a los cuestionamientos del mandatario a las cortes por sus decisiones cuando no son a su favor. Todo atado a la narrativa del supuesto golpe de Estado y bloqueo institucional que ha sido rechazado en bloque por distintos sectores. Incluso, esta semana la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) negó un recurso del jefe de Estado con el que buscaba que esa instancia dictara órdenes urgentes ante la vulneración del “fuero integral” a propósito de la investigación del Consejo Nacional Electoral por presunta violación de topes electorales en la campaña del 2022. Ese ha sido uno de los principales hechos que alimentan la narrativa del supuesto golpe, pero la Corte IDH no consideró lo mismo.
“No es normal ni propio de demócratas desconocer el funcionamiento de la institucionalidad democrática, señalar golpes de Estado en todos los lugares y amenazar con levantamientos ciudadanos cada vez que las ramas del poder público no marchan al ritmo que el Presidente pretende”, opinó el analista Fernando Posada, columnista de este diario.
Petro insiste en el supuesto golpe ante decisiones en derecho de las cortes y el Congreso. Foto:PROCURADURÍA
Y el desafío será mayor el siguiente año, cuando se intensificará la campaña y será más complejo sacar adelante la agenda legislativa. La propia bancada de Gobierno estará pensando en su reelección, así como en fortalecer el partido nuevo.
“El concepto de democracia que profesa el Presidente se basa en la idea de que su elección lo convierte en un poder superior a los demás. Supone que el pueblo soberano se expresa a través suyo. Eso es incompatible con la idea de democracia que ordena la Constitución, que se funda en la división de poderes. Cada rama cumple distintas funciones que se controlan mutuamente”, opinó el senador Humberto de la Calle.
E insistió en que en democracia es válido que se nieguen o aprueben las leyes. Prueba de ello es que en abril el Gobierno sufrió una dura derrota cuando se hundió su reforma de la salud en la Comisión VII del Senado y tres meses después se aprobó su reforma pensional, que hoy está siendo estudiada por la Corte Constitucional.
“Que el Congreso niegue proyectos del Gobierno es algo normal, es el quéhacer ordinario de la política. Lo mismo puede decirse de la Justicia. Que el Presidente utilice descalificaciones de todo orden cada que sufre un revés, es inaceptable. Ellas incluyen hasta graves descalificaciones personales, lo cual afecta la calidad de la democracia. Incluso la persistencia en difundir la inminencia del golpe blando no solo perjudica la calificación de Colombia como democracia, sino que le hace daño al propio Presidente. Muchas voces en el exterior concluyen que el Presidente se va a caer. Es un tiro en el pie”, agregó el parlamentario
Para el analista político Jairo Libreros, esta crisis se define como un cortocircuito entre Palacio y el Congreso, principalmente por la “incapacidad” que tiene el Gobierno de conectarse con la realidad que se vive dentro de las bancadas.
Por eso, ante la inminente salida de Juan Fernando Cristo del ministerio del Interior, quien ha logrado bajarle el tono a la confrontación política, Libreros asegura que para el siguiente año será necesario que llegue a esa cartera un “electricista” que tenga la capacidad de seguir la senda de la búsqueda del consenso.
Este periodo legislativo, el penúltimo para este gobierno, se reanudará el próximo 16 de febrero. Foto:césar melgarejo. el tiempo
Cristo demostró con la aprobación de la reforma al Sistema General de Participaciones, para darles más plata a las regiones, que en el Congreso sí se pueden poner de acuerdo. Esa iniciativa fue apoyada desde el Pacto Histórico hasta el Centro Democrático.
Eso sí, advirtió que el jefe de Estado también debe poner de su parte en ese propósito: “Lo más relevante es una rectificación del rumbo discursivo del Presidente en el sentido de tratar con respeto y dignidad a los integrantes de las diferentes bancadas”.
No obstante, hay escepticismo de que esto vaya a suceder: “Ya no me hago ilusiones de que respete a los otros poderes públicos”, dijo Cepeda tras los señalamientos del Presidente sobre las tarifas de energía en el país.
Pero un hombre que conoce bien las entrañas del Congreso confía en que ese es el camino. Gregorio Eljach Pachecho, otrora todopoderoso del Capitolio y quien se posesionó el viernes como procurador en un acto simbólico –en enero asumirá– propuso en su discurso ante el presidente Petro “trabajar todos juntos para propiciar un ambiente genuino de colaboración armónico entre las tres ramas de poder público”. El exsecretario del Senado podría ser incluso el puente entre el jefe de Estado y Cepeda.
Tanto cortes y Congreso, empresarios y medios han coincidido. La pelota, entonces, quedará una vez más en manos de la Casa de Nariño y de la cuenta de X del presidente Gustavo Petro.
MATEO GARCÍA - Subeditor de Política