El mundo del deporte colombiano está de luto tras el fallecimiento de Edgardo Schemel, una de las figuras más emblemáticas del sóftbol en el país y un referente indiscutible del Atlántico.
Su legado, marcado por la disciplina, la pasión y el compromiso con el desarrollo deportivo, deja una huella imborrable en generaciones de atletas.
"Fue una institución gigante como oficial de juzgamiento. Está en el Salón Mundial de la Fama de Sóftbol, pero antes brilló en el boxeo (estuvo a punto de ir a los Juegos Olímpicos de Múnich 1972) y en el béisbol fue el mejor", dijo el periodista y presidente de Acord Atlántico Estewil Quesada Fernández.
El gobernador del Atlántico, Eduardo Verano, lamentó profundamente su partida y destacó su invaluable aporte al deporte local y nacional. "Su vida fue un ejemplo de dedicación y excelencia. Su legado permanecerá vivo en cada deportista que ha inspirado", expresó el mandatario.
Schemel, quien integró el Salón de la Fama de la Federación Internacional de Sóftbol, fue homenajeado en vida al bautizar con su nombre el estadio de sóftbol de Barranquilla, un reconocimiento a su incansable trabajo por la disciplina.
Además de brillar en el sóftbol, también se destacó como árbitro de boxeo, una faceta en la que aplicó la rigurosidad y disciplina adquiridas en su formación militar.
El director de Indeportes Atlántico, Iván Urquijo, también exaltó su legado: "Fue un deportista excepcional, caracterizado por su disciplina y respeto por las reglas. Se va un ícono del deporte atlanticense y colombiano. Paz en su tumba".
Familiares, amigos y miembros de la comunidad deportiva lamentan su fallecimiento y recuerdan su compromiso con el desarrollo del sóftbol.
Su nombre seguirá resonando en los diamantes del país, donde tantas veces defendió y promovió este deporte con pasión y entrega.
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