En el departamento del Chocó, donde la producción audiovisual ha sido históricamente limitada por la falta de recursos y apoyo institucional, Reyson Velásquez ha construido un espacio para que los jóvenes encuentren en el cine y la animación una oportunidad de desarrollo. A través de Dela Mina Estudios, su productora fundada en 2012, ha impulsado proyectos que han permitido a jóvenes creadores contar sus propias historias y fortalecer la identidad cultural de la región.
Desde niño, Velásquez mostró interés por el arte y la narración. Nació en Yuto, Chocó, y pasó su infancia en Istmina, donde fue criado por su abuela. Su creatividad lo llevó a experimentar con distintas formas de expresión, como la literatura y la pintura. Sin embargo, fue en la Universidad Tecnológica de Pereira, donde estudió Artes Visuales, donde descubrió el cine como una herramienta que integraba diversas disciplinas artísticas. Su primer acercamiento fue a través de la animación, un campo en el que trabajó inicialmente, pero que con el tiempo amplió hacia la producción audiovisual y cinematográfica.
El cine le permitió a Velásquez conocer nuevas formas de contar historias y, al mismo tiempo, cuestionar la representación de su comunidad en los medios. En sus primeros proyectos notó cómo, incluso de manera inconsciente, reproducía narrativas ajenas a la realidad del Chocó. Fue entonces cuando decidió que su trabajo debía enfocarse en visibilizar las historias, tradiciones y realidades de su territorio. Su paso por el SENA de Quibdó como instructor de audiovisuales le permitió entrar en contacto con jóvenes interesados en la producción audiovisual, lo que lo motivó a fundar Dela Mina Estudios.
Desde su creación, La Mina Estudios ha trabajado en dos frentes principales: la prestación de servicios audiovisuales accesibles y la producción de contenido propio. La productora ha realizado videoclips, cortometrajes y series web que han sido presentadas en festivales nacionales e internacionales como el Festival Internacional de Cine de Cartagena y Bogo Shorts. Además, ha sido un punto de encuentro para jóvenes talentos que buscan incursionar en el sector audiovisual.
Aunque la empresa no cuenta con un equipo de trabajo permanente, ha logrado consolidar un grupo base de 15 personas que participan en distintos proyectos. En producciones de mayor envergadura, como series de 90 minutos, Dela Mina Estudios ha llegado a contratar hasta 300 personas, la mayoría jóvenes del Chocó. “Aquí hay muchísimo talento, pero faltan oportunidades. De alguna forma, nuestra productora ha sido una plataforma para que los jóvenes puedan desarrollar sus habilidades y encontrar espacios donde su trabajo sea valorado”, explica Velásquez.
Sin embargo, los desafíos para los creadores audiovisuales en el Chocó son grandes. La falta de inversión y de una industria sólida hace que muchos jóvenes con talento no encuentren oportunidades laborales estables en el sector. Como resultado, algunos terminan trabajando en áreas relacionadas, como la gestión de redes sociales o la fotografía comercial, mientras que otros abandonan el audiovisual por completo.
Para enfrentar este problema, Velásquez ha impulsado la creación de un Centro de Desarrollo de Creación Digital, un espacio que busca ofrecer infraestructura, equipos y formación a los creadores audiovisuales del Chocó. Este proyecto, en proceso de gestión, busca brindar un entorno adecuado para la producción audiovisual y digital en la región, permitiendo que los jóvenes accedan a herramientas que de otra manera serían inaccesibles. “Uno de los grandes retos que tenemos es que, aunque hay mucho talento, no hay una demanda clara. Por eso buscamos conectar a estos jóvenes con oportunidades dentro y fuera del país”, señala.
Además de su trabajo con Dela Mina Estudios, Velásquez ha participado en diversas iniciativas para fortalecer el sector audiovisual en el Chocó. Una de las más importantes ha sido su participación en el Laboratorio de Creación Digital, una iniciativa apoyada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes. Este laboratorio permitió que jóvenes de distintas partes del departamento se capacitaran en herramientas digitales y producción audiovisual, creando redes de colaboración entre creadores emergentes.
Uno de los principales logros de este laboratorio fue la creación de la Red Departamental de Creadores Digitales del Chocó, una comunidad de cineastas, animadores y productores que trabajan en conjunto para fortalecer la industria en la región. “Fue un proceso muy enriquecedor, porque nos dimos cuenta de que cada vez hay más personas interesadas en narrarse a sí mismas y en construir contenidos propios con una calidad impresionante”, comenta Velásquez.
Velásquez, junto a 14 personas más, participan en distintos proyectos audiovisuales. Foto:Cortesía
Velásquez destaca la importancia de la participación en eventos nacionales e internacionales para el crecimiento profesional de los jóvenes creadores. Su experiencia le ha demostrado que asistir a festivales, mercados audiovisuales y espacios de formación es fundamental para generar conexiones y oportunidades laborales. En su caso, haber participado en programas como Sandbox Audiovisual e Imaginando Nuestra Imagen le permitió establecer relaciones con otros profesionales del sector y abrir nuevas puertas para su trabajo en el Chocó.
El cine y la producción audiovisual han sido herramientas fundamentales para el desarrollo profesional y personal de Reyson Velásquez, pero también han representado un camino para la transformación de su comunidad. A través de Dela Mina Estudios y su participación en diversas iniciativas, ha logrado abrir puertas para que más jóvenes puedan contar sus historias y encontrar oportunidades en un sector que aún enfrenta muchas barreras en el Chocó.
Adicionalmente, estuvo en los Laboratorios de Creación Digital ejecutados por la Dirección de Audiovisuales, Cine y Medios Interactivos (Dacmi) en alianza con la Corporación Pi3nsa y Centro Ático de la Pontificia Universidad Javeriana en noviembre de 2024. Este proyecto se enfocó en brindarles herramientas a los jóvenes para poder seguir contando sus historias desde los territorios que habitan.
“Para nosotros ser partícipes de espacios como estos es algo maravilloso porque ayudamos a fomentar la educación y la transformación social mediante la cultura, además de sus diversas formas de poder narrar los territorios”, aseguró Brenda Ramos, directora ejecutiva de la Corporación Pi3nsa.
Por su parte, Andrea Ortiz, comunicadora de Centro Ático, considera que “dar la palabra, poder alzar la voz sobre lo que somos, lo que creemos, lo que queremos que la gente conozca es importante y estos espacios están permitiendo que se lleven a cabo estas actividades en las regiones”.
Sin embargo, Velásquez es consciente de que queda mucho por hacer. La falta de apoyo institucional, la escasez de recursos y la limitada demanda de servicios audiovisuales en la región siguen siendo desafíos importantes. Por ello, continúa trabajando en la consolidación del Centro de Desarrollo de Creación Digital, con la esperanza de que este espacio se convierta en un referente para la formación y producción audiovisual en su región.
A pesar de los obstáculos, Velásquez sigue creyendo en el poder del cine como herramienta de cambio. “Lo más importante es creer en lo que hacemos. Si apostamos por nuestros sueños con confianza y convicción, se pueden hacer realidad”, afirma. Su trayectoria demuestra que, con esfuerzo y dedicación, es posible abrir camino en la industria audiovisual y, al mismo tiempo, contribuir al desarrollo de su comunidad.