La economía colombiana arrancó el tercer trimestre en positivo. En julio del 2024, según el Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) que mide el Dane, la actividad presentó un crecimiento anual de 3,68 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.
Conforme a los criterios de
Este es el segundo mejor crecimiento del 2024 detrás del aumento de 5,70 por ciento registrado en abril. Sin embargo, no hay una tendencia clara en lo corrido de año pues en mayo el incremento de la actividad fue de 2,36 por ciento y en junio el reporte fue negativo, de -1,04 por ciento.
En total, en lo corrido del año (de enero a julio) el crecimiento ha sido de 1,89 por ciento, un dato superior al registrado en el mismo periodo del año anterior (1,09 por ciento) pero todavía muy por debajo al de la recuperación del 2022 (8,98 por ciento).
La presidenta de la Cámara Colombia Americana (Amcham Colombia), María Claudia Lacouture, recalca que el dato del año corrido todavía es “insuficiente” para las necesidades del país.
“Persiste la debilidad económica lo que exige un trabajo conjunto público-privado que permita crear sinergias de cara al final del año y con acciones concretas para reactivar la economía la cual se da, en un 80 por ciento por lo que gastan los hogares”, opinó.
Las actividades al alza y a la baja
Los grandes jalonadores de agosto volvieron a ser el agro y el sector público; sin embargo, todavía hay un lento avance en actividades clave como la industria manufacturera y el comercio, entre otros, lo que empuja a los gremios económicos a seguir pidiendo implementar un plan de reactivación “urgente”.
Las actividades primarias registraron en julio un aumento de 7,45 por ciento frente al mismo periodo del año anterior. En este renglón sobresalió el comportamiento del sector agrícola gracias a la producción de alimentos para consumo interno y café, según explica el equipo de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá.
Entre tanto, las actividades secundarias están contribuyendo un poco más que el año pasado gracias, según los expertos, a los mayores días hábiles durante este año. En esta ocasión, el rubro en conjunto de la industria manufacturera y de la construcción tuvo un alza de 1,47 por ciento respecto a julio del 2023.
Según el Dane, la producción real de la industria manufacturera presentó una variación de 2,0 por ciento en julio, pero en lo corrido del año todavía es negativa de -2,9 por ciento. Además, de las 39 actividades industriales reportadas en la encuesta solo nueve tuvieron variaciones positivas en la producción en los primeros siete meses del año. En contraste, los sectores con mayores disminuciones en su producción fueron la fabricación de vehículos automotores y sus motores (-23,6 por ciento), la de partes, piezas (autopartes) y accesorios (lujos) para vehículos (-20,4 por ciento) y la de productos de caucho (-16,7 por ciento).
“Este panorama es un síntoma de la desaceleración de la economía y un estancamiento en la empleabilidad que no varía significativamente. Para efectos prácticos no crece en un escenario en el que se requieren señales claras que generan confianza y condiciones apropiadas para invertir en el país. Desde la Andi, hemos venido insistiendo que es necesario implementar urgentemente una estrategia de crecimiento que impulse la actividad económica y la generación de empleo”, asegura el presidente de la Andi, Bruce Mac Master.
Respecto a las actividades terciarias, estas aumentaron un 3,29 por ciento en julio frente al mismo periodo del año anterior. La rama que lideró el crecimiento fue la administración pública y defensa, salud, educación y actividades artísticas, que aumentó un 7,7 por ciento en el séptimo mes.
Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria, explica que en el sector público se está viendo la normalización de algunas nóminas de gestión pública y también algunos pagos extraordinarios que estaban pendientes de meses anteriores.
Ya de lejos le siguieron las actividades financieras y de seguros, con un aumento de 2,6 por ciento anual en julio; el suministro de electricidad, gas, vapor y aire, con un alza de 2,3 por ciento; y las actividades inmobiliarias, con una variación de 1,8 por ciento.
Y con crecimientos de entre 0 y 1 por ciento quedaron la rama del comercio, transporte y alojamiento, que registró un leve incremento de 0,7 por ciento en julio; la de la Información y Comunicaciones tuvo un aumento de 0,6 por ciento; y las actividades profesionales, científicas y técnicas, otro de 0,2 por ciento.
En concreto, según el Dane, las ventas reales del comercio minorista aumentaron 1,6 por ciento en julio. Diez líneas de mercancía registraron variaciones anuales positivas en sus ventas reales mientras que nueve de ellas presentaron negativas.
¿Qué pasará en el trimestre?
Si bien la actividad económica registró un arranque del tercer trimestre por encima de lo esperado, los analistas del mercado ven señales no tan alentadoras para los datos venideros de agosto y septiembre.
Según los economistas del Banco de Bogotá, en agosto el indicador manufacturero PMI del país volvió a terreno contractivo, la producción de alimentos se desaceleró, la demanda de energía no regulada se contrajo en términos anuales, la ejecución presupuestal del Gobierno se estabilizó y la confianza al consumidor sugirió que el consumo de los hogares se moderó.
Adicional a ello, dicen que el crecimiento de septiembre podría ser más débil debido al paro de los transportadores por el alza del Acpm y los menores días hábiles que tuvo el mes.
También, para Mac Master, en lo que resta del año 2024 el panorama sigue siendo “incierto” ya que en el Congreso están en trámite varios proyectos de ley. Entre ellos, el anuncio de reforma laboral que afecta a la industria y a otros sectores al incrementar los costos laborales y el Presupuesto General del 2025 que tiene desfinanciados 12 billones de pesos que se quieren obtener a través de una tributaria.