Deterioro a la vista / Análisis de Ricardo Ávila

hace 3 semanas 13

A primera vista, todo se veía igual a lo acostumbrado: la sala en penumbra, el escritorio blanco, las sillas azul oscuro y los cuatro micrófonos correspondientes a cada uno de los funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) que la semana pasada compartieron con la prensa la visión del organismo sobre la marcha de la economía global. 

Conforme a los criterios de

La presentación tuvo lugar en el marco de la asamblea anual de la entidad, que en la presente oportunidad reunió en Washington a los representantes de los 190 países que la integran. Como es usual, el evento sirve para pasarle revista a la marcha de un planeta caracterizado por luces y sombras, las cuales varían en intensidad entre una cita y otra.

El tono inicial usado por Pierre-Olivier Gourinchas, el responsable del reporte dentro del FMI, sonó casi como un parte de victoria. “La batalla contra la inflación está prácticamente ganada”, señaló el experto de origen francés, al referirse al que ha sido el gran dolor de cabeza de los últimos años en las más diversas latitudes.

Los datos hablan por sí solos. Durante el tercer trimestre de 2022 las alzas promedio de los precios en el mundo se ubicaron en 9,4 por ciento anual. Ahora la proyección para el año que viene es que sean del 3,5 por ciento, un guarismo ligeramente inferior al observado en la década que antecedió a la pandemia.

No menos significativo es que haber puesto a la carestía en cintura se logró sin grandes sacrificios. El crecimiento global se mantiene en 3,2 por ciento anual, lo cual quiere decir que la recesión que tantos llegaron a temer nunca se presentó.

Incluso, en muchas de las naciones más ricas el empleo no se vio afectado y permaneció cerca de mínimos históricos. De ahí que se vuelva a repetir la conocida expresión del “aterrizaje suave” para describir lo ocurrido.

Semejante logro es considerado un triunfo de la política económica impulsada por los diferentes bancos centrales, que aplicaron la conocida receta de subir las tasas de interés para moderar las alzas. Más allá del efecto inmediato del apretón, lo más significativo fue la credibilidad del remedio usado, con lo cual las expectativas de que podría presentarse una espiral inflacionaria de largo aliento se mantuvieron a raya.

Pero hasta ahí llegan las buenas noticias. Como lo advirtió Gourinchas, “los riesgos de deterioro están aumentando”, por lo cual sería un error creer que hay que bajar la guardia. Y estos son de índole tan variada que es obligatorio mirar en más de una dirección.

Horizonte complejo

Palestinos junto a sus tiendas de campaña destruidas en un campamento para desplazados internos en las instalaciones del Hospital al-Aqsa.

Palestinos junto a sus tiendas de campaña destruidas en un campamento para desplazados internos en las instalaciones del Hospital al-Aqsa.

Foto:EFE

Para arrancar están los retos estructurales que incluyen el cambio climático y el envejecimiento de la población del planeta. Tanto el aumento de las temperaturas como la caída en la natalidad combinada con una mayor esperanza de vida significa una transformación profunda que muchos prefieren ignorar, pero que será determinante en las décadas por venir.

Aparte de ello, están las urgencias. Una primera alerta proviene de la escalada de los conflictos regionales. Como lo demostró el ataque israelí contra instalaciones iraníes en la noche del viernes, la probabilidad de una conflagración mayor en el Medio Oriente es elevada.

Basta recordar que aparte de lo que sucede entre Teherán y Tel Aviv también se encuentran Siria o Arabia Saudita, aparte de Hezbolá en el Líbano o los hutíes en Yemén. Como si eso fuera poco, las grandes potencias apoyan de manera más o menos explícita a cada bando. A su manera, Washington, Moscú o Pekín también miden fuerzas que van hasta el apoyo militar directo.

Por otra parte, en Ucrania las cosas no van bien para el ejército que defiende su territorio de la agresión rusa. Por cuenta de la superioridad en recursos humanos y material de guerra, Vladimir Putin ha logrado que sus tropas controlen una mayor extensión.

Ante el desgaste, la única barrera de contención es el apoyo irrestricto de Occidente a Kiev. El problema es que el compromiso inicial da muestras de agotamiento en la medida en que el tiempo se prolonga y los presupuestos asignados se consumen.

Cualquier deterioro del teatro de operaciones en alguno de los lugares mencionados podría afectar el suministro de bienes primarios esenciales como petróleo o gas, aparte de alterar el transporte de mercancías. Una eventual reducción en los despachos empujaría las cotizaciones hacia arriba con lo cual un rebrote de la inflación acabaría siendo factible, justo cuando se creía bajo control.

El cupo de endeudamiento flexible de Colombia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es de 70.000 millones de dólares.

El FMI subraya que llegó el momento de una política menos restrictiva en el campo monetario, lo cual se traduciría en rebajas de las tasas de interés.

Foto:OLIVIER DOULIERY

Puede sonar contradictorio, pero al tiempo que es obligatorio monitorear este tema, igualmente hay que saber aflojar los torniquetes aplicados desde hace un par de años. En concreto, el FMI subraya que llegó el momento de una política menos restrictiva en el campo monetario, lo cual se traduciría en rebajas de las tasas de interés.

Ese llamado es clave en ciertas latitudes, como la europea, cuya economía viene perdiendo ritmo. Así mismo, le serviría a una gran cantidad de economías pobres y emergentes que han debido hacer sacrificios adicionales porque el costo de sus deudas se ha disparado.

Saber aliviar la presión es clave en un mundo en donde las acreencias conjuntas siguen subiendo y ya sobrepasan el límite de los 100 billones de dólares (trillones, en inglés), algo que era impensable hasta hace poco. Cómo hacer para evitar los excesos que trae el dinero barato y al mismo tiempo no ahogar a aquellos que están con el agua al cuello requerirá de mucho monitoreo, un buen nivel de cooperación internacional y una acertada capacidad de respuesta por parte de diferentes instituciones.

Todo ello es importante ante la expectativa de una mayor volatilidad en los mercados financieros. Para citar un caso concreto, la valoración de las acciones en Wall Street es exagerada para muchos analistas, con lo cual un imprevisto de orden geopolítico o económico puede llevar a correcciones significativas que podrían extenderse a otros continentes de manera inmediata.

El candidato presidencial republicano, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, en Hamtramck, Michigan.

El candidato presidencial republicano, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump, en Hamtramck, Michigan.

Foto:Getty Images via AFP

Y claro, está la incógnita más grande de todas, como es lo que pase en las elecciones presidenciales en Estados Unidos. La sensación de incertidumbre tiende a subir en la medida en que Donald Trump mejora en las encuestas, entre otras porque los votantes estadounidenses lo consideran más acertado en asuntos económicos que su contrincante Kamala Harris.

Un regreso del magnate republicano a la Casa Blanca plantea varias incógnitas, ninguna de orden menor. En lo que atañe a las relaciones internacionales es conocida su postura de cuestionar alianzas como la que existe al otro lado del Atlántico con el Viejo Continente.

Si a lo anterior se le agrega el trato preferencial que en el pasado le dio a Vladimir Putin, es entendible por qué los europeos consideran que su riesgo de seguridad sería mayor, en caso de una derrota de la candidata demócrata. Basta imaginar qué pasaría si Ucrania deja de recibir el armamento “Made in USA” que ha sido clave para contener la ofensiva rusa.

Tampoco se puede desconocer la promesa de que Estados Unidos aumentará en forma significativa los aranceles, con la intención de superar su déficit comercial y promover la producción interna. Más allá de que numerosos economistas hayan advertido de que importaciones más caras se traducirían en un rebrote inflacionario, Trump insiste en que sabe más que los expertos.

Queda por verse, igualmente, qué sucedería si viene una ofensiva contra la inmigración ilegal, que incluiría deportaciones masivas. La expulsión de personas del territorio norteamericano no solo sería deplorable desde el punto de vista humanitario, sino que haría más difícil el escenario del mercado laboral, entre otras porque afectaría la oferta de mano de obra sobre todo en oficios que los ciudadanos estadounidenses menosprecian.

Mirando al sur

Dicho pronóstico concierne directamente a América Latina, por ser el origen principal origen de migrantes al país del norte. El retorno forzado de miles de ciudadanos traería impactos fuertes para la región en áreas como educación, salud o vivienda, aparte de golpear la que es una de las dos principales fuentes de recursos externos: las remesas que nutren a millones de hogares desde México hasta Perú.

Según cálculos del Banco Mundial, en 2023 las naciones del área recibieron 156.000 millones de dólares, de los cuales cerca del 60 por ciento provino del territorio estadounidense. En varias economías centroamericanas el peso de los giros venidos de afuera supera el equivalente del 20 por ciento del producto interno bruto, mientras que en Colombia se acerca al tres por ciento.

Un usuario de TikTok hizo un estimativo mensual gastos fijos en Estados Unidos

Cálculos del Banco Mundial indican que en 2023 las naciones latinoamericanas recibieron 156.000 millones de dólares, de los cuales cerca del 60 por ciento provino del territorio estadounidense

Foto:IStock

No menos inquietante sería la aparición de más obstáculos para las exportaciones, así en muchos casos existan tratados bilaterales. Pero aun si no hay castigos directos, decisiones de Washington que disminuyan el crecimiento global le acabarán pasando factura a esta parte del mundo.

Al tiempo que se insinúan tales nubarrones vale la pena preguntarse si la región está haciendo bien la tarea que le corresponde en materia de tomar las decisiones correctas. Por ejemplo, se encuentra rezagada frente al resto del mundo en llevar la inflación al rango deseado.

Todavía más inquietante es que América Latina crece por debajo del promedio global, lo cual no es nuevo. El problema es que nada indica que eso vaya a variar en el futuro previsible, con lo cual la brecha que existe frente a otros sitios seguirá igual o, peor aún, podría hacerse más grande.

Enfrentamos una falta de dinámica en el crecimiento, pues tras años de superar el promedio latinoamericano ahora estamos por debajo y seguiremos así, por lo menos hasta 2025.

Como la región no anda a la velocidad que requiere para progresar, tampoco sus fiscos recaudan lo suficiente para tener las cuentas públicas en orden, ni mucho menos disminuir el nivel de deudas que actúan como un lastre. Sobre el papel, y eso aconseja el FMI, ha llegado la hora de reducir el peso de esas acreencias. El lío es que no existe la voluntad política para poner la casa en orden por los sacrificios que ello conlleva en tiempos en que las propuestas populistas son las que atraen a la ciudadanía.

Todavía más lejana es la posibilidad de adelantar reformas estructurales profundas con el fin de mejorar las perspectivas de crecimiento, atraer inversión y elevar la productividad. Pero el propio Fondo Monetario reconoce que hay una resistencia significativa en la opinión. Tanto, que el organismo le dedica un capítulo en su informe al asunto, para llegar a la conclusión de que más que campañas de comunicación el desafío es reconstruir la confianza entre gobernantes y gobernados.

Buena parte de esos mensajes podrían aplicarse en Colombia, cuya realidad encaja en la mayoría de los escenarios riesgosos contemplados por el FMI. Aquí también el ritmo de la inflación desciende, pero está por encima de la de nuestros pares regionales.

Igualmente, enfrentamos una falta de dinámica en el crecimiento, pues tras años de superar el promedio latinoamericano ahora estamos por debajo y seguiremos así, por lo menos hasta 2025. En paralelo el peso de la deuda apunta a ser mayor, como consecuencia de un enorme desbarajuste fiscal sin solución a la vista.

Y en lo que corresponde a las reformas, está planteado el debate sobre si las más recientes son un paso en la dirección correcta. Así, la pensional apunta a ser más insostenible el sistema de seguridad social, mientras la laboral hará más difícil la creación de empleo formal.

Hacia adelante, será complejo construir consensos en una opinión polarizada, a menos que tenga lugar un giro frente a las condiciones actuales. Tales desafíos no tienen en cuenta un enrarecimiento del clima internacional y en especial un eventual deterioro de las relaciones entre Bogotá y Washington que podría suceder bajo la presidencia de Donald Trump.

Debido a ello, sería ingenuo creer que el parte entregado la semana pasada es de tranquilidad. Una cosa es que la superficie del agua se vea relativamente en calma y otra es que existan corrientes y remolinos traicioneros que amenazan con hacer escorar tanto a la economía del mundo como a la colombiana.

Leer Todo el Artículo