Colombia asumirá un rol protagónico en la discusión global sobre la preservación de la biodiversidad y la acción climática en Cali en las próximas semanas. Eduardo Verano de la Rosa, gobernador del Atlántico y exministro de Ambiente, fue designado como embajador del país para la COP16. En entrevista con este diario, resalta que el país, al ser anfitrión de la cumbre, podría consolidar una plataforma para reafirmar sus compromisos ambientales, consolidar políticas de preservación y enfatizar en la urgencia de proteger los ecosistemas que aún conserva, sobre todo en este momento crucial en el que las acciones contra los delitos ambientales se vuelven cada vez más urgentes.
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¿Qué representa para Colombia ser sede de la cumbre?
Para el país, la COP16 representa la oportunidad de ratificar políticas ambientales que tengan un alcance internacional donde se pueda llamar la atención sobre la necesidad de salvaguardar los parques naturales y lugares donde nace el agua, y alzar la voz de cuidar la biodiversidad que tiene nuestro territorio. También es la oportunidad para ratificar el compromiso suscrito por el Gobierno Nacional como parte del Convenio de Diversidad Biológica y el nuevo marco global de biodiversidad Kumming-Montreal que tienen un alcance hasta 2030 con acciones que convoquen a todas las fuerzas alrededor del cuidado de los ecosistemas. No hay que olvidar que tenemos recursos invaluables, que otros países han perdido o han menguado, y que nosotros deberíamos proteger.
¿Qué mensaje busca transmitirse a la comunidad internacional?
Protección. Ese es el mensaje principal que debe transmitir el país en este evento. Ya se ha hablado mucho de esto y los compromisos suscritos hay que enfatizarlos porque no podemos dejar de lado que los ecosistemas, como los Ramsar —complejo de humedales protegidos—, sigan siendo golpeados por acciones irracionales que atentan contra la generación de la vida. Colombia, junto con su diversidad natural, es un patrimonio y a lo largo de la historia ha sido víctima de lo que el hombre hace en su contra. Cuando fui ministro de Ambiente (1997), mi consigna fue sacar la naturaleza del conflicto armado y firmé el Protocolo de Kioto. Los tiempos han cambiado. Ahora los victimarios no son los actores armados que desangraban o hacían explotar los oleoductos, causando derrames y matando a cientos de animales. Ahora enfrentamos otro desafío: cuidar nuestros parques naturales que ven cómo la ganadería extensiva los destruye y cómo la conurbación reduce las capacidades de humedales, que deberían ser intocables porque el mundo así lo determina, pero que aquí en nuestro país están desprovistos en algunos casos.
¿Cómo las comunidades locales deberían involucrarse en la preparación y desarrollo de la cumbre?
La protección de la naturaleza en los territorios está sobrediagnosticada, por eso se sabe qué daños se les están haciendo a los humedales, ríos, lagunas y frailejones, por solo mencionar algunos hechos, de ahí que los propios territorios se pueden involucrar a través de sus gobiernos y demás actores a trabajar en mecanismos que protejan estos ecosistemas y reforzar sus acciones. Tener la información es tener el poder y esta cumbre nos traerá datos en beneficio de todos.
¿Qué oportunidades espera que surjan para el país?
En materia de biodiversidad y acción climática, esperamos, en primer lugar, que la COP16 aporte planificación a los territorios dirigido a áreas preservadas y transformadas. En segunda medida, la sinergia entre la biodiversidad y los sectores productivos debe ser más armónica para que todo sea más sostenible. De igual manera, frenar los delitos ambientales y darles la dimensión que se merecen porque son crímenes contra la vida animal y el planeta en general. Después de esta cumbre, es importante que se reconozca que salvaguardar la biodiversidad es una responsabilidad de todos los actores en Colombia, con atención en las comunidades, en especial a las mujeres y jóvenes que son los que más suman en la protección de la naturaleza. Poner los ojos sobre este tema en un espectro tan amplio a nivel mundial solo traerá ganancias porque Colombia no solo es un país diverso, sino una nación que vulnera, en gran manera, los derechos ambientales, así que la discusión y los aportes que tendremos en Cali pueden ser el comienzo de una hoja de ruta para proteger la vida.
LEONARDO HERRERA DELGANS
Corresponsal de EL TIEMPO en Barranquilla