Nacional retuvo su título de la Copa Colombia. Empatar 0-0 fue otro triunfo luego del 3-1 del primer partido. América, en cambio, perdió tres veces: primero la Copa, luego la despedida de tercera que le dieron a su ídolo Adrián Ramos en su estadio por culpa de la peor de todas sus vergüenzas: su barra criminal, la barra que estaba correctamente sancionada y que, a 5 minutos del final, como en una acción coordinada, se peleó entre ella a puñal, lanzó pólvora, agredió policías, arrancó sillas, se metió a la cancha y provocó gases lacrimógenos, estruendos, estallidos y aullidos de sirenas como dijeron y se oyó en la TV, hasta que afectaron la misma unidad móvil y a los trabajadores del canal Win Sports, la señal oficial del fútbol local.
Y la barra criminal del América, que destruyó la silletería de la tribuna sur, impuso su ley de drogas, sangre y violencia impidió la ceremonia de premiación. Esa parecía ser su operación: que no le dieran la Copa a Nacional.
Las barras criminales vuelven a demostrar que son el verdadero cáncer del fútbol colombiano incapaz de cortar sus nexos con el monstruo que los directivos, los jugadores y los periodistas ayudaron a crear y que ahora las autoridades alcahuetas y presionadas temen controlar. Estos hampones y asesinos no son ningunos jovencitos desamparados sin oportunidades. Es el lumpen.
Nacional, superior en la final: está embalado
¿Hablar de fútbol...? Toca, aunque Nacional fue declarado campeón por comunicado y recibió el trofeo en el camerino (la Policía recomendó hacerlo así). Lograr un doblete es una rareza. Ser campeón de la Liga (el premio mayor) y de la Copa (el premio seco) es un logro que solo en la era moderna ha logrado Nacional (en el 2013), el equipo más poderoso del fútbol colombiano. Eso no se discute. Es imposible. Ese doblete es uno de los tantos diplomas que llenan las paredes de su impresionante historia de títulos y coronas. Nacional es el único Ph. D. del fútbol colombiano. Simple. Y quedó a tiro de repetirlo: es el favorito para ganar la estrella que disputará desde el miércoles contra el Tolima.
Nacional ganó su trofeo 34, su séptima Copa Colombia (el que más tiene de lejos), esta vez en la casa del América y en la cara del diablo a pesar de los hampones. Retuvo el título que el año pasado le ganó a Millonarios en Medellín: derrotó a sus dos más grandes rivales. ¡Un gustazo!
Quedó la sensación de que América hizo de todo por el partido, pero sin gol. No fue así: América merodeó, asedió, intentó, pero no creó opciones reales de gol. La única opción cierta del partido fue de Nacional: el cabezazo de Morelos a los 15 minutos que incluso pegó en la mano de Rivera para un posible penalti. Nacional hace cuatro meses estaba atascado. Hoy es jerarquía pura.
Lo de la final de la B, otra página vergonzosa
Todos sabemos que en el desastre del reglamento, Real Cartagena no merecía nada porque no ganó nada, así como que Unión Magdalena y Llaneros fueron los mejores del año. Pero esta final cantada fue una pantomima, un sainete. Nadie tiene pruebas, pero tampoco dudas. Le da más pena a una vaca cuando la ordeñan, que a Unión y Llaneros haber actuado una final en la que todos fuimos tontos útiles...
Meluk le cuenta...
Gabriel Meluk
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta